jueves, septiembre 28, 2006

La boda de mi hermano - II

Ya se barruntaba en La boda de mi hermano -I lo que podía ocurrir y esto fue lo que ocurrió ...

Pues la boda de mi hermano ya fue y contra todo pronóstico y tal y como predijo mi chico, no fue ningún desastre familiar... a pesar de...

Para empezar, mi famoso padre y mis dos no menos famosos hermanos pequeños, Martín y Bernardo, los que viajaban con él a España, se confundieron de día y perdieron el vuelo que tenían programado a Madrid. Bueno, el plural es de cortesía, porque el que realmente se confundió fue mi padre y los dos chicos sufrieron las consecuencias (algún día hablaré de la increíble habilidad de mi padre para perder aviones y confundir reservas de hotel). Total, que antes de venir a Tenerife iban a hacer un corto recorrido nostálgico por Asturias, de ahí lo de que los chicos sufrieran las consecuencias, porque al haber perdido tres días por lo del avión, el resto de su estancia en Asturias fue un corre corre que te pillo que dejó a los dos pobres agotados para cuando llegaron a Tenerife y cada vez que me los llevaba de excursión por ahí, se me quedaban tiesos en el asiento trasero del coche.

Luego está la cosa de las invitaciones que se enviaron por e-mail y que por esas cosas del destino o no llegaron bien, o el escaneado no estaba en condiciones y no se veía la fecha, o no respondieron con acuse de recibo y confirmación (o declinación) de la oferta, así que a una semana del día B aún no se sabía cuánta gente iba a acudir.

Hablando de gente invitada... también una semana antes me confirmaron que mi ex sí que asistía y empezó mi pequeño calvario: mi ex guarda una buena relación con mi hermano Quico, el que se casó, digo yo que si no, no le invitaría a la boda, pero yo no tengo tan buen rollo con él, vamos, es más, no tengo absolutamente ninguna relación ni contacto con él, ni lo deseo. Mi hermano en su día me dijo que le iba a llamar para sondearle y que si veía buen rollo pues que se lo decía, y que en cambio, si no sentía feeling pues que nada, punto pelota. A mí me preguntó en su momento si me afectaba o parecía mal, y yo, desde el fondo de mi corazón, le respondí que a mi me importaba un pito a estas alturas de mi vida, una porque es cierto y otra porque sabía que a mi hermano le apetecía que el otro también asistiera. Total, que no volví a preguntar más por el tema, pero tampoco le comenté nada a Pepe, mi chico, presuponiendo que a él tampoco le importaría.

Vale; pues una semana antes mi hermano me lo confirma, y gracias a que yo lo pregunté, más que nada por ir prevenida, y como a Pepe yo le había mantenido en la ignorancia del tema, pues todo el mundo me recomendó decírselo... y se lo dije.

Tanto mi ex como la ex de Pepe, al comienzo de nuestra relación, nos quisieron amargar el dulce, y durante mucho tiempo anduvimos haciendo malabarismos para no coincidir con el uno o con la otra en actos públicos sociales de amigos comunes, así que por esta y varias razones más, mi chico se tomó bastante mal la cosa y al día siguiente de mi confesión me comunicó que él tampoco asistiría a la boda de mi hermano.

Durante dos días la que anduvo en un ay fui yo, intentando calmar nervios, hasta mi madre quiso hablar con él para intentar convencerle de lo contrario, pero es que mi niño que es medio gallego, cuando se amula como se dice en Canarias... Bueno, pues cuando ya me hice a la idea de poner cara de yeso durante toda la celebración para que nadie y mucho menos mi ex viera que me afectaba mi falta de pareja, el mismo día antes de la boda, mi ex comunica que no asiste tampoco. No me preguntes por qué, pero no fue.

Mención aparte que dos días antes del evento casi nos parten la cara a mi padre y a cuatro de los cinco hermanos porque nos vimos involucrados en una bronca en Playa de Las Américas, sin comerlo ni beberlo y por poco salimos todos con un ojo morado en las fotos, incluida yo, que el día antes tuvimos que salir corriendo a comprarle un traje a Martín, porque pensaba que lo traía y vino solo con la chaqueta, ni pantalón ni camisa ni corbata ni ná y que el día señalado mi padre dejó cargando la pila de la cámara de fotos en la habitación del hotel y se vino a dar cuenta cuando llegamos a la iglesia; que mi madre lloró y no llevaba rimmel anticolishion, de los que no se corren porque ella no se suele maquillar y tiene uno solo, todo terreno y sin florituras, y tuvo que salir corriendo a quitarse y volverse a poner todo en su sitio, que el padre de la novia lloró, que yo lloré, que lloró la niña que llevaba las arras y que más lloró el niño que la acompañaba cuando ella le arreó una patada al más puro estilo Froilán de Todos los Santos, porque ella quería salir sola en la foto, sin él.

Finalmente pude meterme en mi famoso vestido talla 40, aunque haciendo un poco de trampa porque era un poco elástico, pero entre los nervios, la movida con Pepe y el ir y venir con mi padre y los dos enanos como que me desinflé y me entró perfectamente y sin ¡¡¡michelines!!! Mi cuñada, Gollum para los bloggers, estaba preciosa, un traje monísimo, sencillito y muy muy bonito, mi madre estaba divina de la muerte, vamos, de portada de revista del corazón, y no es pasión de hija, mi padre y los otros tres hermanos estupendos entrajetados y encorbatados todos, muy elegantones y mi hermanazo Quico, Frodo para todos, estaba guapísimo y muy emocionado, por su propia emoción fue que se me escaparon a mi las lagrimitas, la verdad.

El famoso jardín de los horrores quedó precioso, iluminado y decorado con florecitas y de noche... muy bonito, aunque todas las señoras anduvimos haciendo agujeros en la alfombra con los tacones de aguja y parecíamos borrachas trasnochadas desde nada más llegar. La comida fue igual que el día de la degustación, chunga, pero a estas alturas... a quién le importa?? Mis padres estuvieron encantadores y afectuosos el uno con la otra, mi madre un dulce con mis otros dos hermanos y ellos, que son dos auténticos bandidos, estuvieron sobrados, geniales y muy en su salsa.

Nos reímos, lloramos, hablamos, nos sacamos miles de fotos y aunque eché en falta a Pepe, que por supuesto NO VINO, saqué en claro varias cosas: una, que en las comedias de Shakespeare las cosas salen un poco mejor que en la vida misma, dos que los milagros existen, por lo del jardín de los horrores y por lo de mi padre y mi madre después de más de veinte años; tres, que tengo CUATRO hermanos como las copas de CUATRO pinos (dos ya emparejados de por vida, eso dijo el cura, aunque solo uno legalmente, y dos aún en edad de crecer , lo digo por las lagartonas); y cuatro, que tengo que aprender a decir NO, le pese a quien le pese, porque otro gallo me hubiera cantado si hubiera dicho NO cuando mi hermano me preguntó si podía invitar a mi ex a su boda !!!!!!!!!!!

Aunque esta última conclusión... la llevo madurando desde hace MUCHO tiempo!!!!


Sección-Expedientes-X

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domingo, septiembre 24, 2006

Open de Madrid de 2006

Ya me explayé en el 2004 con el Open de golf de Madrid en Romería en el Club de Campo. En aquel entonces el patrocinador era Telefónica y este año el patrocinio era compartido entre el ladrillo de Valle Romano y el banco de Banco de Madrid. En el 2004 tuve que recurrir a la amabilidad de una lectora de la sección femenina para conseguir invitaciones, pero ahora estamos, inexplicablemente, en una base de datos de vips golfistas. Le llegó un tarjetón a mi marido del Banco Madrid y a mi uno de Valle Romano. Aunque en el Open del 2005 se me pasó hacer la crónica, quiero volver a las buenas costumbres.

Este año el buen tiempo reinaba sobre Madrid y el Open celebró en el club del campo de la Moraleja II. Este campo de golf es muy inferior en belleza y entorno al del Club de Campo donde se celebraron los dos últimos campeonatos. La organización fue muy deficiente, sobre todo en el acceso al campo por coche(1). Hacían dar más vueltas que un trompo para llevarte a un descampado donde los "gorrillas" mega-pijos mal educados te llevaban a un camino de cabras, solo apto para 4x4, con un trato adecuado al terreno: como ganado.

Mal los servicios de restauración. Sin cervezas, sin bocatas, sin nada que llevarte a la boca. Menos mal que me llevé la comida de casa(2) pero en cuanto al líquido tuvimos escasez. La zona de servicios estaba en una atalaya inexpugnable a la que llegabas sin un hálito de aliento. Vamos, una ruina. Pero para un golfista no hay barreras infranqueables para ver a sus ídolos.

Nos fuimos a seguir a esos dioses del golf para ver si se nos pegaba algo de su arte. Este año teníamos a los españoles a Olazabal, Garrido y Miguel Ángel Martín, no estaba "el niño" como en el 2004. Estuvimos siguiendo los que llevaban mejor clasificación, viendo birdies(3) como si fuera lo más natural del mundo. Intenté capturar el swing de los maestros del golf con toda la intensidad de mi mente, veremos como lo asimilo.

El sábado iba ganando el Inglés Ian Pounler que estaba que se salía de poderío. Tranquilo, con el aplomo del que se sabe campeón. Lo dejamos con un resultado de -19 el tercer día de juego. Según leí en prensa al final se impuso con 22 golpes bajo par, dejando el segundo lugar para el madrileño Ignacio Garrido.

Ya en el 2004 me sorprendió la ausencia de tecnología en los torneos de golf y pasados dos años la cosa sigue igual. Todo es analógico-manual. Existe un sin fin de ocupaciones totalmente desfasadas de los tiempos que vivimos. A los masters del universo les acompañan sus caddies, el juez, el "sin pecado" que lleva un estandarte con la puntuación del partido, y los de "se callen" que llevan un cartelito pidiendo silencio. En el green de cada hoyo hay dos personas que toman nota del resultado y que lo transmiten vía walki-talki al panel central que se actualiza manualmente. No pude evitar mirarlo con ojos digitales y....

Vi un "sin pecado" digital con una PDA, que transmitía el resultado de su partido a distintos paneles. En cada Hoyo había dos paneles, uno en el tee de salida y otro en el green que recogían el resultado del partido que estaba jugando. Había también tres paneles centrales estratégicamente situados que proporcionaban los resultados en tiempo real, incluyendo el nº de golpes del hoyo aunque no hubiera finalizado. Cualquier persona dentro del recinto o en el sofá de su casa podía consultar con sus teléfonos móviles la clasificación de los partidos para decidir qué partido era más interesante seguir para ver las imágenes de salida de un hoyo o el juego en el green.

Si algún emprendedor que lea esto se decide llevar a la práctica esta idea del servicio de información ubicua del torneo de golf, que no se olvide de hacer una donación a la sección femenina y que esté seguro que le daremos buen uso al dinero: nos lo gastaremos en buen vino.

(1) Única manera de acceder al campo
(2) Esto de ser "prole" tiene sus ventajas a la hora de prevenir en el avituallamiento
(3) Un resultado de un golpe por debajo del par del hoyo. 2 golpes en un par 3, 3 golpes en un par 4, cuatro golpes en un par 5.

Sección-Handicap 43

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viernes, septiembre 15, 2006

El Niñatojefe

Hace varios años escribí estas líneas sobre el rejuvenecimiento de las estructuras laborales. Las semana pasada leí esta noticia: ¿Tiene 35 años? Para Ericsson ya es viejo. Saco del fondo editorial esta reliquia sin mucha esperanza de que cale el mensaje. Después de esto abandonaré este tema para no incurrir en pesadez como Sor Eufrosina.

Quiero dar las gracias a mi amigo virtual Chousas que ha tenido la amabilidad de ilustrar este post.


Aunque todos sabemos que más sabe el diablo por viejo que por diablo, la burbuja de la nueva economía con su culto a la juventud ha auspiciado en el ámbito laboral el nacimiento del jefe de edad temprana al que denominaremos de ahora en adelante el niñatojefe. Cuando ya todo indica un retorno a la economía tradicional(1), no se conoce el futuro de esos yogurines ascendidos a la cúspide por mor de su juventud, cosa que no me preocupa en absoluto y no es objeto de este análisis, más bien me centraré en el estudio antropológico del niñatojefe .

Aunque siempre ha habido trepas, éstos eran una minoría, estaban marginados por sus compañeros y los jefes desconfiaban de ellos; sólo los más avispados conseguían su objetivo, por lo que el número de jefes que se instalaba en la confortable estructura por métodos poco ortodoxos era minoría. Con la nueva economía, por un lado se despertó la ambición de unos jóvenes que se veían ricos antes de los 35 y estaban dispuestos a todo lo que fuese, incluso vender a su madre, para lograr ese objetivo. Por otro lado a las empresas con expectativas de crecimiento se les reblandecieron la neuronas y se marcaban objetivos que harían reír a cualquier persona con sentido común. Como los empleados maduritos no se prestaban a tan gran dislate, se les estigmatizó con el adjetivo de reaccionarios porque no querían adaptarse al cambio(2) y se buscó cantera nueva, encontrando un filón que estaba deseoso de adquirir poder pero con el objetivo final de amasar dinero.

Se reclutaron jovenzuelos de distinto tipo, entre ellos el niñatomaster, cuya gracia era ser poseedor de un master, preferentemente en U.S.A., y no saber nada más que la teoría que enseñan las Escuelas de Negocios(3). El niñatobabas, dotado de una abrumadora capacidad de adulación con la que reblandecer la voluntad de los jefes unido a un inusitado servilismo que le lleva a encajar las broncas de sus superiores y clientes con una sonrisa (4). El niñatoguay, de impecable aspecto físico, bronceado y con un deje algo gangoso en el habla que aportaba valor a la empresa por su parentesco con círculos de poder(5). El niñatolabia, dotado con un pico de oro, que cuenta lo que sabe y lo que no pero con mucha convicción(6). El niñatolátigo, versión actualizada del tratante de esclavos, capaz de duplicar la jornada laboral de su equipo sin compensarles ni con las gracias. Finalmente está el niñatopío para hacer realidad ese dicho de a Dios rogando y con el mazo dando. Con estos mimbres se tejieron las estructuras de las empresas y los que no entraron en el juego se quedaron atrapados bajo la autoridad del niñatojefe que les tocó en suerte formando equipos de trabajo altamente inestables donde la armonía reinaba por su ausencia.

Estos jóvenes ejecutivos son como la fruta que, cuando se corta del árbol estando verde, nunca madurará por mucho tiempo que la dejes a temperatura ambiente. Como dicen en Cartaya: siempre les faltarán muchas mareas.

(1) La Economía tradicional es tan diabólica y cruel como la nueva economía, ya que persigue el mismo objetivo del enriquecimiento de unos pocos pero cambiando de método para que esos pocos sigan ganado dinero.
(2) Incluso se les regalaba un librito americano que se titulaba ¿Quién se ha llevado mi queso?, pero los maduritos no cayeron en la ratonera del mensaje de panfleto.
(3) Según la teoría de la conspiración de un madurito reluctante al cambio -que es mucho más sabio por su capacidad intelectual que por la edad- las Escuelas de Negocios las controla la C.I.A. y la N.S.A. engañando a todos los pardillos que van a estudiar a ellas para que difundan las políticas económicas que interesan a E.E.UU.
(4) Cosa bastante frecuente porque generalmente son unos incompetentes.
(5) El más aristocrático ya no se hace, se nace.
(6) Es sobrecogedor verlos hacer una demo a los jefazos, se te caen los piños al suelo.

Sección: Fauna Humana

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lunes, septiembre 11, 2006

El divino impaciente

Contaba hace poco el profe que el pecado nacional es la impaciencia, aquí va una muestra de ello.

Sor Eufrosina era de Navarra y su mayor deseo era servir a Dios en las misiones e incluso morir mártir. Se había preparado concienzudamente y había aprendido varios idiomas, aparte del euskera(1) que era su lengua natal. Pero sus superioras en vez de enviarla a convertir infieles la destinaron a mi internado y eso le causaba bastante frustración.

Daba clase de francés, latín y ciencias naturales. Mi cruz con los idiomas empezó con ella. Hablaba atropelladamente, suya era la frase "bona si potonta no", que solía escupir como si fuera un aspersor de riego por saliva. Esta frase con el tiempo la he hecho mía pero mejorando la pronunciación y cuidando de no soltar perdigones. Nos maliciábamos que el francés que nos enseñaba era de poco fiar. Ante la sospecha de aprender algo mal me cerré en banda con este idioma(2).

Tenía muy mal carácter y la mano muy larga. Solía ser arbitraria y descargaba su ira con cualquiera que se cruzara en su camino. Aprendimos a esquivarla y a sus espaldas la llamábamos La Fofo. Solíamos comentar la suerte que tenían los chinitos con que la hubieran dejado en España. Pero había algo que era difícil de eludir: su pasión por San Francisco Javier.

En clase de ciencias naturales venía algunos días con un LP. En cuanto lo veíamos temblábamos de terror. ¡NO! ¡OTRA VEZ NO! ¡PREFERIMOS APRENDERNOS LA CLASIFICACIÓN DE LOS INSECTOS! Pero ella no se inmutada ante el revuelo, sacaba rápidamente el disco de su funda y nos lo ponía en el tocadiscos. Por los altavoces salía por enésima vez la voz analógico-virtual de San Francisco Javier declamando los versos de "El divino impaciente":

¡y hay que hacer el bien deprisa,
que el mal no pierde un momento!
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Las grandes resoluciones,
para su mejor acierto,
hay que tomarlas al paso
y hay que cumplirlas al vuelo(3)

No comprendí hasta que vi la Naranja mecánica la magnitud de la tortura. Después de ver la película entendí por qué nunca había leído a José María Pemán.

La impaciencia de Sor Eufrosina por intentar mostrar a unas niñas de doce años la conversión de San Francisco Javier por San Ignacio de Loyola arruinó sus propósitos de hacernos seguidoras de su ídolo.

Nunca he podido entender ese afán de servir a Dios atropellando a los demás.


(1) En aquel entonces se llamaba vascuence.
(2) Cualquier excusa es válida antes que reconocer una incapacidad.
(3) Es difícil encontrar en Internet estos versos, aquí es posible encontrar algunos fragmentos (La página es muy larga y está casi al final)

Sección-Ave María Purísima

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viernes, septiembre 08, 2006

La moral, la ética y la estética en el golf


Últimamente, mi hija la erudita(1) me llama sofista con intención de ofender, aunque bien sabe ella que no me hace mella este adjetivo despreciativo. En esta vida hay que intentar hacer las cosas bien, hasta los sofismas, para tener la satisfacción del deber cumplido, máxime cuando sirven, entre otras cosas, para ganarme el sustento.

El domingo pasado, mientras jugábamos el hoyo doce(2), me dijo mi marido que en el golf "no era lo mismo tener moral que tener ética". El sol estaba en el zenit pero mi cerebro estaba protegido con una gorra lo que me permitió tomar nota mental de la frase para desarrollar este concepto. Me parecía que a la pareja moral-ética le faltaba algo hasta que en el hoyo trece(3) me dije " ¡estética!" y aquí va mi reflexión golfista:

En la vida, la actitud supera a la aptitud, de nada sirve tener una cualidad si no te la crees, no se le sacará partido. Por el contrario, la actitud puede superar la barrera de una limitación en una cualidad. En el golf pasa lo mismo porque es el juego de la vida con un poco de mala leche.

La cualidad idónea para un golfista es la psicomotricidad, es decir, la capacidad de coordinar varias partes del cuerpo en movimiento. Pero no basta poseer este don si la mente no acompaña y en este punto entran los intangibles: la moral, la ética y la estética que suman o restan a la psicomotricidad.

La moral es la componente que regula el estado de ánimo y aporta seguridad en el swing. Es el intangible que da la distancia hacia delante, que hace que la bola avance y que predispone a una sensación creciente de triunfo, pero en cuanto se rompe, todo se desvanece.

La estética proporciona la elegancia en la ejecución de los movimientos dando lugar a trayectorias de bolas elevadas cuyo sonido de clinc en la salida es más que música celestial para el golfista. Pero la estética es eso, forma no fondo, no es necesario para alcanzar distancia aunque puede complementar a la moral en la componente narcisista. Si se pierde la estética pero se conserva la moral, se consiguen los mismos resultados.

Aunque los jugadores de golf son considerados damas y caballeros(4) y la ética se les supone, nada más lejos de la realidad. La ética es un handicap para obtener resultados, que es de lo que se trata. A más ética menos trampas, a menos trampas más golpes y a más golpes peor resultado, ergo...

Por tanto, la actitud de moral sin ética obviando la estética es lo que lleva al triunfo en el golf y por extensión en la vida. Por eso un representante de las clases marginales , Maki Navaja , decía:

En este mundo podrido y sin ética lo único que nos queda es la estética

(1) Cría filososfos y te llamarán sofista
(2) El hoyo 12 es un par 4 en el que hice ¡EL PAR!. Algo como un milagro del cielo
(3) En el hoyo trece, un par 5, me hice un cuadruple bogey, a partir de ese hoyo perdí el favor del cielo, no sé si por mis pensamientos sofistas
(4) Así lo pone en las puertas de los vestuarios

Sección-Handicap 43

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miércoles, septiembre 06, 2006

Maneras de vivir

Hoy me he acordado de una historia de nadadores. En realidad son solo un par de escenas de una película cuyo nombre y cuya trama soy incapaz de poner en pie.

La enjundia de lo que recuerdo gira en torno a la competencia que hay entre dos hermanos (hombre rico-hombre pobre), competencia que iniciaron en la infancia, en el mar, y que arrastraron durante toda su vida.

En realidad todo empezó como un juego en la playa entre dos hermanos. El mayor era más fuerte y atlético, pero no había brillo en sus ojos. El pequeño, a pesar de la desventaja de sus años y su cuerpo menos dotado, volaba con su imaginación a lugares en los que nada podía alcanzarle. El juego consistía en nadar mar adentro. Y perdía el que antes se diera la vuelta y comenzara a nadar de regreso a la playa.

Cada año, desde que el pequeño cumplió diez años, repetían la hazaña. Y cada año, hasta que dejaron de ir a la playa con sus padres, el pequeño ganaba y continuaba nadando un trecho mar adentro cuando su hermano, vencido por la prudencia y el cansancio, gritaba: ?¡Yo me vuelvo ya!?, con lágrimas de rabia en los ojos y calambres en las piernas.

En la siguiente escena que puedo recordar de la película, los dos hermanos son viejos. Y el más viejo, azuzado aún por la envidia ante la fortaleza de su hermano pequeño, le pregunta:

- ¿Cómo hiciste para ganarme siempre, siendo más pequeño y menos fuerte que yo?
Y el pequeño, que también era viejo pero aún le brillaban los ojos, le contestó:
- Porque yo nunca me guardé nada para la vuelta.

Sección-Reflexiones

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lunes, septiembre 04, 2006

Buscando la felicidad.

¿Cuántas veces te han preguntado si eres feliz, o cuántas veces te lo has preguntado a ti mismo/a? Yo tengo una madre que me lo pregunta bastante a menudo, sobre todo si me ve muchos días seguidos cabreada o con cara de culo, se planta delante de mí, levanta una ceja y me mira directa a las pupilas mientras me espeta -mira, qué pasa, ¿tú no eres feliz o qué?

La cosa es que yo no sé hasta qué punto una es feliz o está en vías de serlo o qué; por supuesto, todo es relativo y obviamente, si me comparo con qué se yo, esa Paris Hilton, por ponerte un ejemplo, capaz que soy una desgraciada, ella tiene pinta de estar muy buena, tener mucha pasta y pasárselo muy bien a diario; claro que si me comparo con, por poner, una mujer keniata del extrarradio de Nairobi , la cosa cambiaría, y debería sentirme la reina del mundo.

Normalmente, la mayoría de los días, me levanto y sonrío a la vida, pienso que estoy donde debo, que tengo lo que merezco y que soy lo que he hecho para llegar a serlo; un buen trabajo que no me hace madrugar demasiado, al que voy caminando y al que llego en diez minutos, un jefe ni demasiado capullo ni demasiado blandito, un sueldo decente, un hombre a mi lado al que quiero, respeto y cuido, y que me respeta, me quiere y me cuida, una familia, pequeña pero simpática y sobre todo cargadita de anécdotas, una pandilla de amiguitos también pequeña pero leal...

En lo que a mí concierne creo que soy lo que mi madre denomina "gente decente"; a ver, nunca he matado un pájaro y nunca he atropellado a una abuela, pero he roto vasos y platos de tres o cuatro vajillas distintas, pero sin mala baba ni adrede. A los cinco o seis años estuve en una cárcel porque en el pueblo en el que me crié tenía una amiguita cuyo padre era el sargento de la guardia civil, y una vez entramos a ver cómo era un calabozo, porque yo pensaba que era algo "parecido" a la carroza de Cenicienta: ¿calabozo, calabaza?, y cuando vimos lo oscuro y lóbrego que era aquello salimos pitando del lugar, otra vez, más o menos con esa misma edad, otro guardia civil me "tomó los datos" porque yo no hacía más que subirme a un entarimado que estaban montando para unas fiestas, y me acojonó tanto que me quisieran "fichar" que estuve una semana sin querer salir de casa. Quiero decirte, que no debo tener yo ni pinta ni entrañas de maleante, aunque mi chico diga que tengo cara de mala y aunque una vez que fui a un casting, el director me dijo que me quería para la mala de la novela.

Pero a veces no sé si me hubiera gustado ser de otra pasta; a lo mejor entonces tampoco hubiera sido feliz porque andaría metida en líos todo el tiempo o vete tú a saber en dónde estaría a estas alturas. Me hubiera gustado ser una adolescente (aún) más problemática, (aún) más rebelde, de esas que se escapan de casa y no se arrepienten al llegar a la estación del tren, de esas que son la verdadera oveja negra de la familia y que nadie menciona en las cenas navideñas por miedo a que se aparezca por solo nombrarla.

Creo firmemente que uno nunca "debe estar contento" con lo que tiene porque si no, se acaba la "magia" de esta vida; antes, en otras épocas, yo nunca he estado demasiado contenta con mi propia existencia, me pasaba los días y las noches soñando con un status quo como el que ahora mismo disfruto ¿quién me entiende?, y no es que ahora quisiera cambiarlo todo y volver a aquello, por favor, para nada, pero a veces me pregunto a mi misma si es que esto es lo que voy a tener/ser para siempre, por los restos, si me gusta lo suficiente o más bien, si es lo que realmente me hace feliz como para seguir teniéndolo/siéndolo hasta el final.

Como suelen repetirte los psicólogos, creo que la búsqueda de la felicidad es una empresa fútil, probablemente la felicidad completa es que ni existe, o al revés, la felicidad completa es cuando tienes pequeñas incongruencias o pequeños desajustes que te hacen ver lo estupendo o perfecto que están o son otros aspectos de tu vida: la búsqueda del bienestar subjetivo antepuesta a la perfección absoluta, ¿no?

Me encanta esta frase de Voltaire , "buscamos la felicidad, pero sin saber dónde, como los borrachos buscan su casa, sabiendo que tienen una ": algo así como padecer todo el año para luego cogerte unas vacaciones chulas, o hacer dieta y saltártela un día en un atracón de chocolate con avellanas, o simplemente disfrutar flotando en la ingravidez de la piscina municipal mientras los demás te gritan que te quites de en medio, soñar con ir algún día a Australia , alegrarte si encarcelan a los chorizos de Marbella , emocionarte si encuentran la vacuna para el SIDA o el cáncer?, es todo siempre TAN relativo.

Sección-Reflexiones

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viernes, septiembre 01, 2006

Mi ángel

Luna tuvo una infancia dura. Abandonada a su suerte en un orfanato de monjas desde chiquita, su cuerpo se le quedó menudo, enjuto y encogido por la parca alimentación y la mucha humedad del mediterráneo.

Cuando yo la conocí, debía frisar los cuarenta, pero continuaba teniendo un cuerpecillo adolescente, a medio hacer. Siempre gentil y amable, repartía su sonrisa con el corazón en las manos. Aprendió de las plantas y las flores, y con ellas se ganó el sustento y pagó las facturas unos cuantos años.

Durante mucho tiempo, venía a casa de visita. Bebíamos té y fumábamos cigarrillos sin moderación alguna, y hablábamos durante horas. Más de lo divino, que de lo humano. Con ella he llorado mis grandes dolores, y me he reído mucho más de lo que sería capaz de relatar.

Recuerdo sus ojos brillantes, fieros y quietos, compasivos. Su nariz de pájaro solitario. Y su pelo duro de india, cuajado de canas y dignidad. Su temple de mística pura, sin afectación alguna.

Nuestras vidas, que caminaron juntas tanto tiempo, se separaron un buen día.

Aunque siempre sentí que estaba conmigo, durante demasiados años no volvimos a tener noticias la una de la otra. Para cuando quise ponerme en contacto con ella, había desaparecido sin dejar rastro. Ni dirección, ni teléfonos, nada...

Le mandé cartas como quien lanza botellas con mensajes desde una isla desierta, que nunca supe si le llegaron porque jamás obtuvieron respuesta.

Vivía con esa pena, la de haber perdido a una amiga del alma, cuando apenas hace unos días recibí una postal suya, en tonos sepia, con una foto del café Gijón.

Estaba datada un catorce de junio, una fecha cómplice, en una mañanita soleada bajo el cielo velazqueño de Madrid, y en ella me hablaba de la luz del horizonte y de Mario Benedetti, dos de mis grandes pasiones, y me nombraba por todos mis nombres, como debe hacerse entre la gente de bien.

Entre las escasas líneas de esa postal, intuí que alguna vez se asoma a este maremagnum que es Internet, y quiero pensar que leerá estas líneas. Enviadas en una botella virtual por esos éteres que tanto le gusta transitar, para recordarle que ningún naufragio posible romperá la hermandad que urdimos, tarde a tarde, mes a mes, año tras año, entre risas y lágrimas.

Y que sólo cabe en una palabra: MILAGRO.

Sección-Reflexiones

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