viernes, febrero 12, 2010

El gestor astuto


Lucas (16 1-8)

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Había una vez un hombre rico que tenía un administrador que fue denunciado como malversador de bienes. Entonces lo llamó y le dijo: ¿Es cierto lo que oigo de ti? Dame cuenta de tu administración porque quedas despedido".

Entonces el administrador se puso a pensar: "¿Qué voy a hacer pues mi amo me quita la administración? Cavar ya no puedo, mendigar me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer para que haya quien me reciba en su casa, cuando no tenga la administración".

Llamó a todos los deudores de su Amo y preguntó al primero: "¿Cuánto le debes a mi amo?". Él respondió: "Cien barriles de aceite". El administrador le dijo: "Toma tu recibo, siéntate y escribe cincuenta". Luego preguntó al siguiente: "¿Y tú, cuánto debes?" Este respondió: "Cien sacos de trigo". El administrador le dijo: "Toma tu recibo y escribe ochenta".

El amo alabó al administrador infiel, porque había actuado con sagacidad. Pues los hijos del mundo son más sagaces en sus relaciones que los hijos de la luz.

Este extraño pasaje del evangelio según San Lucas siempre me sorprendió desde pequeña. A mi me parecía que el administrador era un ladrón y por muy sagaz que fuese no merecía elogio alguno. Debe ser que soy una hija de la luz, de mentalidad estrecha.

Cuando cometí el error de dejar el luminoso camino de la tecnología para adentrarme en las tinieblas de la gestión tuve ocasión de conocer a un gestor de este perfil que llevaba años manejándose en el proceloso camino de las oficinas de proyectos. Cínico hasta la médula, era tan consciente de la necesidad de gestores cuando las organizaciones alcanzan tamaños cancerígenos, como del escaso valor añadido que estos aportan.

La oficina de proyectos que él dirigía tenía un presupuesto enorme que controlaba de forma totalmente opaca a la hora de adjudicar los proyectos a los suministradores o de aceptarlos para su pago. Al hacerme cargo de una serie de proyectos gestionados por su oficina me vi inmersa en un mundo totalmente ajeno a los principios de la lógica y la ética.

Su gestión de puertas adentro se basaba en la armonía interna, la productividad y la competitividad. La armonía de su equipo la resolvía evitando conflictos internos y enfocando a sus colaboradores a pleitear contra los suministradores. Él se refería a este método de una manera muy gráfica: "que mis chicos meen para fuera". La productividad la mantenía "agitando la jaula de los pájaros"(1) de vez en cuando para que no se durmieran en los laureles y la competitividad la estimulaba a fuerza de elegir un favorito que iba cambiando regularmente.

Su política de puertas afuera también se basaba en la concordia. Los problemas de los proyectos se negociaban primero con él llevándole a comer a alguno de sus restaurantes favoritos y los detalles se remataban con sus colaboradores en el bar a fuerza de jamón ibérico o de gambas de Huelva. Si no se seguía este principio de pleitesía los proyectos entraban en crisis.

Cuando el gestor se vio afectado por un ERE por razón de edad no quería renunciar a su parcela de poder y se dijo para sí las mismas palabras que el administrador infiel del evangelio:

"¿Qué voy a hacer pues mi amo me quita la administración? Cavar ya no puedo, mendigar me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer para que haya quien me reciba en su casa, cuando no tenga la administración."

Y bien que lo debió hacer, porque al poco tiempo fue contratado como directivo de uno de los suministradores de su antigua empresa y con su política de suaves maneras fue incrementando la facturación de su nuevo amo a su antiguo dueño.

Así consiguió en esta tierra servir a dos señores y cobrar un sueldo de cada uno de ellos.

(1) La reacción general de sus chicos en este caso era mear para fuera.

¡¡Ni me menees!!

18 comentarios:

Julen Iturbe-Ormaetxe dijo...

Noble arte el de administrar. Esto es ejemplo de gestión. No sé de cuál, pero de gestión. Imagina que se desplegara esa capacidad para que los proyectos cumplieran objetivos. Pero claro, eso no da tanto rédito, ¿no?
Qué bonitos son estos episodios que nos cuentas.

Lula Towanda dijo...

Julen: Gracias Julen!!

En aquel tiempo me horrorizaba este tipo de gestión, ahora me parece que tenía su mérito:
- Subyacía una estrategia clara
- Se basaba en maneras suaves de trato
- Se sobrevivía ajustándose a las reglas del juego.

Ahora la gestión:
- No tiene estrategia y si la tiene es hacia la destrucción de empleo
- No hay modales
- No hay una regla fija que te ayude a sobrevivir

Como me decía mi querido Filophone Alcaide: Siempre hay un punto más bajo.

Mi próximo post tratará de como gestionó una crisis este gestor para "cumplir objetivos" y posiblemente te robe la foto del patio de comedias de Almagro.

almena dijo...

En fin, ya ves que en esto de la "buena administración" está todo inventado...

Un abrazo, Lula!

Lula Towanda dijo...

Almena: Totalmente de acuerdo. A pesar de la proliferación de las escuelas de negocios, no hay nada nuevo en los business bajo el sol.

Miguel Arribas dijo...

Descendiendo a mi modesta experiencia cada gestor o administrador que he tenido ha hecho bueno al anterior.

Y es como dice el viejo refrán: "Administrador que administra y enfermo que se enjuaga algo traga"

Y esta fagocitosis es aplicable tanto a personas como medios

Lula Towanda dijo...

Miguel: La misma experiencia he tenido. Como dice el refrán: otros vendrán que bueno te harán. Voy a ir contando casos de gestiones que he conocido desde las buenas hasta las peores. Esta está en el medio. Los estoy contando desordenados en el tiempo pero un día de estos los ordeno en el wiki de lulapedia.

La naturaleza humana es así, tendente al mínimo esfuerzo con los medios que tiene a su alcance. La tentación es muy fuerte y como dice el refrán, algo se queda de lo que pasa por las manos.

ALyCie dijo...

¡Das qué pensar!
Creo, y eso no se estila, que existen juegos en los que pueden ganar las dos partes, siempre que uno renuncie a la ganancia máxima, como en el dilema del prisionero y eso, eso, tampoco se estila, desde la maximización a corto.
Salud os.

Anónimo dijo...

A ver, a ver...YA LO TENGO...

I.P.

Me equivoco????

Lula Towanda dijo...

Alicie: El tiempo recoloca mucho las percepciones. Hace 10 años este gerente me parecía un corrupto y ahora simplemente lo veo astuto.
La verdad es que él establecía unas reglas muy laxas para sobrevivir en el mundo de los proyectos con unos pequeños peajes gastronómicos.
Aunque con finalidades más egoistas me recodaba a ese personaje de la Fundación Salvor Hardin que decía que la violencia es el último recurso de los incompetentes

anonimo Te equivocas de lado a lado, IP es todo lo contrario al gestor astuto. No invitaba a nadie (bueno un día me invito a una caña) pero no hacía nada para que le invitasen. Lo suyo era la obediencia no la astucia

Lula Towanda dijo...

anonimo: Siento haber tardado en pillar la ironía :-DDDDDD

Te imaginas a I.P. diciéndole a los suministradores que nos invitaran a jamón ibérico y gambas de Huelva para luego quitarnos la botella de agua en las reuniones?

Anónimo dijo...

Bueno, algo de astuto tendría también...tengo entendido que en cuanto abandonó la nave pasó a formar parte de los suministradores de TID...y creo que su hijo fue introducido sutilmente dentro de la organización...

Lula Towanda dijo...

Anónimo: Definitivamente la astucia no era la cualidad de I.P. Era transparente como el cristal y cuando mentía le salia una mancha en la cara. Carecía de sutileza, su carrera la hizo basada en la obediencia al líder y al trabajo. Por lo que yo sé, fue suministrador por poco tiempo y su hijo era muy discreto y trabajador.

Antonio dijo...
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Antonio dijo...

O hablamos en negro?.

Antonio dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Antonio dijo...
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Lula Towanda dijo...

Antonio Como siempre me sorprendes.
Totalmente de acuerdo contigo en la reivindicación de tu último comentario.

Anónimo dijo...

Discreto y trabajador...no lo dudo...