domingo, julio 27, 2008

Con batas y a lo loco: Guadalhorce's blues


6 de la mañana, un día cualquiera, circa 1980: suena el despertador; ojos somnolientos y cabreados por este intempestivo sonido, se abren, se cierran, se vuelven a abrir.

Hay que levantarse, pero para ello hay que saltar sobre la cama del compañero. Él a su vez hubo de hacer lo mismo sobre la otra cama. Tres camas en una sola habitación que caben a costa de eliminar por completo el suelo pisable.

El suelo del apartamento en La Malagueta tenía otras virtudes: un color rojizo que fuimos descubriendo poco a poco ocultaba débilmente el verdadero color gris de las baldosas. Cualquier gota de agua reblandecía la pintura, y alrededor de la cocina americana se fué creando un cerco irregular donde el agua y las pisadas desgastaron la zona. Todo un fin de semana nos llevó, a base de estropajos y sudores, liquidar la escamosa pintura de aquel infausto suelo rojizo.

Bueno, sigamos con el relato de los hechos. Como zombies, tres jóvenes ingenieros engullen un rápido desayuno y se lanzan de cabeza a un rally suicida por las calles de Málaga, que acaba en la otra punta, camino del aeropuerto, donde poco antes de llegar se encuentra el desvío que lleva, entre los cañaverales que dan origen al Ron Baccardí, a la fábrica donde trabajan. Es muy importante fichar antes de las siete y cinco: el director, Estrada, está muy atento, y cualquier desviación del horario es severamente castigada.

Superado el primer obstáculo diario, los ingenieros se enfrascan cada uno en su tarea. La tarea es poner a andar un sistema de conmutación de paquetes, compuesto en base a placas con nombres muy sugerentes: ILA, ILS, ILH, PAV,...

El experto en PAV, Paco, tiene por afición, mientras exprime su cerebro para superar los desafíos del Bit Slice con el que está construído, elaborar densos acordeones de papel. Un trabajo de artesanía que perfecciona día a día, convirtiendo esta labor en un verdadero mantra que causa admiración de propios y extraños, por la admirable perfección de estos adminiculos que se encuentran repartidos por todo el laboratorio.

El laboratorio tiene como paisaje dominante los MDS: aparatos dotados de pantalla y teclado, pintados en un severo azul metálico, donde acude cada uno con su diskette de 8 pulgadas, en el que lleva su trabajo de incipiente sofware. Los más afortunados, programan en PLM, pero los chicos del hardware se tienen que contentar con el inefable ensamblador: PUSH, MOVE, ADD, XOR, INPUT, POP, CMP, JUMP, CALL, ....

El uso de la bata es obligado, todos, desde el director hasta el último empleado la llevan. Da un cierto aire de hospital, y a nosotros de ATS. Siempre bromeamos con la posibilidad de ir un día en pantalones cortos, lo que con la bata por encima, dejaría en ridículo esta manía del director Estrada... pero la verdad, nadie se atreve a poner el cascabel al gato.

El montaje de las placas de los prototipos es realizado por Zotano; un barbudo y ceceante malagueño, muy pero que muy enérgico, con la colaboración de algunos ayudantes. Son estas placas una veradera maraña de cables que conectan miles de terminales de grapinado, y que se montan uno a uno según los planos entregados por los ingenieros, como paso previo para ver que todo funciona antes de enviar los diseños al departamento de ingeniería para diseñar la placa de circuito impreso, lo cual es hecho de forma igualmente artesana por varios delineantes.

Por las ventanas, los patos y la marisma, las cañas que ocultan el Guadalhorce, mudos testigos de los días, semanas, meses y años que se necesitan para diseñar y construir lo que entonces era un pionero sistema de conmutación de paquetes para redes X.25: el sistema TESYS.

¡¡Ni me menees!!

sábado, julio 19, 2008

Manos arriba, esto es un atraco


En una casita de pescadores al borde de las marismas del Guadiana, se puede escuchar el lamento Mojamuto “Interneeeeeeeet!!!” Como Hamlet, con mi portátil en la mano, me debato en el dilema de ser o no ser (un ser conectado) esa es la cuestión.

La cuestión es peliaguda. El suministrador de conexión wi-fi ha multiplicado por cuatro el precio del acceso a Internet de un año para otro. De una tarifa mensual de conexión a 15€ ha pasado a otra de 60€. No sabía yo que el coste de las infraestructuras de telecomunicaciones dependía del precio de barril de crudo ni que la CMT o la recién creada Comisión Nacional de la Competencia permitieran estos desmanes.

Este atraco ha dado lugar a que busque alternativas, entre ellas ponerme un parche en el ojo para surcar las ondas wi-fi ajenas, cosa que nunca hubiera hecho si las circunstancias no me empujaran a ello.

Hay muchas ondas wi-fi en el viento, pero ninguna pasa por mi casa(1). Busqué en la azotea y encontré alguna, aunque débil. Como preguntando se llega a Roma, fui visitando a los adictos de Internet de este lugar para ver cómo se estaban conectando. Asumí, con acierto, que ninguno pasaría por el aro de tan abusivas tarifas.

Encontré un residente permanente que seguía feliz con la antigua tarifa por ser cliente continúo desde hace dos años. Mis amigos Merche y Juan no habían contratado el wi-fi debido a los precios de escándalo. Se conectaban por dos puntos acceso cerrados que habían abierto con la ayuda de su hijo. Llamé a un amigo al que le habíamos prestado la casa la quincena anterior y me contó que ante la carestía de las ondas izaba un mástil de la vela de windsurf en la azotea y en el extremo superior colocaba un wi-fi USB al que conectaba con el ordenador con un cable de 5 metros . Con el programa wifislax trincaba todas las redes wap. También me contó que en la plaza de La Laguna de Ayamonte había un wi-fi abierto.

Después del estudio de mercado, descarté comprarme un wi-fi USB externo de 300 metros de alcance (45€ y sin posibilidad de devolución si no me servía) y un cable extensor de 3 metros para colocarlo en el terrado. Me decanté por la sabiduría popular que dice que si la montaña no viene a Mahoma, Mahoma va a la montaña.

Lo primero que hice fue llevarme mi portátil Towando a Ayamonte. Una vez que cenamos estupendamente, nos fuimos a la plaza de la Laguna y allí despertamos a Towando para que buscase esa red abierta que generosa brindaba sus ondas a los caminantes. ¡La encontramos! ¡Cuatro rayas! Desde aquí quiero darles las gracias a sus dueños.

Al día siguiente visité a Merche y Juan que me han acogido como ocupa y me han dejado uno de sus dos puntos de acceso reventados. Tengo que colocar a Towando en la ventana y así pillo tres rayas. El efecto colateral es que usurpo a los pobres perros de la casa el alfeizar para dormir la siesta. Turco , un fox terrier, me golpeaba con su pata y me miraba con unos ojos que partían el alma, pero tres rayas, son tres rayas.

En este estado mendicante de ondas me encuentro por culpa del abuso en los precios de los servicios para los veraneantes. ¿Algún organismo puede desfacer este entuerto?

(1) Bueno, la casa es de mi marido que tenemos separación de bienes

¡¡Ni me menees!!

miércoles, julio 16, 2008

La moderna Cenicienta


El feminismo ha pasado de moda, pero algo ha quedado en nosotras. No quedan (casi) opresiones por delatar o derechos por exigir y, sin embargo, queda todo (o casi todo) por hacerse .
Magda Catalá

Colette Dowling, escritora americana de gran éxito, publicó, en 1981, The Cinderella complex. Basándose en su experiencia personal -el abandono, al contraer matrimonio, de su trabajo como periodista en Nueva York,- relata como descubre, con sorpresa, que lo que verdaderamente desea es "que alguien cuidara de ella, la mimara y la hiciera sentirse segura".

Algo que durante siglos "parecía" que deseaban las mujeres, a las que se les había enseñado, como a Cenicienta , que si eran dóciles, trabajadoras y sumisas, sólo tendrían que esperar al hada, al milagro que, en forma de apuesto príncipe, llegaría para salvarlas de su triste e inevitable destino.

Estos conceptos que durante tantos años tendrían encerradas en sus casas a la mayoría de las mujeres, comenzarán a cambiar, cuando, a partir de los años setenta del pasado siglo, el movimiento feminista, lanzó a la mujer el mensaje de que "había cosas mejores que desear: dinero, poder y, sobre todo, libertad".

No sin dificultades -que aún persisten- la mujer en el mundo occidental comenzó a incorporarse al mundo del trabajo, a ser ambiciosa, a aceptar responsabilidades, a sacudirse la tutela del hombre y no tener el matrimonio como única salida a su existencia.

De ello dio ejemplo la famosa escritora Simone de Beauvoir, quien consciente de que por su relación sentimental con el filósofo Jean Paul Sartre estaba abandonando su futuro como escritora, decide separarse de él y durante algunos años vive y viaja por medio mundo, sin tener "encima la atenta y miope mirada de Sartre".

Y aunque es sabido que la escritora gala vuelve a reanudar, al cabo de unos años, su relación con el autor del Ser y la Nada, se cuestiona vivir con él, y finalmente decide vivir, independientemente ,en su propio piso, eso sí, apenas separado unos pocos metros de la puerta de la vivienda de Sartre.

Es un hecho sigue diciendo Colette Dowling, que: "las mujeres no estábamos acostumbradas a la libertad, sino educadas para todo lo contrario: la dependencia. Y ello llevara, en algunos casos, a la mujer a caer en la tentación de volver a buscar una cómoda dependencia, a la seguridad que le aporta apoyarse en alguien "

La autora alerta sobre esta dulce tentación y confiesa como al cabo de cierto tiempo buscó de nuevo en su trabajo de periodista y escritora, la independencia y la estima en sí misma.

¡¡Ni me menees!!

jueves, julio 10, 2008

El broncas

Ilustrado por Brain

El broncas es, contra toda lógica, uno de mis mejores amigos. Afortunadamente, la amistad obedece al corazón antes que a la razón.

El broncas es capaz de que aflore mi lado más desagradable en cinco minutos y después de haberme sacado de mis casillas, pedirme disculpas por hacerlo. Nadie como él ha conseguido que me sienta como un auténtico gusano. Con los años, que ya van siendo muchos, he ido perdiendo furor mientras que él conserva intactas sus propiedades irritantes.

Sirva como ejemplo su último cumpleaños que coincidió con uno de los partidos de la selección española. Le llamé para felicitarle pero al tercer ring me acordé de que estaban jugando el partido y colgué para no molestarle. Inmediatamente me llamó para echarme una tremenda bronca POR LLAMARLE EN MEDIO DE UN PARTIDO EN EL QUE JUGABA ESPAÑA.

Lo suyo son las broncas, de ahí le viene el sobrenombre. No discrimina a nadie, todos se llevan su ración. El físico le acompaña con un aspecto iracundo, de tez rojiza, ojos azules de hielo y abundante pelo castaño rojizo. Si no abriera la boca se podría pensar que es eslavo o irlandés, pero no, es de Asturias, más concretamente de Pola de Siero.

Lleva en Madrid casi toda la vida pero sigue fiel a su acento bable. Mantiene por romanticismo su puesto en El Rastro que en su época de estudiante le ayudó a pagar la pensión. Continúa frecuentando los bailes para sacar a bailar a las zagalas que para él son todas guapas. Le gustan las que tienen curvas, para poder agarrarse, como dice él.

Trabajamos juntos en los años 80. Al poco de conocernos me tiró los tejos. Muy preocupada le comenté a mi marido que posiblemente debería ponerme a régimen porque si había llamado la atención del broncas andaría sobrada de carnes. Más tarde comprendí que no era nada personal, solo su técnica de broadcast para tantear a posibles receptoras que se hicieran eco.

Después de este incidente seguimos peleándonos como buenos amigos a la menor excusa. El broncas es una persona perfeccionista, intolerante a fallos. Le encantaba ponerse su bata blanca (impoluta). Era el encargado de la documentación técnica y nos mantenía a todos a raya con la revisión gramatical. Los documentos que pasaban por él no tenían mácula. Poseía un afán acaparador de recursos impresionante y no había cosa que más le gustase que hacerse con los equipos del laboratorio (muy escasos) que iba conquistando ante cualquier ausencia. No respetaba ni a los que se ausentaban para ir al lavabo. Más de una vez renunciábamos a las necesidades fisiológicas por miedo a perder nuestro equipo de desarrollo y entrar en una polémica con él.

Después de las telecomunicaciones, lo que más le gusta es el fútbol. Era el entrenador del equipo de fútbol sala de la empresa. Allí se despachaba a sus anchas, entrenaba a grito pelao y en la alineación de jugadores, siempre figuraba él sin que nadie osase a llevarle la contraria. Conservamos fotos épicas.

Nuestros caminos laborales se separaron a mitad de los 80 pero se reencontraron diez años más tarde. Yo fui cambiando de trabajos a voluntad propia y él sufrió una regularización de empleo a pesar de su enorme amor y entrega a la empresa. Nos encontramos en otro proyecto, yo como cliente y él como suministrador. De la misma manera que mi paisano Fray Luis de León, al reincorporarse a sus clases después de cinco años de prisión dijo: Dicebamus hesterna die... Mi amigo el broncas me volvió a bronquear como si fuera ayer.

Pero bajo esa capa iracunda se esconde un corazón tierno; un alma leal; un buen amigo con el que puedes contar siempre. Sin embargo, cada vez que nos vemos no me libro de una regañina. Sin ir más lejos, al quedar este jueves para cenar me dijo:

“¡Vamos a ver qué partido de fútbol vas a joderme esta vez!”

A pesar de todo, somos amigos y le aprecio mucho


Actualización a la 1:28 a.m. del día 11-07-2008

Confirmado, El broncas es del Planeta Axturias. Hemos sido incapaces de que nos contestase de forma coherente a estas dos preguntas:

- ¿Cuantos años tienes?

-¿En qué empresa trabajas?

Llorábamos de risa ante nuestra incapacidad de ligar una conversación con sentido



¡¡Ni me menees!!

lunes, julio 07, 2008

Ausencias


Según tengo entendido los memes es lo que siempre hemos llamado listas. Desde que tengo memoria mi vida ha estado llena de listas: los deberes, la compra, los niños que me gustaban, la ropa que me compraría cuando tuviera dinero, las cosas que he ido dejando sin hacer, las cosas que no puedo dejar de hacer, las casas que he habitado, los sitios a los que quiero ir… Un sinfín de listas.

Las listas de lo por venir cada vez son menos pretenciosas y mucho menos exigentes. En cambio, echando un vistazo hacia atrás, veo que algunas listas de mi pasado tienen un tamaño que me pesa como el cielo de otoño.

La más presente de todas esas listas es precisamente la de los ausentes. Aquellos de los que aún no puedo escribir. Los que, aleatoriamente, visitan mis pensamientos de manera secuencial, esporádica y constante. Sus caras, o sus gestos, aparecen de repente cuando estoy quitando hierbas, o para opinar sobre un cálculo de navegación que no sé cómo resolver. En algunos casos, su ausencia es más poderosa en mi vida de lo que lo fuera nunca su presencia.

Me acompañan cada vez que tomo una decisión importante, y siento que me rodean formando un círculo protector e impenetrable. Tan impenetrable es, que mantiene intacta mi soledad coreada de ausencias.

¡¡Ni me menees!!

viernes, julio 04, 2008

Gordos y Flacos

Durante siglos la obesidad ha tenido "buena prensa". La sabiduría popular -que a veces no es tan sabia como parece- lo ha venido afirmando tradicionalmente: "la gordura es hermosura".

Algo que ya habían adelantado aquellos primitivos artistas que nos legaron las famosas y "desbordantes" Venus prehistóricas, símbolos de belleza y fecundidad.

Desde los primeros días de vida, la gordura será motivo de auténtica satisfacción y un niño "gordo y hermoso" será acogido y exhibido por los padres con evidente orgullo.

Ser gordo, obeso o de "abundantes carnes", será durante muchos años, sinónimo de floreciente salud -“respira salud" se dirá en lenguaje coloquial-, de buen humor, de persona sociable y pacífica.

Un prototipo físico de belleza que no dudarán en adoptar muchos artistas para inundar los museos de bellas matronas de anchas caderas y exuberantes pechos.

Estos abundantes perímetros corporales también han tenido una lectura sociológica. Las abundantes dimensiones representaban "signos externos de riqueza", privativos, lógicamente, de personas de la burguesía, que podían comer abundantemente en épocas de hambruna y no dar"palo al agua" en tiempos de jornadas laborales de"sol a sol".

Con el paso de los años algunos de los tópicos urdidos alrededor de gordos y flacos, irán, paulatinamente, desdibujándose. Detrás de muchos sanchos se encierran auténticos quijotes y viceversa.

Así es posible comprobarlo en una muestra de representantes de la fauna humana que a pesar de la "hipoteca" que les supuso su exceso corporal nos han dejado un valioso regalo con sus aportaciones artísticas:

Personajes obesos de la fama de Charles Laughton, Orson Welles, Gioacchino Rossini, los franceses Alejandro Dumas y Victor Hugo, nuestro dramaturgo Edgar Neville.

O famosas obesas, como: Doña Emilia Pardo Bazán, la actriz y bailarina Ginger Rogers, María Callas, que durante la primera parte de su vida pesaba más de noventa kilos y al cumplir los treinta años -gracias a un eficaz tratamiento adelgazante y en tan solo seis meses- redujo su peso corporal a cincuenta y siete kilogramos.

Poco a poco, los tradicionales conceptos sobre las pretendidas bondades de la obesidad comenzarán a ser cuestionados y en tiempos próximos a nosotros, la medicina y los creadores de moda, cogidos de la mano, empiezan a marcar ciertos límites

Si la alta costura, adecuándose a los tiempos, aboga -a veces con excesos que hay que corregir- por las ventajas estéticas de la delgadez, la Medicina no se cansará de alertar sobre las amenazas que la obesidad encierra para la salud.

Gregorio Marañón, en su ensayo Gordos y Flacos, escribía a modo de moraleja:

“Cierto que, mientras la especie humana perdure, habrá gordos y flacos. Lo deseable es que cada vez sea mayor el número de los que no lo sean del todo, para su propio bien y el de los demás"

¡¡Ni me menees!!