La moderna Cenicienta
El feminismo ha pasado de moda, pero algo ha quedado en nosotras. No quedan (casi) opresiones por delatar o derechos por exigir y, sin embargo, queda todo (o casi todo) por hacerse .
Magda Catalá
Colette Dowling, escritora americana de gran éxito, publicó, en 1981, The Cinderella complex. Basándose en su experiencia personal -el abandono, al contraer matrimonio, de su trabajo como periodista en Nueva York,- relata como descubre, con sorpresa, que lo que verdaderamente desea es "que alguien cuidara de ella, la mimara y la hiciera sentirse segura".
Algo que durante siglos "parecía" que deseaban las mujeres, a las que se les había enseñado, como a Cenicienta , que si eran dóciles, trabajadoras y sumisas, sólo tendrían que esperar al hada, al milagro que, en forma de apuesto príncipe, llegaría para salvarlas de su triste e inevitable destino.
Estos conceptos que durante tantos años tendrían encerradas en sus casas a la mayoría de las mujeres, comenzarán a cambiar, cuando, a partir de los años setenta del pasado siglo, el movimiento feminista, lanzó a la mujer el mensaje de que "había cosas mejores que desear: dinero, poder y, sobre todo, libertad".
No sin dificultades -que aún persisten- la mujer en el mundo occidental comenzó a incorporarse al mundo del trabajo, a ser ambiciosa, a aceptar responsabilidades, a sacudirse la tutela del hombre y no tener el matrimonio como única salida a su existencia.
De ello dio ejemplo la famosa escritora Simone de Beauvoir, quien consciente de que por su relación sentimental con el filósofo Jean Paul Sartre estaba abandonando su futuro como escritora, decide separarse de él y durante algunos años vive y viaja por medio mundo, sin tener "encima la atenta y miope mirada de Sartre".
Y aunque es sabido que la escritora gala vuelve a reanudar, al cabo de unos años, su relación con el autor del Ser y la Nada, se cuestiona vivir con él, y finalmente decide vivir, independientemente ,en su propio piso, eso sí, apenas separado unos pocos metros de la puerta de la vivienda de Sartre.
Es un hecho sigue diciendo Colette Dowling, que: "las mujeres no estábamos acostumbradas a la libertad, sino educadas para todo lo contrario: la dependencia. Y ello llevara, en algunos casos, a la mujer a caer en la tentación de volver a buscar una cómoda dependencia, a la seguridad que le aporta apoyarse en alguien "
La autora alerta sobre esta dulce tentación y confiesa como al cabo de cierto tiempo buscó de nuevo en su trabajo de periodista y escritora, la independencia y la estima en sí misma.
6 comentarios:
Todos y todas necesitamos en algún momento a alguien que nos quiera y ¿por qué no? que nos de seguridad.
Pero, no dejan de ser sueños bucólicos, como lo de vivir en el campo -sólo unas vacaciones- que nos toque la lotería -¡ojalá!- ...
No hay modelos, hay caminos y los caminos, se hacen al andar y no al soñar.
¡Camínense!
Conozco una buena cantidad de profesionales estupendas, madres fantásticas y esposas de mentira: mantienen el matrimonio como pacto de ayuda mutua. Nada de sexo, nada de confidencias, nada de amistad, nada de nada, sólo "tú arreglas el enchufe, yo cocino y la cuenta corriente a medias".
La independencia es dura, ¿alguien lo dudaba?
alcye:
El problema reside en el hecho de que a cambio de seguridad pretendemos la anulación del otro/a.
Tengo la suerte de vivir en el campo los doce meses del año, pero la lotería es difícil que me toque...... ya que nunca juego J
Es bueno soñar aunque al despertar choquemos con la dura realidad.
Un abrazo y felices vacaciones.
benjuí:
Desoladora situación la que expones, más propia de otros tiempos—los míos—felizmente superados.
Creo que mantener una vida de pareja sin sexo, amor o amistad, y en la que sólo exista necesidad de ayuda, sólo puede llevar a la destrucción personal de ambos.
La independencia efectivamente es dura de conseguir, pero no para una pareja inteligente que respete al otro/a.
Feliz verano
Miguel Arribas,
No sé por qué me da, que ya te tocó la lotería, aunque no precisamente la del Estado.
¡Saludos!
alycie:
Si te refieres a la lotería de la vida familiar y profesional, hace cincuenta años que, efectivamente, me tocó el premio "gordo".
Entro a menudo en tu página--concretamente en tecnología y salud-- y te felicito por su contenido.
saludos
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