domingo, enero 08, 2006

El rentista laboral

Se llaman rentistas a los que han superado la maldición divina de ganarás el pan con el sudor de tu frente. A este afortunado grupo han pertenecido por tradición los ricos, la denominada clase ociosa por Thorstein Veblen(1). Estos acaudalados tienen que dejar patente su prestigio social manteniéndose alejados de todo esfuerzo productivo para demostrar que no lo precisan para subsistir. Por ese motivo la propiedad adquirida por herencia es aún más valorada que la adquirida por el propio esfuerzo. Dice Veblen "Abstenerse de trabajar es la prueba convencional de que se es rico y, por lo tanto, la señal de que ocupa una buena posición social". A este grupo pertenecen los rentistas del capital.

La riqueza y la ociosidad van juntas de la mano y se extiende de forma vicaria en su entorno cercano, tanto a familiares como a empleados. El cónyuge del acaudalado, bien sea hombre o mujer, para contribuir al prestigio de su marido o esposa, según el caso, debe abstenerse también de realizar tareas productivas y orientar sus esfuerzos en ostentación de la riqueza familiar. Por otro lado, cierto tipo de empleados pasan a ser figuras más decorativas que productivas, valorándose más sus maneras, más cercanas a la estirpe de los Romanov, que su capacidad de servicio. Gracias a la proximidad a la fuente de riqueza, estos empleados se podrían denominar rentistas laborales.

Cuando el rico no es una persona física sino una empresa con amplios márgenes comerciales, para diferenciarse de las que no los tienen, debe hacer ostentación de su poder económico y una forma de demostrarlo es mantener una estructura que no realice ningún esfuerzo productivo. Esto da lugar a las corporaciones y a ciertos puestos en zonas productivas reservados para rentistas laborales. Cómo se alcanza el estatus de rentista laboral y cuanto tiempo se es capaz de mantener en él depende tanto de los motivos para alcanzarlo como de la habilidad del rentista en perpetuarse en su situación.

No todos los caminos laborales conducen a la renta laboral, ya que ésta se basa en un estatus que deben poseer solo unos pocos. La democratización de este estatus haría que se perdiera su propia esencia de distinción, amén de hacer insostenible el negocio más usurero. En algunos casos se nace predestinado a ese estatus, en otros se busca de forma deliberada y a veces el estatus alcanza por sorpresa a algún despistado.

Para alcanzar ese nivel que permite el abandono de las actividades productivas se tiene que estar fuera de la campana de Gauss de productividad, tanto por carencia como por demasía. La campana actúa como si tañese y de vez en cuando se le escapa un recurso humano, a veces por poca productividad y otras por exceso. Los que van sobrados de productividad van directamente al cielo laboral de las rentas laborales pero "los otros" pueden seguir dos caminos, hacia el cielo o hacia el infierno laboral. Al infierno caen los que no tienen padrinos, ni relaciones, ni son manipulables, ni suponen ningún inconveniente desprenderse de ellos, en cambio ascienden a las alturas los que al menos cumplen algunas de las anteriores características.

Entra dentro de la lógica que los que tienen poca productividad salgan expulsados del sistema productivo. También parece razonable que se salven de la cola del paro los que aún tengan alguna cualidad que supla su falta de productividad. Pero lo que puede chocar un poco es que se expulse a los que son demasiado productivos, pero todo tiene su por qué: son una amenaza a la mediocridad reinante y se les tiene miedo, tanto, que no se atreven a despedirlos y los instalan en la cómoda nube de las rentas laborales.


(1) Interesantísimo autor de la "Teoría de la clase ociosa" (1.899) que he conocido gracias a mi querido amigo el profe que me alimenta la biblioteca con libros de los que no se olvidan. Veblen fué un economista y crítico social y está considerado el fundador de la ?economía institucional?. También dejó un legado de sociología y antropología cultural. Sus escritos son inquietantemente actuales (¡qué poco han cambiado algunas cosas!) y en su época fue declarado persona non grata (¡cómo duele la verdad!).

Sección-Fauna Humana

technorati


¡¡Ni me menees!!

13 comentarios:

almena dijo...

jo!

Anónimo dijo...

¡Yo sí que daría el campanazo si me convirtiera en rentista laboral!.
Creo que el exceso de "Forrest Gamp" hace que en el Cielo Laboral no quede mucho sitio para los +3d

Unknown dijo...

Personalmente no me choca que se expulse a los que son demasiado productivos (no me gusta nada esa palabra, sino te importa la cambio por "que son demasiado inteligentes y rentables") porque hace tiempo que comprendí que las cosas son así en el mundo de la empresa. Pero es una verdadera maldición, porque uno no puede evitar saber, comprender, darse cuenta cunado se están tomando acciones incorrectas que van por mal camino.

Lo que no estoy de acuerdo es en la frase "..cómoda nube de las rentas laborales", te aseguro que de cómoda no tiene absolutamente nada.

Anónimo dijo...

Hola, yo acabo de descubrir esto y soy feliz ademas de cincuentona. ¡ Hay gente que mira la vida real! Observa, sintetiza y escribe.

Los que son demasiado productivos tb son expulsados al infierno si no han sabido chantajear a los mediocres para asustarles

Anónimo dijo...

Una cosilla, lo de la riqueza y la ociosidad van juntas de la mano me parece una afirmación totalmente demagógica, también hay muchos funcionarios que no son precisamente ricos que más que trabajar se tocan el pie, y por contra empresarios acaudalados que siguen llevando las riendas de su negocio, no dedicando su tiempo al ocio...

Galufante dijo...

En dos palabras, querida paisana, IM-PRESIONANTE...
Curiosamente, conozco a ciertos especímenes que se adecúan perfectamente a la descripción que de ellos haces, parece ser que en todos los sitios cuecen habas...

Agur.

Itziar Ortega dijo...

Dear Lula,

Has dado en el clavo. Para variar. Algunos-muchos hemos sufrido en nuestras propias carnes esta paradoja de la productividad de la empresa española, que empuja al ostracismo y al inem a aquellos que destacan de la manada por alguna razón (sea productividad, talento innovador, pensamiento independiente...) y, sin embargo potencia la mediocridad de pensamiento, palabra y obra.

Por supuesto que todas las generalizaciones son malas y seguro que también hay empresas donde se busca y promociona la brillantez y el trabajo bien hecho, y en las que no hay cuñados(as), hijos(as), sobrinos(as) en plantilla...pero son las menos.

Animo a quien lea tu artículo sobre el rentista laboral, y que conozca esas "otras" organizaciones que no cumplen con la paradoja de la productividad, a que las mencionen aquí!.

Estamos deseando conocerlas.

burtonbk dijo...

Uff una vergüenza esto de los rentistas laborales
salu2

Anónimo dijo...

el gráfico lo deja muy claro :)

Lula Towanda dijo...

almena: ¿Salió durillo el post?

Muxfin: En otra vida será, en esta nos toca recurvarnos y pringar de lo lindo.

Telémaco: Lo de productivos era para simplificar la gráfica, deformación del ppt :-).
Respecto a comodidad de la nube, depende de la personas. Una vez que se pierde la necesidad de sentirse útil la nube empieza a ser cómoda. Entre hacer un trabajo con el que no estás de acuerdo y no hacer nada por el mismo sueldo, es mejor lo segundo. Suena un poco cínico pero es muy pragmático. Además, ahora existe Internet para no aburrirse en el trabajo.

Anonymous: Puede que mire la vida de forma demasiado crítica, pero a observadora pocos me ganan (algunas malas lenguas me llaman cotilla) y hacer resúmenes se me da bien desde que empecé a hacer chuletas desde niña.
Que peligro si lo mediocres se atreven a despedir a los productivos. Esto puede ser el principio del fin ya que disminuye la media de inteligencia en la empresa y tras varias iteraciones se puede evaporar cualquier vestigio de lucidez.

Carmen: Razón tienes con tu disconformidad con esa afirmación tan radical de riqueza-ociosidad que no cubre todos los casos. Cuando hablaba de riqueza me refería a ricachones del tipo Fefe o Abelló, que hacen una ostensible vida de actividades no productivas, a personas que han superado un umbral de riqueza en el que tienen que hacer ostensible su poderío económico. Hay ricos que trabajan 18 horas algunos por su implicación en el negocio y otros porque consideran que no han alcanzado el suficiente nivel de riqueza, pero estos no forman parte del ejemplo.
También existen personas que sin ser ricas pueden ejercer el ocio como los rentistas laborales que describo y algunas profesiones que favorecen la laxitud laboral como tu comentas.
Me has recordado un caso flagrante de ociosidad laboral que conocí muy de cerca y que escribí hace tiempo. Lo voy a volver a publicar.

Galufante: Efectivamente, en todos sitios cuecen habas.

Itziar Ortega: Cuento lo que me ha tocado observar desde mi nicho laboral. Ya me gustaría conocer organizaciones que valoren la inteligencia, que haberlas, haylas pero no tengo el gusto de conocerlas en estos momentos. Hace unos 15 años las cosas eran muy diferentes, al menos en mi entorno.

burton: Es lamentable ser rentista laboral a la fuerza y es injusto serlo por nacimiento o por buscarlo.

plablo: A veces una imagen vale más que mil palabras.

Anónimo dijo...

Sobre la respuesta a Telémaco:
¿Internet puede considerarse como el Limbo Laboral?
Saludos

Lula Towanda dijo...

Muxfin Como decían las monjas que intentaron educarme, al limbo iban lo niños (aun inocentes) que no habían sido bautizados, era un sitio mejor que el infierno pero peor que el cielo. Si los rentistas laborales están en el cielo es por recibir el bautismo de ocio vicario. Al resto de los trabajadores que aun conservan la inocencia les correspondería el limbo laboral y bien pudiera consistir en navegar eternamente por Internet. Me apunto al limbo.

melytta Me alegro de habernos encontrado en Internet por "La alimaña". Este relato lo escribí en una temporada que trabajaba con una de ellas para un cliente también alimaña. Mis amigos (vaya amigos) se tronchaban de risa por mi mala suerte y decían que si no lo veían, no lo creían. El resultado fue que cambié de look y me compré un par de pantalones vaqueros campana llenos de bordados. Cada vez que me pongo los pantalones me acuerdo de esos tiempos y le doy gracias a Dios porque pasó el cáliz de mi.
No conozco las morcillas granadinas, pero en la primera ocasión las pruebo, no dudo de lo buenas que deben estar. ¡vivan las morcillas! ¡mueran los pájaros!

vitalidad dijo...

No sé como se llega pero yo quiero ser rentista de esos.