jueves, enero 31, 2008

El inmaduro


Cuenta el escritor y político francés André Malraux, en las páginas de La condición humana, que en cierto viaje al sur de Francia, preguntó a un viejo párroco que era lo que había aprendido acerca de los hombres a lo largo de sus más de cincuenta años de confesionario.

El sacerdote le contestó casi de inmediato:

"Que la gente es menos feliz de lo que creemos(...) y sobre todo que no existe una sola persona que haya crecido del todo"

Esta dificultad de los seres humanos a "crecer" plenamente, a la que se refería el anciano sacerdote, constituye un problema que se conoce como el Síndrome de Peter Pan.

Las aventuras del personaje creado por James Matthew Barrie van a permitir crear el mito de la infancia perenne, el mito de los que se niegan a "crecer", a ser hombres adultos, que se resisten a participar de ese mundo cruel y desesperanzador que hemos construido.

Este "no poder o no querer crecer" de ciertos individuos, va acompañado de su incapacidad para reconocer que tienen problemas y de enfrentarse a ellos. y únicamente parece preocuparles la forma de satisfacer deseos o necesidades.

Son personajes de nuestra fauna humana que tienen dificultades para relacionarse con su entorno, que íntimamente desean permanecer bajo la tutela de sus padres, que no suelen establecer relaciones de pareja y que cuando la forman la convivencia está continuamente amenazada por sus constantes e inútiles caprichos.

No resulta infrecuente que estos personajes se autocalifiquen como "sensibles y románticos" y acierten a disfrazar su desvalimiento con un cierto "encanto" que despierta en muchas mujeres instintos maternales en las que nuestro inmaduro encuentra seguro y cómodo refugio.

Hace unos años, con motivo de la entrega de los Premios Tony de Teatro, una actriz norteamericana comentaba, emocionada, cómo al final de una de las representaciones de Peter Pan, cuando el telón comenzaba a descender, un niño sentado en las primeras filas de butacas, se levantó llorando, mientras exclamaba:

"¡¡ Oh , telón, por favor , no bajes !!"

De igual modo, el inmaduro de nuestros días, desea que no descienda el telón de su infancia. Un telón que le alejará, irremediablemente, de aquellos años maravillosos en los que los cuentos de hada, los ensueños infantiles y la protección de sus padres le defendían de todos sus miedos.

Un telón, en definitiva, que al caer enfrentará al Peter Pan de nuestros días con su miedo a "crecer", con el desvalimiento de su propia inmadurez.

¡¡Ni me menees!!

9 comentarios:

Antonio dijo...

No entiendo como podría morir el niño que llevamos dentro. Mi abuelo después de haber trabajado, criado a sus hijos, nietos, manos añosas y vida a la espalda, siempre dejaba siempre las botas junto a la ventana, por si Peter Pan venía a recogerle. Era sabio y Peter Pan es más que inmadurez, XD)

Cuando se baja el Telón, comienza la publicidad. El show debe continuar.

Un abrazo


Nota: "Jamás perdis"

Lula Towanda dijo...

Yo creo que si te vuelves muy madura, te pones pocha. Es mejor conservar algo de esa niñez para los momentos bajos.

Le la niñez rescataría el tiempo que transcurría tan despacio. ¡Cómo lo echo de menos!

Antonio dijo...

Sobre la inmadurez.

Sin prisa; Va Bien..

Miguel Arribas dijo...

no-no

Lo ideal sería adquirir la responsabilidad y la madurez del adulto, sin perder lo mejor del espíritu que animaba aquellos maravillosos años de la infancia.

Ayer fue el cumpleaños de el más pequeño de mis nietos y jugué con él como otro niño más. Sólo que a las pocas horas tuve que ponerme de nuevo el disfraz de la madurez.
Un abrazo

Lula:

El mejor ejemplo del lento transcurrir del tiempo en la infancia eran aquellas largas vacaciones veraniegas vividas en un pequeño pueblo.
Conserva Lula lo mejor de tu niñez, rescata los recuerdos más emotivos y, por favor, haznos partícipes de ellos a través de tus maravillosos relatos.
Besos

Miguel Arribas dijo...

no-no

acabo de ver el vídeo. Muy bueno.Lo que celebro es que su futuro hijo sea Libra en lugar de Escorpio--que es mi signo--, y no sabes lo que sufrimos.
Un abrazo

Anónimo dijo...

Merci, Miguel8-)
Creo que entiendo lo de Escorpio, yo busco la balanza, y no sé para qué.. Hay que ver; escapar del LoBoS para caer en la fauz.

Aquí un amigo.
La verdaz, son 1o.000 €;)

Miguel Arribas dijo...

humprey bogart

Gracias a tí.El vídeo es melancólicamente bello.

Dicen--ignoro cómo lo han sabido--que en los momentos previos a ese gran final-o principio?--que es la muerte, nuestra vida pasa por delante de nosotros como un film.Deseo que si es cierto sea algo parecido a la animación del vídeo.
Un amigo y un abrazo :-)

Lula Towanda dijo...

Miguel: Pues mi benjamina es escorpio y es la persona más feliz que conozco. Nunca ha llorado. Cuando de pequeña la castigaba sin salir decía: "me da igual" y sacaba los juguetes antiguos o los disfraces y se lo pasaba bomba.
Con diez años, una mañana me dijo: Mamá yo de mayor no quiero ser nada, no quiero ser como tú.
Parece que algo será porque está estudiando una carrera, pero desde luego no sufre como yo.

Miguel Arribas dijo...

Lula:
Los Escorpios somos tan complejos que cualquier variedad es posible.

Generalmente--quizás por que yo lo sea--somos tremendamente inquietos, con un afán de conocerlo todo.

Somos extrovertidos pero al mismo tiempo necesitamos conservar incólume nuestro "espacio íntimo".

Nuestro "sufrimiento" viene dado por ser extremadamente críticos con todo lo que hacemos.

Y para complicar más las cosas somos apasionados, sensibles y emotivos.

Todo ello, pese a nuestro optimismo y vitalidad, nos lleva muchas veces a "sufrir" más de la cuenta.
Besos para ti y tu benjamina.