viernes, febrero 26, 2010

El gestor entusiasta



Esta es la historia de un gestor nacido para triunfar, dotado de inteligencia, entusiasmo, liderazgo, ambición y unas condiciones de entorno favorables. Sus cualidades las fue aplicando según las circunstancias y ha conseguido sobrevivir aunque algunos de los suyos se quedaron por el camino.

Los primeros pasos hacia la gloria los dio por la vía técnica. En aquel tiempo se valoraba el conocimiento técnico y se situó como el jefe de proyecto estrella de la empresa. Durante varios años enfocó todo su entusiasmo a darle brillo a su proyecto creando un sentimiento entre sus colaboradores de orgullo de ser uno de los elegidos. Cuando ya llevaba gastados unos miles de millones de las antiguas pesetas y estaba a punto de implantar su sistema hizo su aparición la política y, desde arriba, se decidió instalar, en su lugar, los equipos de una empresa extranjera.

Este primer golpe le dolió pero no le derrotó. Se tomó un año sabático y se marchó a San Francisco, justo en los años en que Internet empezaba a crear expectativas de negocio. Allí sufrió una transformación radical en su modo de percibir la tecnología, llegando a la conclusión de que "ya está todo hecho" y de que "ya no tenía sentido diseñar HW ni SW", tan solo había que tomar lo que ofrecía el mercado e integrarlo.

Volvió a la empresa con su nuevo mensaje ante la perplejidad de los vivían en el mundo del diseño de HW y SW. Con un puñado de fieles convertidos a su nueva religión innovadora llevaron a la práctica sus teorías y desarrollaron un sistema integrando varios "cacharritos" que fue un éxito total y que marcó un punto de inflexión en el acceso a Internet en España.

Llegaron los años locos de Internet y sus teorías se extendieron por toda la compañía. Los diseñadores HW y SW pasaron a ser unos auténticos dinosaurios. Se terminaron los proyectos a largo plazo, el rigor y la paz de los laboratorios. Empezaron a proliferar los proyectos de tres meses, las prisas, el caos, las betas, pero el dinero fluía en abundancia por estos proyectos.

Cuando el acceso a Internet llegó a los móviles creó una nueva empresa y se llevó con él a un puñado de seguidores que renunciaron a la seguridad de su puesto de trabajo cegados por su entusiasmo y liderazgo. Pero en esta aventura soplaron los malos vientos de la burbuja de Internet y la empresa zozobró. Los que le siguieron sufrieron diferente suerte, quedando la mayoría abandonados a su destino.

Pasó la fiebre de las start-up de Internet dando lugar a negocios con menos humo (y humos). Su siguiente destino fue una consultora de IT, más acorde con los tiempos. Allí intentó reclutar gente de su primera empresa y consiguió llevarse un buen puñado pero no fue tan voluntario como en la anterior aventura. Esta vez no fue vencido ni por la política, ni por las burbujas tecnológicas, fueron las luchas internas con otros departamentos lo que le llevaron a su nuevo destino. Todos los reclutados quedaron también expuestos a la intemperie laboral.

Ahora, desde la China, punto neurálgico para la tecnología de futuro, puede estar preparando su advenimiento. Cualidades y suerte no le faltan.

¡¡Ni me menees!!

viernes, febrero 19, 2010

Lo suyo era puro teatro


La semana pasada hablaba del Gestor astuto, esta semana lo mostraré en acción protagonizando una reunión que me dio que pensar y en la que aprendí más que en un Master Business. No hay mejor escuela para la gestión que ver actuar a alguien que lleva años ejerciendo el poder.

El relato lo voy a estructurar como una pieza teatral en tres actos porque aquello fue una puesta en escena en la que el gestor astuto fue el director y los que asistimos fuimos actores sin saberlo.


Acto primero


La obra de teatro transcurre en una sala de reuniones donde se congregan un grupo de ingenieros que han desarrollado un producto SW y los componentes de una oficina de proyectos que tienen que aceptar dicho producto.

Los ingenieros desprecian a los miembros de la oficina de proyectos por ignorantes y corruptos y son correspondidos por éstos con un desprecio hacia su prepotencia ingenieril.

Cuando se había implantado casi la mitad de la versión V3 del producto SW de los ingenieros, la oficina de proyectos había dado marcha atrás para volver a la versión V2. Todo un escándalo. Los reunidos habían sido convocados para resolver esta crisis a las 5 de la tarde, hora dramática tanto para los protagonistas de las reuniones como de la Fiesta Taurina.

Están solo en la sala los mandos intermedios. Los directores han avisado para que empezara la reunión sin ellos ya que se incorporarían más tarde. En una enorme mesa rectangular están sentados los ingenieros en un lado y los miembros de la oficina de proyectos al otro. Solo un ingeniero, gallego él, se ha sentado en zona intermedia, con los ingenieros a su derecha y los de la oficina a su izquierda.

Comienza una agria discusión entre los dos bandos en una espiral de reproches alimentados por el "y tú más". Tras una hora de discusión no solo no se ha resuelto la crisis sino que los ánimos estaban aún más enconados.


Acto segundo


Llegan los directores, el de los ingenieros y el de la oficina de proyectos, nuestro gestor astuto. Vienen de comer juntos, se les ve joviales con ese brillo en los ojos que solo sabe aflorar el alcohol de la sobremesa.

Se sienta cada uno con sus chicos.

Los mandos intermedios ponen a los directores al corriente de la suma de reproches. Ya están desgastados por la discusión y escuchan sin rechistar un speech de un cuarto de hora del Gerente astuto sobre los objetivos de la empresa para implantar la versión V3 y la necesidad de alcanzar un acuerdo, amenazando con no salir de la habitación sin una solución.

Una vez finalizado su discurso dio la palabra a los mandos intermedios que volvieron a la espiral de reproches. Permitió media hora de discusión y empezó a meter baza. Consiguió definir los diez mayores problemas que impedían desplegar la versión V3 de nuevo. También consiguió mapear problemas a personas.

Abrió una vía de negociación con frases de este tipo: ¿Qué tendría que hacer el ingeniero x para solucionar el problema y? dirigidas a la gente de su equipo, poniéndoles en la tesitura de "mojarse". En esta segunda vuelta consiguió la lista de las acciones necesarias y el responsable.

Al cabo de un par de horas los ingenieros vieron con asombro cómo el Gerente astuto iba minimizando la importancia de los problemas y "parecía" favorable a desbloquear la implantación de la nueva versión.


Acto tercero


Empezó a enmarronar a los ingenieros haciéndoles aceptar la ejecución de las acciones para solucionar los problemas como un compromiso personal ante el silencio del director de los ingenieros. Estos compromisos excedían con mucho lo que estaba acordado en el contrato y suponía una pérdida de dinero.

Se puso fecha a la nueva implantación de la versión V3 y todos salieron pasadas la 21:00 pensando que habían ganado.


En realidad….


El único ganador fue el Gerente astuto que tenía un bonus importante por la implantación de la V3 y que sus chicos casi le arruinan por "mear para fuera". De paso, pudo vender cara a sus jefes que había conseguido funcionalidades adicionales a coste cero.

Los ingenieros hicieron jornadas maratonianas para cumplir sus compromisos por las que fueran recompensados con el salario emocional de ver implantada su versión.

Los miembros de la oficina estaban satisfechos viendo a los ingenieros asfixiados de trabajo y esperándoles para la siguiente versión. Pero se quedaron sin catar el jamón ibérico a costa de los ingenieros.


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La foto del corral de comedias de Almagro en Flickr es de .Bambo. Vista en el blog de Julen.

¡¡Ni me menees!!

viernes, febrero 12, 2010

El gestor astuto


Lucas (16 1-8)

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Había una vez un hombre rico que tenía un administrador que fue denunciado como malversador de bienes. Entonces lo llamó y le dijo: ¿Es cierto lo que oigo de ti? Dame cuenta de tu administración porque quedas despedido".

Entonces el administrador se puso a pensar: "¿Qué voy a hacer pues mi amo me quita la administración? Cavar ya no puedo, mendigar me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer para que haya quien me reciba en su casa, cuando no tenga la administración".

Llamó a todos los deudores de su Amo y preguntó al primero: "¿Cuánto le debes a mi amo?". Él respondió: "Cien barriles de aceite". El administrador le dijo: "Toma tu recibo, siéntate y escribe cincuenta". Luego preguntó al siguiente: "¿Y tú, cuánto debes?" Este respondió: "Cien sacos de trigo". El administrador le dijo: "Toma tu recibo y escribe ochenta".

El amo alabó al administrador infiel, porque había actuado con sagacidad. Pues los hijos del mundo son más sagaces en sus relaciones que los hijos de la luz.

Este extraño pasaje del evangelio según San Lucas siempre me sorprendió desde pequeña. A mi me parecía que el administrador era un ladrón y por muy sagaz que fuese no merecía elogio alguno. Debe ser que soy una hija de la luz, de mentalidad estrecha.

Cuando cometí el error de dejar el luminoso camino de la tecnología para adentrarme en las tinieblas de la gestión tuve ocasión de conocer a un gestor de este perfil que llevaba años manejándose en el proceloso camino de las oficinas de proyectos. Cínico hasta la médula, era tan consciente de la necesidad de gestores cuando las organizaciones alcanzan tamaños cancerígenos, como del escaso valor añadido que estos aportan.

La oficina de proyectos que él dirigía tenía un presupuesto enorme que controlaba de forma totalmente opaca a la hora de adjudicar los proyectos a los suministradores o de aceptarlos para su pago. Al hacerme cargo de una serie de proyectos gestionados por su oficina me vi inmersa en un mundo totalmente ajeno a los principios de la lógica y la ética.

Su gestión de puertas adentro se basaba en la armonía interna, la productividad y la competitividad. La armonía de su equipo la resolvía evitando conflictos internos y enfocando a sus colaboradores a pleitear contra los suministradores. Él se refería a este método de una manera muy gráfica: "que mis chicos meen para fuera". La productividad la mantenía "agitando la jaula de los pájaros"(1) de vez en cuando para que no se durmieran en los laureles y la competitividad la estimulaba a fuerza de elegir un favorito que iba cambiando regularmente.

Su política de puertas afuera también se basaba en la concordia. Los problemas de los proyectos se negociaban primero con él llevándole a comer a alguno de sus restaurantes favoritos y los detalles se remataban con sus colaboradores en el bar a fuerza de jamón ibérico o de gambas de Huelva. Si no se seguía este principio de pleitesía los proyectos entraban en crisis.

Cuando el gestor se vio afectado por un ERE por razón de edad no quería renunciar a su parcela de poder y se dijo para sí las mismas palabras que el administrador infiel del evangelio:

"¿Qué voy a hacer pues mi amo me quita la administración? Cavar ya no puedo, mendigar me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer para que haya quien me reciba en su casa, cuando no tenga la administración."

Y bien que lo debió hacer, porque al poco tiempo fue contratado como directivo de uno de los suministradores de su antigua empresa y con su política de suaves maneras fue incrementando la facturación de su nuevo amo a su antiguo dueño.

Así consiguió en esta tierra servir a dos señores y cobrar un sueldo de cada uno de ellos.

(1) La reacción general de sus chicos en este caso era mear para fuera.

¡¡Ni me menees!!

jueves, febrero 04, 2010

La mujer trabajadora

Desde que el mundo es mundo, los hombres y las mujeres se han repartido la realización de las tareas familiares cotidianas En un primer momento nos dicen los historiadores que el hombre se dedicó a la caza y a guerrear con la tribu vecina y la mujer se reservó el cuidado de su hogar y de su prole.

Pero esta inicial distribución de tareas, con el transcurrir de los siglos, ha ido adoptando distintas formas. Cuando la caza dio paso a la producción agrícola, al cuidado de la pequeña granja o a la realización de una actividad artesanal, el trabajo agrupó a la familia, todos los miembros de ella participaban conjuntamente en dichas tareas y el trabajo se realizaba cerca del hogar.

Todo se mantuvo así, con pequeñas variaciones, hasta la llegada de la llamada "sociedad industrial", que separó definitivamente el lugar del trabajo y el del hogar A partir de ese momento el trabajo remunerado era casi exclusivamente un cometido masculino, que le alejaba durante una larga jornada del ámbito del hogar y del contacto con la familia.

Por el contrario las mayoría de las mujeres -que por su situación económica no podían disponer de personal de servicio- pasaron a responsabilizarse exclusivamente de los trabajos domésticos, del mantenimiento del hogar de la preparación de los alimentos y del cuidado de los niños, etc., etc.

Salvo contadas ocasiones esta situación laboral -tan escasamente gratificante como poco valorada- se mantuvo inalterable hasta los primeros años del siglo XX y el único trabajo al que podía optar la mujer fuera de su hogar era el de institutriz, niñera o sirvienta.

A partir de las primeras décadas del siglo XX la mujer fue incorporándose a un ritmo acelerado al trabajo en empresas y oficinas. Un trabajo que, curiosamente, la mayoría de ellas abandonaba al contraer matrimonio para dedicarse en exclusiva al cuidado del hogar y de los hijos.

En la actualidad asistimos a una situación radicalmente distinta y es cada vez mayor el número de mujeres que trabajan fuera de su hogar movidas, en muchas ocasiones por su vocación profesional y las más por situaciones de carácter económico, como es complementar el sueldo del hombre, imprescindible para mantener cierto nivel de vida o ante situaciones tan concretas como es el pago de la hipoteca que grava el hogar familiar.

Una situación que se ha traducido, la mayoría de las veces, en situaciones discriminatorias para la mujer quien tiene que soportar injustas desigualdades de ingresos que el hombre por la realización de las mismas tareas.

A ello viene a sumarse una actividad diaria agotadora: llevar a los niños al colegio, volver, tras la jornada de trabajo, a recogerlos y al llegar a su casa afrontar el mantenimiento de ésta y el cuidado de los hijos.

Es lo que en certeras palabras comenta Judy Vacjman (1988):

Me parece que la vida tiene tres componentes: la familia, la vida social y el trabajo. En una familia con dos carreras profesionales hay que prescindir de uno de ellos, y en mi caso es la vida social. Cuando no estoy en el trabajo me dedico totalmente a ser madre, y ¡cuando los niños se van a la cama, me derrumbo!

Aunque parece que el hombre -a ello no es ajeno la crisis y el desempleo- va tomando conciencia de ello y asume gradualmente mayores responsabilidades domésticas, la realidad es que las mujeres, siguen cargando con el peso de las tareas del hogar, el cuidado de los hijos y, desgraciadamente obligadas a renunciar a su vida social, a su "tiempo" personal.

¡¡Ni me menees!!