sábado, noviembre 10, 2007

Historias de una casa (una de amor)

El fin de semana de los Santos volví a realizar un cambio de contexto Madrid-Cuenca. De las montañas me traje la cabeza llena de recuerdos y de ideas para escribir. Aquí va una muestra.


La casa de Cuenca está a punto de cumplir cien años. Tras la puerta de madera, que ha sobrevivido estos años y que está sabiamente restaurada, se esconden historias, unas de guerra y otras de paz (1). Empezaremos por las de paz y entre ellas por una de amor.

En tiempos de paz, recaló en mi pueblo un joven llamado Pedro A, destinado a ser el secretario del Ayuntamiento. Congenió con mi abuelo materno y se hicieron muy amigos. El joven, lo era tanto, que tras un periodo de trabajo en mi pueblo tuvo que marcharse a cumplir el servicio militar.

Lo destinaron a Almería. Allí se enamoró de M. Luisa, una rica heredera de esta ciudad. Pedro, a pesar de no tener fortuna personal fue aceptado por la familia de ella e iniciaron un noviazgo. M. Luisa era hija ilegítima y, aunque con buena dote, no era fácil casarla con un lugareño en esa ciudad tan cerrada y sujeta a los convencionalismos. Cuando terminó el servicio militar se casaron.

Aunque podían vivir holgadamente de sus rentas en Almería, M. Luisa quiso seguir a su marido a su destino como secretario del Ayuntamiento de mi pueblo, renunciando a muchas comodidades. Mi abuelo les alquiló la casa que ahora disfruto en herencia(2).

Maria Luisa pudo comprobar lo frío que puede ser un invierno en Cuenca, lo imposible de tener “servicio” en una sociedad rural en la que todos labran sus tierras, lo complicado de llevar una casa sin agua corriente, la ausencia de diversiones, de tiendas, etc.

Cuando era una niña mi madre conoció a M. Luisa. Me contó que ella era muy alegre y animosa. Lejos de amedrentarse con la dureza de la vida del pueblo, la suavizó. Decoró la casa como si fuera de ciudad, se instaló un cuarto de baño(3) con una bañera con patas que tenía que llenar a base de calderos de agua caliente. Consiguió la máxima confortabilidad posible dentro de este duro entorno. Ella, con su acento andaluz, llena de joyas, rebosante de energía se ganó la confianza de las gentes de mi pueblo, poco dados a aceptar algo diferente de lo suyo.

Pasado un año, volvieron a Almería para que Pedro llevara los negocios. Mantuvieron la amistad con mi abuelo y el contacto con su ahijada, mi prima la mayor. Los negocios fueron muy bien y volvieron por mi pueblo cuando yo era pequeña. Recuerdo a una señora entrada en carnes, rubia teñida, con ropas de alegres colores que se abanicaba con el tintineo de media docena de pulseras de oro y que me daba dinero para comprar golosinas(4).

Quién me iba a decir entonces, mientras miraba asombrada a M. Luisa, que mi destino también pasaría por Almería, pero eso será otra historia....

Más relatos de Lula, pulsar aquí


(1) No se pierdan la disección de la novela de Guerra y Paz que está realizando Bernardinas
(2) Compartida, of course
(3) Justo donde está instalado ahora uno de los baños de la casa
(4) Me lo gastaba en anchoas, siempre preferí la sal sobre el azúcar

¡¡Ni me menees!!

8 comentarios:

almena dijo...

mmm mira que de Almería a Cuenca hay unos graditos de diferencia...
:)
pero el amore todo lo salva ¡ay!

:-)))

chousas dijo...

Qué bonitas son estas historias de amor... y raras... sobretodo raras...

Miguel Arribas dijo...

Lula:
¡¡ Que fuerza tienen estos recuerdos de la infancia que nos mueven a volver a nuestro particular "baúl de los recuerdos"!!.

Son "regresiones" que nos recuerdan que al fin y al cabo nuestro balance final se compone de un "activo" de recuerdos.

Perdón por el ataque agudo de "trascendencia".

Besos

Zifnab dijo...

No vale coño

Siga usted la historia

No sabe usted que está mal lo de tirar la piedra y esconcer la mano?

Redios

Sea usted feliz

P.D - La casa está en Cuenca Cuenca p en un pueblo?. Llamemosles Rincón de las Sabinas

Fernando García Pañeda dijo...

Es que los funcionarios municipales tenemos un algo... diferente :D

Antonio dijo...

Yo soñaba con ella, mientras estudiaba en el pueblo del mago de aquel cuento. Volví a mi tierra con la cabeza gacha y sin haberla conseguido, y eso que la soñaba, como tú bien dices Lula, y la veía con el cuerpo y sus manos enjoyadas*:), cerca de mi corazón de mi hacienda y mi fortuna, sonriéndome a la cara y esperándome en aquella casa.

Aquellos 90;..
Sin Nostalgias;

No pudo ser y lo lamenté durante mucho tiempo, porque sé que ella también quería. Espero no entristeceros:)

Tardé tiempo en recuperarme, con muchos recuerdo dentro; ya sabes. Pero la vida sigue.

Me has enternecido, quizá tengamos sueños parecidos.
Sé feliz,
Cuídate.

Un Beso pa´mi Ana (La Imposible) y para ti.

Puto Larra:(

Anónimo dijo...

Por otra parte, ahora Anotnio hace "casi" el mismo trabajo que con JM hicera su padre, "de Ana", desde una zahurda, en plan voluntario; con mucho desgaste y puteo..

Hubiera sido maravillos, estar juntos los 4, certo. Además, Ana sabía que todo esto, tardaría al menos, 10 años..

En fin, larga Vida...
Gracias

Un Beso, Ambas ;-)

Lula Towanda dijo...

Almena: Pues si, grados de altitud y grados celsious. Pero ¿qué es eso para el amor?

Chousas: Si que hay muchas historias de amor pero no nos enteramos. En los países desarrollados, el amor es el mayor factor con muchísima diferencia del resto para que una persona cambie de país de residencia.

Miguel: cada vez que voy por mi pueblo ademas de las viandas de allí me traigo la cabeza y el corazón lleno de recuerdos.

Zifnab Escribiré la segunda parte pero ahora estoy sobrepasada por la actividad de mi faceta de estudiante.

Fernando Me lo vas a decir a mi que tengo uno en casa :-)

Antonio Verás por la segunda parte del relato las vueltas que da el Destino, algunas de ellas en círculo.