jueves, abril 24, 2008

Una ecuación de segundo grado...

Lula: tras leer éste párrafo de tu último último post: "el trabajo se define como la integral del producto escalar del vector fuerza por el vector desplazamiento siendo el julio un newton x metro", tuve la sensación de que el suelo se derrumbaba bajo mis pies. He decidido confesártelo:

Yo sé menos matemáticas que un niño de primaria



La historia de esta carencia intelectual comienza en mi primera infancia y está elaborada a través de mis primeros recuerdos o más bien de lo que más tarde, me contaron, cariñosamente deformado, mis padres.

Yo iba, según decían, para niño superdotado. Los primeros pasos no podían ser más alentadores. Leí tan tempranamente que mi profesora -mi primer amor serio, aunque, lógicamente, no correspondido- me llevó, de clase en clase, para exhibir mi precocidad, y de paso exhibirse ella.

Mis padres secundaron con entusiasmo la idea exhibicionista, y cada vez que llegaba una visita, me mostraban orgullosos a sus amistades, y me hacían leer un párrafo de Mis primeras lecturas.

Tras los besos de las señoras, que me dejaban la cara llena de maquillaje y un intenso olor a perfume , ellos continuaban tomando té con pastas, y yo volvía a mi cuarto con Andrea, la niñera, a esperar, resignadamente, la próxima visita.

Pero volvamos al objeto de mi confesión. La ilusión de que yo iba para niño superdotado duró lo que tardé en llegar a cursar Matemáticas. Hasta ese momento las cosas estaban muy claras: si Juan tenía dos manzanas y le daban otras dos tenía cuatro , y si Pedro tenía cinco peras y tenía que dar una a cada uno de sus tres hermanos solamente le quedaban dos.

La cosa comenzó a complicarse con la llegada de conceptos cómo raíces, ecuaciones, logaritmos, funciones, derivadas, integrales, etc. No pude entender a quien se le había ocurrido la idea de sustituir manzanas y peras por simples letras : x, f , y , etc.

Intenté descargar la dificultad de comprender las matemáticas en la deficiente preparación del profesor -el hermano Abilio-, pero la excusa se caía por su propio peso si pensaba que mi compañero de pupitre la asimilaba con brillantez. Agotados los varios intentos exculpatorios llegue a la conclusión de que el área cerebral responsable del aprendizaje de las matemáticas la tenía "fuera de servicio".

A partir de ese día me declaré insumiso matemático y transité a lo largo del bachillerato aprovechándome de la compensación de calificaciones entre las distintas asignaturas. Mis excelentes notas en Literatura, Filosofía, Historia, etc. subsanaban los habituales y constantes suspensos en matemáticas.

Finalizado el bachillerato y enfrentado al por entonces conocido como Examen de Estado, que se celebraba en Madrid en la vieja Universidad de la calle San Bernardo , el vértigo de no poder aprobarlo, por las dichosas x, f, y, me tuvo al borde de arrojar la toalla.

Afortunadamente tuve la suerte de tropezar con un profesor particular que me animó a tentar la suerte. Dado que el examen de matemáticas constaba de la resolución de dos problemas, me centré en estudiar la fórmula para resolver ecuaciones -tema recurrente del temario de examen -y fingir que no me daba tiempo para resolver el segundo problema.

A pesar de los muchos años transcurridos, aún hoy día me estoy preguntando como logré resolver con éxito la citada ecuación y aprobar así el dichoso Examen de Estado. Pero de lo que si estoy seguro es que el que nunca lo habrá conseguido comprender es el hermano Abilio.

¡¡Ni me menees!!

viernes, abril 18, 2008

Los julios y los jefes

Julio no es solo el nombre de un mes o de un emperador romano o de un cantante español de fama internacional, recordará el lector que es también la unidad del trabajo en el sistema internacional. El trabajo se define como la integral del producto escalar del vector fuerza por el vector desplazamiento, siendo el julio un newton × metro.

Una vez realizados estos preliminares vamos a entrar en materia aplicando esta definición de la mecánica al entorno laboral. Definiremos el julio laboral como la fuerza necesaria para empujar a una actividad, que denominamos marrón, hasta alcanzar un objetivo en un entorno definido. El peso del entorno sobre el marrón genera una resistencia que actúa como una fuerza contraria a la consecución del objetivo. Representado gráficamente, queda así:


La fuerza de empuje del marrón tiene dos componentes: La fuerza de los curritos, que denominaremos Fc y la fuerza de los jefes para los que se usará la notación Fj. Generalmente el sentido de la fuerza Fc coincide con la dirección hacia el objetivo. Sin embargo, las fuerzas Fj son más erráticas. La combinación de ambas fuerzas genera múltiples trayectorias del marrón pero en este post se analizarán tres escenarios concretos.

Corresponde a un jefe de valor añadido. Suma su esfuerzo al de los curritos por tener la misma dirección sus fuerzas. El marrón se desplaza hacia su objetivo e incluso tiene posibilidades de alcanzarlo.

Representa a un marrón sujeto a eficiencia 0. Independientemente del esfuerzo desarrollado por los curritos, la fuerza aplastante del jefe sumada a la del entorno hace que el marrón permanezca siempre en el mismo sitio. Este es el caso del jefe burócrata, que entierra el esfuerzo entre papeles, o del jefe indeciso, incapaz de tomar decisiones, o del jefe vago, que simplemente se sienta encina del marrón, o del jefe transparente, que actúa de correa de transmisión, o del jefe malévolo, que disfruta viendo el esfuerzo inútil. Generalmente los curritos caen en la maldición de Sísifo, entrando en un ciclo repetitivo sin posibilidad de avance.

Identifica a un jefe de valor detraído. Todo el esfuerzo de los curritos no sólo se verá anulado por la fuerza de jefe que empuja en dirección contraria, sino que se convertirá en un trabajo negativo porque el marrón no avanza, retrocede. En este escenario se encuentra el jefe incompetente que es incapaz de enterarse de NADA y que genera una espiral de esfuerzo a los curritos para que le expliquen o hagan TODO. O el jefe galáctico que han encontrado los head-hunters para renovar la empresa con nuevas ideas.

En el ecosistema laboral el caso A está en vías de extinción cediendo terreno al caso C, que se encuentra en pleno desarrollo, mientras que el caso B permanece estacionario. Parece que los julios van para atrás como el cangrejo. La solución del problema es fácil (al menos desde el punto de la Física), si se eliminan los jefes se mejoran los casos B y C aunque el caso A puede quedar algo perjudicado, pero al estar en extinción no produce un gran impacto.

¡¡Ni me menees!!

sábado, abril 12, 2008

El ciclo


Despertó nuevamente con escalofríos. El vacío del estómago parecía solo una sombra de lo vacío que era todo.

La carne de gallina le devolvió el sabor de la última dosis, aún amarga y ya apenas memoria. Y hablando de memoria, ¿qué fue lo que pasó ayer? ¿O fue antesdeayer? En lo de hoy, mejor ni pensar -¡qué vértigo!-.

Tengo que dejarlo. No puedo vivir eternamente en la confusión. Bajarme del globo. O salirme de él. ¿Será que soy ya membrana del globo? O tal vez solo sea el aire que lo llena. ¿O el que lo vacía?

Quiero pensar con claridad. Pero siento que las paredes de mi alma se han quedado finitas y cualquier esfuerzo podría rasgarlas. Si se rompen –pienso- va a salpicar. ¿Qué salpicará el alma? ¿Materia gris, sangre, pulpa, vacío…?

¡Ahora me acuerdo! Anoche algo explotó dentro de mi cabeza. Por encima de la nuca. Después de la risa desenfrenada. En el cerebelo inferior, o así. Por ahí entró como un obús la sensación. Que se desparramó por todo el cráneo al chocar con la barrera de mis ojos cerrados.

Pero ahora tengo que abrirlos. Y la sensación ya no está ahí. Una lágrima de abandono cae sobre la almohada de sudor frío. Mi cuerpo quiere vivir en la vorágine de esa explosión. Que me impide pensar. Que tan solo me deja en suspenso, flotando.

En cambio, ahora, ¡qué mal me encuentro! Me abrazo el cuerpo queriendo darme un calor que me falta dentro. Y una frase breve empieza a invadirlo todo: "¡Quiero más!"

Pero ayer fue mi última vez. Me lo juré antes de salir de casa:."Hoy me doy un homenaje y ya está". Por lo menos durante un tiempo. Necesito quitarme la inquietud del abdomen para volver a comer. Y a dormir sin atropello. Y a vivir sin perder el norte las veinticuatro horas. Retornar, conforme, al sur que soy.

Quiero pensar con claridad. Pero para eso tengo que quitarme el frío. Y aclararme las ideas. Necesito quitarme el malestar para poder actuar. Eso es. Tengo que actuar. Tomar una decisión y llevarla a cabo. Si tan solo me encontrara un poco mejor…

"¡Quiero más!", dice mi voz sin conciencia. "No debes", repite la voz guardiana, ronca de relente.

Pero sé que ya todo está perdido. Sé lo que va a ocurrir. Mis células necesitan acomodarse, sentirse en paz las unas con las otras. Sé que la química tiene razones que la razón no entiende.

Y es así como, al grito de "bravo león, mi corazón, tiene apetitos, no razón", sucumbo a mi naturaleza adictiva y busco lo que me nutre al tiempo que me envenena.

Busco tu boca narcótica y la paz, en forma de calor, me vuelve a la base de la nuca. Para desde allí distribuirse por todo mi torrente sanguíneo. Por fin te siento –y me siento- alcaloide de mariposas.

¡¡Ni me menees!!

miércoles, abril 09, 2008

La conspiración para cerrar empresas


Las empresas no se mueren, las matan,
pero lo hacen de manera que parezca un accidente



Las mentes lógicas no alcanzan a vislumbrar la retorcida estrategia de llevarse por delante a una empresa. Cuando ya no queda remedio, y se dan cuenta de que no hay más solución que cerrar el chiringuito, ya es tarde para reaccionar. Algunos lectores habrán pasado por la experiencia traumática de ver la empresa en que trabajaban reducida a su mínima expresión o desaparecer y posiblemente me den la razón en mi teoría de la conspiración para cerrar empresas.

Las 10 señales que anuncian que a la empresa le han dado sentencia de cruz son:

  1. Aunque los resultados son buenos y la gente está motivada, se escuchan tambores de cambios y se empieza a hablar de endogamia, de falta de talento dentro de la empresa, de obsolescencia...
  2. Aterriza en la cúpula directiva un paraca ajeno a la empresa e incluso al sector y si es posible de otro país. Trae una Misión de derribo y la firme convicción de que no ha venido a hacer amigos.
  3. Se acorrala a los directores viejunos que conocen el negocio y saben hacer su trabajo quitándoles parte de sus actividades para entregarlas a unos fichajes galácticos buscados por los head-hunters a imagen y semejanza del nuevo jefe. La llegada de estos bárbaros es el inicio de la decadencia.
  4. Se declara la guerra entre los viejunos y los galácticos. En el comité de dirección no se toman decisiones, solo se pelean los unos contra los otros.
  5. La cadena de mando adquiere un comportamiento de valor detraído. Cualquier esfuerzo no solo será anulado sino que caerá en la parte negativa del eje de las ordenadas.
  6. Se siembra el desánimo en la tropa que empieza a plantearse “si hay que hacer se hace pero hacer para ná es tontería”.
  7. Aparece la asfixia económica. No hay dinero para todos y para arreglarlo se desvían los presupuestos saneados de los directores viejunos a los directores galácticos para acelerar el proceso de autodestrucción.
  8. La empresa plantea un ERE.
  9. El personal que ha aborrecido el trabajo casi ve el ERE como una tabla de salvación. Solo algunos luchan como jabatos para no ser inmolados laboralmente.
  10. Se vuelve al punto 7 hasta agotar existencias.

Después de varias iteraciones del punto 10 al 7 sujetas a la inercia de la organización, quedará la empresa en su tamaño definitivo, que en algunos casos será cero. Solo un cambio inesperado podría parar esta apisonadora, tal vez una de las ideas radicales de Julen: Fuera líderes, Sin gerencia o Adiós a la dirección.

¡¡Ni me menees!!

domingo, abril 06, 2008

El prisionero 119.104


Buscar el sentido de la vida es una de las cuestiones que se ha planteado el hombre, desde el primitivo Neanderthal hasta el más sencillo representante de la fauna humana de nuestros días.

Una búsqueda realizada a partir de la autoridad y rigor de la filosofía-- Sócrates, Platón, Estoicos, Epicúreos, San Agustín,etc.., de los modernos pensadores, de la Psiquiatría, o del humor ácido e irreverente de los films del grupo de actores Monty Python.

La cuestión adquiere mayores proporciones cuando se viven situaciones tales como la crisis de ideologías y creencias, los profundos cambios en la sociedad, nuevas costumbres y comportamientos, oleadas de escepticismo, falta de auténticas motivaciones, etc.

Y esa dificultad para encontrar sentido a nuestra vida, o el riesgo de pensar que nuestra vida carece de sentido, son causas que generan algunos de los trastornos psíquicos que amenazan al hombre de hoy.

Encontrar sentido a la vida es la situación a la que se enfrenta en el otoño de 1942, el prisionero 119.104 cuando es deportado junto a sus padres, esposa y hermanos al campo de exterminio de Auschwitz

Cuenta en su Diario que al entrar en el campo fue despojado de todo cuanto llevaba: ropa, documentos, objetos personales, y sobre todo lo más valioso para él en aquellos momentos, el manuscrito, listo ya para su publicación, de su primer libro: Psicoanálisis y existencialismo.

Y es que el prisionero 119.014 responde al nombre de Víctor E. Frankl, catedrático de neurología y psiquiatría de la Universidad de Viena y discípulo de Sigmund Freud y Alfred Adler.

Despojado de todo, consciente de los horrores que le esperaban: hambre, frío, tortura, humillación, etc., su pensamiento será como el de la mayoría de los confinados: “lanzarse contra la alambrada", que en el lenguaje del campo significaba acercarse a la alambrada electrificada que rodeaba Auschwitz y agarrarse a ella hasta morir.

Pero Victor Frankl decide en la primera noche que pasa en los barracones del campo, que no se lanzará contra ella y la clave de su decisión está en el providencial y afortunado hallazgo en el bolsillo de su pantalón de un pequeño trocito de papel del manuscrito secuestrado. Ello le animará a intentar sobrevivir. Así lo confiesa:

"El profundo interés en volver a escribir el libro me ayudó a soportar los rigores de aquel campo"

Nuestro “prisionero 119.014"ha encontrado ese “algo"por el que vivir. Y lo expresa haciendo suya una cita de Nietzsche :

Quien tiene un porqué para vivir, encontrará casi siempre el cómo vivir

Su terrible experiencia en el campo de exterminio y el papel tan decisivo que la búsqueda de sentido vital había supuesto para sobrevivir a tanto horror, le anima a buscar el medio de ayudar a otros a encontrar el sentido de sus vidas.

Algo que hará a través de un nuevo modelo de psicoterapia: la “logoterapia":

No preguntéis a la vida que puede daros todavía, sino a quien podréis ayudar en algo. Si sólo pensáis en vosotros, os desesperareis al ver que vuestro entorno no os ofrece sino desolación. Si pensáis en los demás, notareis que en vuestro interior brotan fuerzas insospechadas que os permitirán superar la adversidad presente.

Es el pensamiento de quien a pesar de haber sufrido la muerte de sus familiares en las cámaras de gas, la pesadilla del hambre, la injusticia y la humillación, mantiene íntegra su fé en el hombre.

¡¡Ni me menees!!