jueves, abril 12, 2007

Las claves del deseo

"Ahora, dime tú cuales son las claves para enamorarte". La miro y pienso: Seguramente quiere decir las claves para endesearte. Porque, enamorado, ya me tiene. Lo que me pregunta es que qué tiene que hacer para que yo la desee.

El deseo es un sentimiento de posesión carnal, de ansia de gozo, que obviamente se origina en el cerebro. A diferencia del amor, que todos ponemos cerca del seno izquierdo, en ese músculo incansable y delicado, quizás porque cuando se sufre de amor suele doler el corazón espinado .

Pero el deseo, al estar centrado en el cerebro, revela una aproximación geográfica directa: las claves están en ese conjunto de sentidos que lo rodean: los ojos, para verla; los oídos, para oír su dulce voz; el olfato, para oler su perfume; y la boca, para comérmela enterita.

Pues sí, queridos amig@s, la boca, y su utilización más apasionante, el beso, son la clave del deseo. Según ella misma dice, con la preparación adecuada, es posible conseguir un beso eléctrico, una descarga, una violenta sensación, imagino que próxima al orgasmo.

El beso admite, además, múltiples variantes: roce de labios, beso robado a traición, mordedura de oreja, rechinar de dientes. Beso con succión, chupeteo con marcas. La sabia utilización de todas las posibilidades del beso convierte cualquier aproximación carnal en una fiesta intensamente vivida y largamente recordada.

Además, se puede practicar en cualquier lugar, no es preciso despojarse de ninguna ropa, e incluso es bien tolerado y acogido cuando se realiza en plena calle, diría yo que con envidia cuando es contemplado por los transeúntes. Ese morbo de acto público y observado puede agregar un grado de potencia adicional a nuestro beso seductor.

El beso marca probablemente la frontera, difusa donde las haya, entre el deseo y el sexo rabioso. Siempre recuerdo la frase de la protagonista de Pretty Woman , mujer de calle: sexo sí, pero sin beso. Como si el beso fuese la expresión del amor. Terrible confusión entre deseo y amor, que trae como consecuencia una devaluación notable del sexo, porque quitarle al sexo el beso es quitarle el deseo y bajar su cotización en bolsa muchos enteros.

Porque yo lo tengo muy claro. De algunas mujeres, me enamoro. De otras, me endeseo. Sí, sí. Como suena. Algunos de vosotros pensaréis que las mujeres son las que se enamoran de los hombres, mientras que ellos son los que se endesean de ellas. Otro dicho popular establece que en los hombres el amor sigue al deseo, mientras que en las mujeres, el deseo sigue al amor. Pues hay de todo, solo o con leche, como el café.

Pero, por favor, si alguna vez creéis estar enamorad@s, mirad a ver si lo que estáis es endesead@s, y en este último caso recordad: el beso es la clave de todo.

¡¡Ni me menees!!

1 comentario:

Joan Torres dijo...

Hace años tuve una relación con una furcia.

La deseé y la amé. Y siempre la respeté. Quienes han recorrido los parajes del fondo oscuro requieren dosis extras de respeto; como para asentar su confianza.

Ciertamente el primer beso que nos dimos recorrió mi espina dorsal. Tardé mucho en lograr comerme su boca. Le ocurría como a la protagonista de tu película. Pero cuando llegó ese beso y me impregnó, supe que tenía un poco más cerca el cielo.

Mi cielo, no el cielo de ellos.