sábado, marzo 31, 2007

Las albóndigas


Rebecuqui usaba el blog en su último post como alternativa a la terapia del diván del psicólogo. Le tomo el relevo y vierto en este post la bilis laboral de una semana estresante en la que el cambio de horario de verano no ha colaborado mucho a sobrellevarla, lo mismo que a María.

Esta semana me estaba trajinando gestionando dos marrones asuntos importantes, cuando asomó la cabecita otra actividad desde el e-mail. Me convocaban a una reunión de un tema "urgente". Viendo que acudían a la urgencia transcurrido un mes y medio (vamos, como el SAMUR de las TIC's) me puse en lo peor, me tendría que sentar a negociar con unas albóndigas.

¿Qué es una albóndiga? Se preguntará el lector mientras clava su pupila en el post, pues una albóndiga es lo que cuento a continuación.

El nombre les viene de la expresión ¡Ése es un cacho de carne! que se dice de las personas sin sangre en las venas. Pero dentro de esta calificación hay niveles, desde las carnes de primera como el solomillo hasta las carnes de segunda que generalmente se pican para camuflarle la grasa y los nervios para poderlas masticar. Las albondiguillas tienen como base principal la carne picada y cuando se cocinan adquieren un color marrón y están rodeadas de salsa viscosa que mancha al menor roce. Quedan por tanto caracterizados los sujetos albóndigas por su pasividad, su baja calidad, su temática marrón y por su entorno pringoso.

Las albóndigas ni sienten ni padecen en el trabajo. No tienen prisa, ni interés, ni ganas de trabajar, pero poseen la capacidad sorprendente de agazaparse y perpetuarse en su puesto y consiguen que todo los que les rodea vaya a su velocidad como si se estuviera haciendo tai-chi . La clave de su éxito reside en no hacer nada ya que el que no hace no yerra (1).

Todos sus esfuerzos van encaminados a enredar la madeja del problema, a oscurecer cualquier punto que aún estuviera claro y si esto les falla blandir el manual de la metodología, el de las normas de estilo o incluso en caso de emergencia toda la documentación de la ISO 9000 o las mejores prácticas ITIL, para decir que lo que se pretende hacer está fuera de norma. Todo, todo con tal de no trabajar. Diría yo que nadie ha trabajado tanto para no hacer nada.

La negociación con las albóndigas no tiene ningún atractivo. Se sabe de antemano que no se va a resolver nada y tiene efectos colaterales: al menor descuido te llevas la mancha puesta y si no te dan acidez, te repiten.

¡Son incomestibles ni a fuerza de pan(ciencia)!

(1) Interesante disertación sobre el herrar y errar de Almena

Sección-Fauna humana

¡¡Ni me menees!!

martes, marzo 27, 2007

La lista de Rebecuqui


A estas alturas y como todos bien saben, éste es mi diván personal y todos ustedes son lo más parecido al eco de mi madre y de mi Psicóloga, porque leyendo vuestros comentarios acerca de lo que escribo, las estoy escuchando a ellas.

Dicen que una no puede tenerlo todo en esta vida y me lo estoy empezando a creer; porque hay varias cosas en este mundo que hacen que yo me sienta equilibrada, mi familia (en la que incluyo a mi perro), mis amigos/as, mi trabajo, mi pareja y el peso que me dice la báscula cada sábado por la mañana en ayunas, y a pesar de que trato y trato de hacer equilibrios con esos "pequeños" cinco pilares de mi existencia, todavía no he conseguido NUNCA tenerlos a los cinco a la vez en orden y en paz.

En los últimos tiempos tengo reforzados cuatro, que son todos menos el de la pareja, porque mi familia, mi perro, mis amigos y amigas, mis compañeros de trabajo y hasta mi jefe y su esposa han hecho piña a mi alrededor, y como no hay mal que por bien no venga, y a mí cuando se me da la vuelta la vida se me cierra el estómago y no me entra ni un yogur, en cuestión de un mes me he quitado de encima unos cuantos kilos de peso, que se dicen pronto y se notan mucho. Y como el pilarcito del tema pareja lo tengo "bobito" pues probablemente perderé a algunos de vosotros en el intento porque yo cuando me pongo pesada, me pongo MUY pesada, pero es que me tiene obsesionada.

Os cuento: el otro día me llegó un correo con un texto sacado de una terapia de un Psicólogo y algunas pautas de comportamiento para "lograr vivir un gran amor", me lo envió una amiga; y una de las cosas que te dice (además de lo de quererte a ti misma y todo eso que ya lo hablaremos otro día) es que hagas una lista de las cosas que deseas o buscas en "esa persona". Y yo voy, y la hago…y lo pongo todo, todo lo que quiero de un hombre en esta vida, incluyendo lo del San Valentín que os contaba el otro día; no me dejo nada en el tintero, porque por pedir… que no quede, y pido hasta que sea alto y moreno, que no tenga madre o que la tenga en Australia, que no se depile y que sea creyente pero no demasiado practicante, como yo.

En el texto éste del Psicólogo te dice algo así como que mientras más cosas pongas, más posibilidades de éxito tienes para encontrar a esa persona que será tu gran amor, ya que estás buscando realmente lo que quieres, y que de eso se trata, de encontrar a alguien que cumpla el mayor número posible de esos requisitos para lograr una compatibilidad lo mayor posible en una pareja y que haya posibilidad de futuro.

Como os decía, yo lo puse todo, pedí como si fuera la carta a los Reyes Magos…y es que casi me sale mi ex !!! Hablo de Eduardo, no de Pepe, por si los despistados.

Hace años, antes de conocerle a él, a Eduardo, hice una lista parecida; en aquella época estaba hasta el moño de los tíos y me propuse encontrar un hombre legal que fuera mi "media naranja" (o como comentó Virginia en Luz de Gas, la otra naranja completa que haga par conmigo, que también puede ser así) y entonces me puse e hice una lista de un folio, por ambas caras, con todo lo que deseaba de un hombre en esta vida… y al poco tiempo Eduardo apareció en mi vida. Aquella lista la tenía guardada y una vez la encontré y la repasé a solas y reconocí que prácticamente TODO lo que yo había pedido lo tenía o lo era él. Lo único que no cumplía era que él tenía dos años menos que yo y se pasaba de estatura porque mide más de dos metros.

Pepe no tenía nada que ver con aquella famosa lista que yo había hecho, es que yo creo que los únicos requisitos que cumplía eran que es hombre y heterosexual, porque de todo lo demás… prácticamente nada; yo me escudaba en decir que de qué me había servido tener un hombre tan perfecto y adecuado a mis cánones de exigencias, si no me había salido bien con Eduardo, y que tal vez con Pepe, que no cumplía nada de la lista, pues que con él me saldría bien…

La cosa es que yo ahora ando un pelín "desmoñá", bueno, salgo más que antes, ése es el desmoñe que traigo, mira tú, pero siempre con mi grupito de amigas/os, y estoy conociendo a un montón de gente nueva y luego, al día siguiente, cojo la lista y me propongo marcar crucecitas al lado de cada "requisito"… y ná de ná, lo único que estoy consiguiendo es llenar la agenda del móvil y del Messenger y cada semana que pasa tener más planes organizados casi desde el lunes o el martes.

Y esa es la "boutade", que yo sigo queriendo lo mismo de un hombre, o en un hombre, y me pregunto varias cosas: esa lista… ¿la mantengo o la quemo en San Juan?, ¿le hago caso a este Psicólogo o paso de él?, ¿será cierto lo de a mayor compatibilidad mayor posibilidad de futuro?, ¿habrá un gemelo de mi ex por ahí para mí?

¡¡Ni me menees!!

lunes, marzo 26, 2007

Fotomanifestación por los derechos de las mujeres

Me enteré por Fernand0 de la última iniciativa de canal solidario para la igualdad. También vi que Julen se hizo eco. Así quedó el resultado de la campaña Fotomanifestantes por los derechos de las mujeres

Esta fue la aportación de la Sección Femenina



Más campañas de Canal solidario por la iguadad. Admiten todo tipo de ideas y sugerencias.

¡¡Ni me menees!!

jueves, marzo 22, 2007

Hakuna Matata


Bueno, pues el viaje que coronó mi decepción sentimental de hace unos cuatro meses fue, sí señores, sí, el sueño de mi vida desde que tengo uso de razón: un safari fotográfico por Tanzania durante una semana… y por el morro !!!, es decir, "de gratis" totalmente.

La empresa en la que yo trabajo pertenece a un grupo nacional que tiene desde constructoras y automoción, hasta parques eólicos, y cada año por el mes de diciembre, se permite el lujo de fletar un avión para llevar a sus empleados a un lugar cada vez más exótico a celebrar la "cena de navidad". Mi empresa es, digamos, de las hermanas "pobres" del grupo, y entonces cada año va mi gerente con uno de los empleados, que se escoge por antigüedad, y… este año me tocaba a mí!!!!

En verano anunciaron el destino de este año, y a mí casi me da un patatús nada más saberlo, porque desde que tengo uso de razón, el sueño de mi vida era hacer un safari fotográfico por África, incluso hace un par de años estuve mirando precios, pero claro, por menos de "medio kilo" de las antiguas pesetuquis por persona… Por octubre, cuando mi situación personal empezó a ponerse tensa, estuve a puntito a puntito de declinar, y durante semanas me planteé quedarme, MENOS MAL QUE NO LO HICE.

Dos semanas antes del viaje me tuve que mudar de la casa que compartía con mi anterior pareja, y en medio de la mudanza ponerme a sacar ropa de verano, pantalones todo terreno, botas de trekking… y en esos días nos enviaron desde la Central el programa ya preestablecido para el viaje; quítale un día de ida y otro de vuelta… y se quedaron en 5 maravillosos días en los que anduvimos del tingo al tango trepados en 4x4 por en medio de la sabana africana, desde las cinco de la mañana (amanecía a las seis en punto) hasta las doce de la noche, porque claro, quítame tú las ganas de juerga después de un día de foto tras foto.

Pasé por el cruce de caminos que lleva a Olduvai… pero no me pude ni bajar del todo terreno a sacarme la foto siquiera con el rótulo detrás, pero se hizo lo que se pudo. En total trescientas y pico fotos, de paisajes, animales, desde cocodrilos hasta cebras, hienas, leones, leonas, cachorros de leones y leonas, rinos, jirafas que se nos atravesaban por el camino, ñúes que te miraban impasibles, impalas, monos de cara negra (o de huevos azules… y efectivamente, los tienen color azul turquesa!!!), babuinos marranos como ellos solos y una monada de bichito que desconocía llamado "dig dig" que son como "mini camellitos mezclados con Bambi" y que se aparean de por vida!!!!!

Nos metieron en un poblado Massai en el Parque Natural del Ngorongoro, después de tres días danzando por el Serengueti… los Massai hablaban inglés como auténticos londinenses, una flipada, y tenían correo electrónico, me dejaron seca al comprarles cuatro pulseras y un diente de león enganchado a un pedazo de cuero… todo sea por el recuerdo del lugar…

Mira que he visto lugares, atardeceres, amaneceres, pero definitivamente tiene razón la canción y los colores de África son auténticos, son tan primitivos y espectaculares que no te queda más remedio que sacar y sacar y sacar fotos, una tras otra.

Recomiendo a todo el mundo la experiencia, aunque reconozco que del todo que yo la hice es muy poco probable que incluso yo misma la pueda repetir, porque un viaje así, a "todo trapo" y a ese nivel… cuesta una pasta y medio huevo derecho, pero es algo tan… eso, auténtico, visceral, te llenas de color, de luz, de vida… te cambia, ya mi es que me cayó en el momento justo de mi vida. Solo por eso lo atesoraré como la mejor experiencia de mi vida.

Les pongo una foto chula de las que hice para compartirlo con ustedes, ah, y por cierto, efectivamente, dicen "hakuna matata" para todo !!!!!!!!!

Sección-Cuaderno de viajes

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lunes, marzo 19, 2007

Productividad: matriz DI

La semana pasada Telémaco nos exponía una idea radical: Ideas Heréticas 1: La productividad es peligrosa. Un par de días después, Julen recogía el testigo en el post Innovación y estilos de vida. Esto me animó a aporrear las teclas de mi Towando para expresar mi opinión al respecto.

Muchos de los que hablan de productividad lo suelen hacer desde la retaguardia, mirando de lejos el frente de guerra y sin mancharse las manos en el barro de las trincheras. Están más cerca del modelo del mando intermedio metrosexual que del masculino. Esta visión de la big picture puede ser buena para ver el entorno completo pero pierde toda la riqueza del detalle de las relaciones humanas que forman el conjunto.

No hay una receta general para la productividad, se debe analizar según el entorno. No es lo mismo el sector servicios que la industria, la sanidad o la Administración; cada sector tiene sus propias características. Mi punto de vista sobre la productividad está totalmente condicionado por mi experiencia laboral en los proyectos relacionados con las TICs. Durante más de veinte años he trabajado en las trincheras hasta que las abandoné voluntariamente para retirarme a la retaguardia. Creo que me encuentro en una magnifica disposición de exponer mi punto de vista, una vez que se ha asentado mi experiencia en el frente de guerra.

Recuerdo el post Pan con mantequilla que escribió Telémaco hace año y medio, en el aparece una matriz SDG extraída del blog “Nodos en la Red”. También he analizado la matriz BCG (Boston Consulting Group). Estas matrices definen de una forma conceptual la representación de los proyectos de una entidad. Las he examinado al derecho y al revés pero mis ojos me llevan a mirar los proyectos en una relación de Dinero invertido-Incompetencia de los que participan en el proyecto.

Ésta es la representación visual que denominaré matriz DI ( Dinero Incompetencia).

En este modelo visual el eje x corresponde a la incompetencia, expresada como la integración de todas las incompetencias de los participantes en el proyecto, bien como clientes, bien como ejecutores.

El eje Y corresponde al presupuesto del proyecto, medido en dinero contante y sonante.


Esta representación proporciona los siguientes cuatro posibles estatus del proyecto:

Artesanía: Son proyectos primorosos, hechos con rigor y sin despilfarro, cuya finalidad es terminarlos con éxito. Recuerdan a los procesos artesanos en los que prima el saber hacer de los ejecutantes más que en la fuerza del trabajo. Se producen cuando se dan las condiciones de una baja incompetencia y un presupuesto limitado. Suelen ser muy variados, tienen poco overhead y una duración corta.

Mito de Sísifo: En este grupo se incluyen los proyectos que nunca llegan a buen término. Muchas veces se estructuran en fases, todas ellas fallidas. Es como la maldición de Sísifo intentando subir una piedra a la cima de la montaña para que inevitablemente ruede abajo antes de alcanzar la cumbre y vuelta a empezar. A veces los que portan la piedra no son incompetentes pero se ven atrapados en la incompetencia global del entorno y, por tanto, están sujetos a esta maldición. A estos proyectos les falta la financiación suficiente para perdurar eternamente por lo que están predestinados a terminar para volver a empezar sin esperanza de saborear las mieles del éxito.

Diáspora: Se pueden incluir en esta clase los proyectos de gran tamaño que terminan en plazo y ajustándose al presupuesto. Son pocos los que cumplen estos requisitos porque se requiere un coeficiente de incompetencia bajo, cada vez más difícil de conseguir. En estos proyectos los clientes saben lo que quieren y los que realizan el proyecto saben cómo hacer su trabajo. El overhead es bajo a pesar de su tamaño, ya que la misma persona que asiste a una reunión es capaz de convocarla, asistir, escribir el acta, hacer todas las gestiones necesarias además de cumplir con los compromisos acordados.

Pero tanta productividad tienen una consecuencia negativa: Supone un perjuicio económico para su empresa la finalización del trabajo en plazo y coste. El proyecto no tiene continuidad y se agota como fuente de ingresos. Como castigo, los participantes en este tipo de proyectos sufren una diáspora, bien dentro de la entidad o en el peor de los casos fuera de ella.

Impunidad total: Es la parte más apetitosa del pastel, el oscuro objeto de deseo de un jefe de proyecto experimentado que posiblemente haya sufrido alguna diáspora. En este tipo de proyecto se da la condición óptima de un gran presupuesto gestionado por la incompetencia. Al contrario que los proyectos artesanos, se basa en la fuerza del trabajo más que el saber hacer. Los recursos serán muy abundantes y muy baratos. Esto dará lugar a una enorme estructura de mandos intermedios junto con un fuerte overhead para resolver la burocracia generada.

Un aspecto crítico es alcanzar rápidamente el punto de no retorno para que el proyecto alcance la impunidad total, como se puede apreciar en la siguiente figura.

Esto se consigue con una curva de gasto exponencial creciente, con tendencia asintótica, en la que llegado a un punto nadie dará marcha atrás al proyecto sin peligro de perder su cargo y su prestigio. A partir de ese momento se consolidan unos ingresos económicos independientemente de los resultados del trabajo.

Las empresas tienden a situarse en el cuadrante de la impunidad total, lejos, muy lejos de perseguir la productividad. Por las cifras que se obtienen de productividad en España parece que están cumpliendo su objetivo.

Sección-Reflexiones

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viernes, marzo 16, 2007

Las mentiras: I- El Ratoncito Pérez

El mecanismo de la mentira es algo que se aprende en la más tierna infancia.




Mi vecina Rosa brega a diario con su progenie, compuesta por tres tiernos infantes. El mayor de ellos, a punto de cumplir los diez años, ya ha descubierto alguna de las grandes mentiras de la infancia, y entre ellas la del Ratoncito Pérez. Aunque frente a su madre hace como que no lo sabe. Así puede seguir exigiendo su tributo cada vez que se le cae un diente.

El último diente se le cayó hará una semana. Estuvo toda la tarde diciendo: "Mamá, ¿no se te olvidará lo del Ratoncito Pérez?"

Pero esa noche Rosa, exhausta tras echar de comer a su marido, los tres niños y las dos gatas, tras sacar la carne del congelador para el estofado del día siguiente y dejar la lavadora cargada con ropa de color, olvidó hacer los deberes y el Ratoncito Pérez no apareció.

Su hijo mellado, naturalmente, echó en falta la visita de modo inmediato. Nada más despertarse constató la ausencia de diente y/o regalo bajo la almohada. Sin piedad, empezó a quejarse: "Mamá, ¡el Ratoncito Pérez no ha venido!"

Rosa se sintió culpable por su mala memoria e intentó mascullar una excusa: "No habrá podido, David. Anda, levántate y vístete que llegamos tarde".

Mientras se vestía, David no dejaba de protestar: "No es justo, mamá. Cuando a cualquiera de mis hermanos se le cae un diente, siempre viene. ¡Para él ( y ponía mucho énfasis en ÉL) son mucho más importantes que yo!"

Bombardeada por tan implacable chantaje emocional, y mientras intentaba por cuarta vez abrocharle la cazadora a la pequeña, Rosa empezó a maldecir en silencio al Ratoncito Pérez y a todos los roedores del universo.

Cuando por fin abrió la puerta para salir hacia el colegio con sus polluelos, la gata Blanquita estaba sentada en el umbral junto al magnífico trofeo conseguido en su cacería nocturna: un pequeño, parduzco e inerte ratoncillo de campo.

Rosa, triunfal, el espetó a David: "¿Ves por qué no pudo venir? ¡Aquí tienes al Ratoncito Pérez! Si tienes algo que decir, habla con Blanquita."

Sección-Reflexiones

¡¡Ni me menees!!

miércoles, marzo 14, 2007

La primavera ha venido...


... nadie sabe cómo ha sido, ha despertado la rana, el almendro ha florecido, en el campo se escucha el cri-cri de un grillo, la primavera ha venido, nadie sabe cómo ha sido, chán chán!!!

Y digo yo, quiero en mi vida al director de Marketing de la Primavera, porque época del año más sobreestimada, sobrevalorada y traída y llevada que la primavera, vamos, las Navidades y el Corte Inglés ya lo querrían para sí.

Llega la primavera y los asmáticos y poli alérgicos se ponen insoportables; llega la primavera y como no te hayas pasado días en el cacharrito ese de rayos uva, tus piernas tienen un color azul verdoso que ni te atreves a quitarte las medias hasta bien entrado junio; llega la primavera y sí, empiezas a dormir con las ventanas abiertas, pero los gatos andan en celo y no te dejan dormir, los pájaros te despiertan antes que el despertador, y como la vecina de abajo tenga una maceta en el alféizar de la ventana, es que sálvese quién pueda porque del grillo de antes no te libra ni San Pedro.

Ya ni me quiero poner a hablar de lo bonito que es ver nacer cervatillos y elefantes, pechada de Dumbo y Bambi del finde pasado, ¿se nota?, porque el otro día escuché o leí o me dijeron que los animales están tan descontrolados por culpa del cambio climático que ya no saben si aparearse, hibernar, cazar o irse de compras.

Yo me pregunto… qué tienen en contra del otoño?

En otoño el aire HUELE y además lo pueden oler todos, porque ponte a respirar a todo pulmón en la plaza de tu pueblo en plena primavera y verás cómo te tienen que llevar a urgencias con los bronquios encharcados de polen.

En otoño los colores son más vivos, más encendidos, en la primavera es todo tan insípidamente color "pastel" que parece un cuadro "naïf" ñoño y sensiblero.

En otoño, si tienes novio, ya empezamos con lo mismo de siempre pero sigo en la brecha, decía que si tienes novio pues mira, te vas a comprar castañas asadas y a tomar vinitos a un garito cutre y cálido y hasta te enamoras sin darte cuenta y si no lo tienes, pues en esos garitos cutres y cálidos y con el fresquete que empieza a hacer fuera, siempre se puede encontrar una "un helecho".

Porque en primavera, para empezar, si no tienes novio eres como la fea en la boda, todo cristo te mira mal, en primavera dicen que se te alteran las hormonas y yo me pregunto ¿qué tiene de divertido que se te alteren las jodías hormonas si no tienes a quién demostrárselo?, en primavera, como en una viñeta de Mafalda, todo el mundo se empareja "porque sí", hasta las mariquitas de San Juan, como en el anuncio del coche, y si a ti te da por andar "solana" y miras a tu alrededor… es como lo del día de San Valentín, apetece sacar escopetas y hacer masacres tipo USA.

Y ya por último, en primavera no puedo ponerme más el abrigo estupendo de conejo que me trajo mi madre de Argentina hace tres años y que obviamente viviendo en Canarias solo puedo usar en contadas ocasiones y en lugares fríos del norte, y eso, realmente, creo que es lo que más me da por saco, porque es precioso.

Independientemente de este exabrupto tonto, ñoño, superficial y antiecológico (aunque cuando regañé a mi madre por traérmelo, me dijo que eran conejos que se usaban para el consumo cárnico, que qué más me daba y yo a mamá le estoy empezando a hacer caso), independientemente de eso, quería decir, la primavera tiene un departamento de Publicidad que muchos quisieran, porque no es así, donde esté el otoño que se quiten las demás estaciones, porque ya no me voy a poner a hablar de los calores veraniegos ni de la tortura pre, entre y post navideña que ya dura los tres meses del invierno y parte de lo anterior.

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sábado, marzo 10, 2007

Jose cumple 40 años

El post "El frío" terminaba con una alusión a Jose. Telemaco y Fernando, le daban un toque de atención por hacerme pasar frío. He rescatado del fondo de mi disco este post que escribí hace tiempo y en el que describo la entrañable relación con mi compañero de despacho.


Un lunes negro Jose, mi muy entrañable compañero de despacho, abandonó la treintena para traspasar el umbral de los cuarenta. Se me olvidó que era su cumpleaños y me dejó caer la noticia como si cualquier cosa al final de la cornada laboral. De repente vi como se pasa la vida, ya que cuando lo conocí no había hecho la mili y ahora lo veía precipitarse irremediablemente hacia la cuarentena.

Nos encontramos hace ya la friolera de 14 años y desde el primer instante congeniamos en lo técnico y en lo personal. Yo heredé sus trabajos mientras hacía la mili. Su pericia en el shell script de unix era tal que en una sola línea podía concentrar una herramienta completa. Algunas veces, cuando no funcionaba algo de sus scripts me quería morir, ya que era más fácil encontrar una aguja en un pajar que una pulga en sus programas.

No sentía Jose el ardor guerrero y no se le veía muy integrado en lo militar en aquellos tiempos de servicio patrio, y de hecho su password para entrar en los sistemas tenía una frase escatológica referida a la mili. Como encontró un destino en oficinas por la mañana, venía a trabajar por la tarde. Solo nos veíamos un par de horas para integrar nuestro trabajo pero nunca tuvimos problemas. Se diseñó un programa para la cuenta atrás de lo que le quedaba de mili a la vez que optimizaba el algoritmo del salto del caballo hasta límites insospechados.

Todos los que conocemos a Jose valoramos su inteligencia y su buen corazón y sabemos que siempre está dispuesto a ayudar a cualquiera de forma altruista. Además, es capaz de resolver los problemas más difíciles mientras se rasca el pelo, que llega al final de la jornada convertido en un desbarajuste, salvo cuando lo lleva tan corto que no es posible que los pelos tengan alguna orientación. No se conoce persona que haya tenido algún contencioso con él, salvo mi persona humana que a veces se torna en una furia incontrolada y dice lo que no tiene que decir. Después de una violenta discusión –técnica, por supuesto- sobre una nadería de interfaz, en la que me enfadé con él y le levanté la voz, me entró un enorme pesar y el remordimiento no me dejaba en paz. Como me cuesta pedir perdón, ideé una treta: le compré una botella de whisky Chivas Regal 12 Years Old, que sabía que le gustaba mucho. Al día siguiente le llevé la botella y le dije que sentía mucho haberle gritado el día anterior. Jose me respondió: “Si cada vez que te enfades me regalas una botella de whisky, no te cortes, enfádate las veces que quieras.” Como no estaba por la labor de hacerle caer en el alcoholismo, no le volví a gritar.

El destino, que nos unió en un despacho biplaza, nos separó para volvernos a juntar hace dos años. La primera reorga(1) me llevó a un despacho individual de muebles claros y a Jose a un despacho compartido muy próximo al mío. Un nuevo giro, debido a la segunda reorga , me condujo a un triste despacho individual de muebles marrones tan oscuros como las tareas con las que tenía que lidiar, mientras que Jose volvía al despacho adyacente al que teníamos al principio. De mi etapa en el despacho marrón solo recuerdo que lo protegía contra el maligno con unos ajos que se adherían a la puerta como los imanes de la nevera. Como la vida es una rueda, cuando decidí abandonar la oscuridad del despacho al ajillo quedó vacante el otro sitio en el despacho de Jose y ahora somos de nuevo compañeros y sin embargo amigos con magnificas vistas al INEM.

El próximo cambio de década me toca a mí ¿Seguiremos juntos en el mismo despacho?

(1) Entiéndase por reorga a un cambio en la estructura de la empresa debido al nacimiento o cierre de grandes proyectos o a los cambios de los puestos mas altos de la estructura

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viernes, marzo 09, 2007

Día de la mujer trabajadora

Nota de la editora: Tengo por costumbre desde hace cuatro cinco años publicar este post el día internacional de la mujer. Este año me lo ha tenido que recordar El director de Sistemas en su post Tensión.

El paso del tiempo no le ha restado ni un ápice de su fuerza.


8-Marzo: Día internacional de la mujer

Mientras avanzo entre el atasco de la M-40, desde la radio el locutor me reta: "Mándanos tu mensaje para el día de la mujer trabajadora". Y ante semejante provocación a las siete y cuarto de la mañana del viernes(2), después de haber apagado puntualmente el despertador a las 6:30 a.m. desde el lunes, decido mandarle este mi mensaje nada más llegar a la oficina y antes de ponerme a trabajar.:

¿Qué coño tiene que celebrar la mujer trabajadora? A ver si va a resultar que para el hombre el trabajo es un castigo bíblico ("ganarás el pan con el sudor de tu frente") y para nosotras va a ser una bendición. Carajo, pues sí que somos especiales.

Es como si nos hubieran montado un día del padre, o de San Valentín, o de la madre (o de la madre que nos parió), pero más en la línea CCOO(1) que en la línea Corte Inglés. Para que nos sintamos representadas y reconocidas (como cualquier padre se ve reconocido el 19 de marzo con una corbata).

Así que, la que tenga algo que celebrar, que lo celebre. A ver si yo el año que viene puedo celebrar el día de la mujer que vive de las rentas.

(1) Nota para los lectores no españoles CC.OO. (Comisiones Obreras) es el sindicato de Izquierda más a la izquierda, pero no el más siniestro de todos los sindicatos
(2) Como se puede apreciar es de otro año

Sección-Sapos y culebras

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miércoles, marzo 07, 2007

El frío


Una vez que el hambre pasó a ser una compañera habitual, vino el frío a incrementar mi círculo de amistades. Llegó en octubre y no se marchó hasta febrero. Contra el frío no servían las estrategias para escapar de las legumbres, ni la solidaridad, ni la negociación, ni la picaresca. Menos mal que Dios aprieta pero no ahoga; existían las camisetas de la Camerana y gracias a ellas casi pude hacer vida normal.

La camiseta de la Camerana era un escudo térmico que me proporcionaba el calor necesario para no caer en el letargo. Sin embargo, las partes del cuerpo que no cubría sufrían las inclemencias del tiempo. La piel de mi cara, mis manos y mis piernas se tornó dura y de una textura entre pez y lagarto, llena de escamas. Ese letargo ante el frío y esa piel escamada delataban que mis secuencias de ADN tenían mucho que ver con las lagartijas.

Como buena lagartija era inquieta y me metía por todos los rincones pero lo que más me gustaba era buscar el sol en el patio del colegio. Cuando Lorenzo brillaba, me sentaba en unos tubos de hormigón que había apoyados en una pared soleada y era capaz de pasarme todo el recreo sin pestañear absorbiendo sus rayos mientras mis amigas se divertían jugando. Allí empezó mi adoración al dios sol que pasados los años derivó en mi afición a tomarlo vuelta y vuelta en la playa.

Dentro del colegio el frío era omnipresente. Allí no llegaban los rayos de sol, excepto a una zona de paso acristalada que llamábamos la canariera. El edificio era decimonónico, de techos altísimos y de salas de grandes dimensiones: El comedor; las clases; las salas de estudio; la sala de música; los dormitorios; los roperos... No había forma de escapar del frío salvo en el cuarto de calderas en el que nos escondíamos aunque estaba prohibido. Nos recordaba a las cocinas de las casas normales en las que reinaba el calor y aprovechábamos para tostar pan y matar el hambre a la vez.

Al caer el sol el frío nos acompañaba hasta los dormitorios bautizados con nombres como Santo Ángel, Santa Luisa, San Joaquín, etc. y cada uno albergaba casi medio centenar de camas. No eran precisamente un lugar cálido ni íntimo para conciliar el sueño. Estaba prohibido hablar en ellos pero se nos olvidaba continuamente. Cuando la monja que estaba de guardia detectaba un rumor de conversaciones abría la puerta de sopetón y decía: ¡Santo Ángel, al pasillo! y allí íbamos las charlatanas a sufrir un plantón de media hora en camisón en el pasillo helado y ¡sin la camiseta de la Camerana!

Recordar estas escenas me da frío, tanto como el que paso en mi despacho. Espero que cuando lea esto Jose me deje poner el termostato a 25 grados.

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sábado, marzo 03, 2007

Supervivencia

Hace poco, en una tertulia de intelectuales en la que participaba un escritor al que admiro, salió a colación la cuestión de la supervivencia.

Hablaban de las guerras, de cómo unos mueren y otros sobreviven una y otra vez. Y este escritor, bragado en mil batallas, comentaba que en una guerra los que sobreviven siempre pagan un precio por ello. Y que él, como superviviente, sabía de las cosas que había tenido que hacer para conservar la vida en territorio comanche. Y que cuando veía a un superviviente, desconfiaba de él de manera sistemática porque no podía perder de vista el precio que habría tenido que pagar por ello.

Cuando concluyó la tertulia, me quedó una pregunta flotando en el aire: ¿qué precio he pagado yo, como superviviente de catástrofes varias, para seguir viva? Y en esas anduve, intentando indagar. Tras un tiempo de rondarme la interrogación por la sesera, la conclusión vino a ser que por el camino se me ha ido cayendo la inocencia, a fuerza de puro desgaste.

Y me pongo a pensar que a lo mejor morir –o seguir vivo- es mucho eso: pasar de mirar como un niño a mirar como un cínico. Y a lo mejor es por eso que me aferro a los ojos de cualquier amante con ojos-niños, como si fueran un oasis del que para mí manara el agua de la vida. Como si fueran un espejo que me devuelve la imagen trucada de mi inocencia perdida.

Y creo que por eso me entrego tanto a ser niña. A reír sin freno y a cantar y a bailar, porque sé que si no cultivo mi jardín de la alegría, el cinismo y la amargura sentarían plaza.

Por una cuestión de supervivencia pura y dura.

¡¡Ni me menees!!

viernes, marzo 02, 2007

El hambre


La vida va dando bandazos que se tienen que ir sorteando a veces con la flexibilidad de un junco y otras con la firmeza de un roble, todo según la situación y la capacidad de resistencia.

Mi primer revés me salió al encuentro un poco tierna, tenía tan solo seis años. Mi vida cambió radicalmente cuando entré en un internado de una disciplina férrea. De repente pase de ser una niña caprichosa y mimada, que hacía su santa voluntad, a tener que ajustarme a la voluntad de las monjas. Algo parecido a los Cuatro jinetes del Apocalipsis vino galopando hacia mí trayendo el hambre, el frío, el sueño y la arbitrariedad. Contra ellos luché durante 10 años. De las dos opciones junco o roble, me decanté por la segunda, aunque mi aspecto físico se ajustaba más a la primera.

El hambre me visitó el primer día cuando echaron en mi plato hondo dos cazos de un líquido marrón en el que nadaban unas formas ovaladas del mismo color. Judías pintas las llamaron. Fue mi primer contacto con las legumbres; hasta la fecha mi alimentación había consistido en filetes, pescadilla y patatas fritas. Las probé y estuve a punto de escupirlas. Me contuve y mastiqué como pude el primer bocado a punto de que las lágrimas se escaparan de mis ojos. Me dije, ni un bocado más y dejé el plato lleno.

La comida del internado estaba basada en las legumbres, alimentación aconsejada hoy día por todos los dietistas, por ser sana y muy completa. La serie semanal era: judías, garbanzos, lentejas, judías, garbanzos, lentejas y paella(1). No pongo en duda lo saludable de la alimentación pero cuando algo no gusta no puede ser bueno para el cuerpo.

Los desayunos eran mi comida fuerte. Al líquido caliente que decía ser café con leche, le ponía un chorro de leche condensada y tres cucharadas de Cola-Cao, y mojaba todo el pan que podía. Gracias al pan sobreviví e incluso alcancé una estatura media, aunque la sensación de hambre nunca me desapareció.

Pero toda situación mala puede empeorar. Llamé la atención de las monjas que se empeñaron en enderezar mis costumbres alimenticias y me vigilaban e intentaban obligarme a comer las legumbres. En ese punto intuí que había algo peor que el hambre y era que te obligasen a comer algo que se detesta. Allí empezó una carrera escapista basada en una estrategia a tres niveles.

El primer nivel consistía en apelar a la solidaridad. Si en una mesa de 12 alumnas ponía una cucharada de legumbres en cada uno de los platos de la mesa, quedaba diluido el problema(2). Pero a veces este primer nivel se agotaba y había que recurrir al siguiente, que era negociar.

La negociación era tan patética como "si te comes mi plato de lentejas, te doy mi filete del segundo plato". Esto suponía un gran sacrificio porque era lo único que podía acompañar al pan. Cuando no había manera de distribuir mi plato en los platos de las demás, ni tenía nada atractivo en el segundo plato para negociar, no me quedaba más remedio que recurrir a la picaresca.

La picardía consistía en que una amiga mía le daba conversación a una compañera de mesa que llamábamos "la pavita" por ser muy sosita aunque hacia honor al mote y comía como un pavo. Cuando estaba hablando con mi amiga yo le iba echando cucharadas de mi plato al suyo y ni se daba cuenta. Me producía muy mala conciencia engañar a la pavita, pero era más fuerte mi rechazo a las legumbres que la estricta educación católica basada en el sentimiento de culpa.

Así pase mi niñez y adolescencia pensando en comidas inalcanzables mientras que le daba bocados a un trozo de pan. Por eso valoro comer bien sobre todas las cosas y sigo con la misma actitud, prefiero el hambre a una mala comida.

Por cierto, la estrategia a tres niveles la he podido aplicar a muchas facetas de la vida.

(1) Sería más adecuada llamarla crema de paella dada su consistencia viscosa.
(2) Aplicación pragmática de las matemáticas a problemas reales

¡¡Ni me menees!!