Salir de rojas
Julen escribió un interesante post sobre Mujeres en la dirección de empresas. Su lectura despertó una idea dormida que tenía escondida en algún lugar debajo de mi cabellera azul. Pasen y lean.
El golf proporciona un universo cerrado en el no existe la improvisación y todo está normalizado: existe una regla para cada ocasión. Los únicos agujeros que tiene están en los greens. El objetivo del juego consiste en que la bola caiga en el hole haciendo “Clonc”, maravilloso sonido para un golfista.
El juego aplica unas medidas para igualar diferencias y permitir que jugadores de distinto nivel puedan competir juntos. El triunfo no será para el que sea más experto sino para el que lo hace mejor en su nivel. El golf reconoce la diferencia entre los jugadores y ofrece oportunidades de ganar de una forma justa.
El reconocimiento de esta diversidad es múltiple: tiene en consideración desde el nivel de juego hasta la edad o el sexo. En el tee de salida hay unas señales de distinto color que indican desde donde debe salir un jugador según sus características: blancas para lo jugadores con handicap de profesional, las amarillas para los caballeros, azules para los cadetes y rojas para las damas. La señales blancas son las más alejadas del green y las rojas las más próximas.
La salida de rojas de las damas desata mucha polémica con los caballeros, generalmente por la envidia cochina y porque si no pasan de esta señal en el primer golpe tienen que pagar unas cañas. Es la misma polémica que se desata en la vida real con la paridad de las mujeres y con la cuotas de 50%, aunque en el golf está mejor resuelto
En la vida real las injusticias que generan las diferencias de género se intentan reparar con otra injusticia. Dado que no se alcanza de forma natural el reparto de responsabilidad política o empresarial se fuerzan unas cuotas, haciendo que alcancen el poder personas no adecuadas. Esto nunca ocurriría en un partido de golf, a nadie se le regala el resultado, se lo tienen que ganar cada uno aunque se apliquen medidas correctoras que igualen las diferencias. A las damas se les da ventaja de salida porque físicamente tienen menos fuerza que los caballeros. El resto de recorrido se les hace tabla rasa con los que salen de blancas, amarillas o azules.
En la vida real no se aplican medidas correctoras para paliar las diferencias. Así nos va a las mujeres. Salvo en la Administración Pública, a la que se accede por oposición en el resto del mercado laboral es un desastre y las cifras no engañan. Se ha satanizado la maternidad como un prejuicio insalvable para el desarrollo laboral de la mujer.
Al contrario que en el golf, en la vida real la ventaja es para los hombre que tiene un acceso más fácil al ascenso laboral. Podríamos decir que en el trabajo los hombres salen de rojas y las mujeres de blancas. Sólo las mujeres que tienen un handicap excelente son capaces de ver cumplidas sus expectativas.
Únicamente aplicando una solución a las diferencias entre las personas se puede conseguir un reparto equitativo y justo de la distribución del poder. Las cuotas del 50% es lo mismo que rellenar una tarjeta falsa de juego, es una trampa.
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