sábado, mayo 23, 2009

El traje café con leche

Llevo años pensando en escribir sobre el traje café con leche y esta semana taurina, tan aciaga, tengo la suficiente bilis(1) para soltarme la lengua, digo la pluma.



En primavera vienen los primeros calores de la mano de la Feria de San Isidro. Los "caballeros del todo Madrid" sacan una vez más del armario ese traje café con leche para lucirlo en los toros. Pocos hombres son capaces de lucir este tipo de trajes con elegancia y los pocos que hay suelen ser de nacionalidad italiana. Por este motivo los ejemplares masculinos que se ven por Las Ventas están años luz de la percha que ilustra este post y el taje les queda tan reventón como ese clavel que lucen en la solapa.

Durante el invierno, las comilonas, los güisquis y esa dejadez deliberada en el cuidado de su aspecto van ensanchando cada año su cintura. Cuando llega el momento de ponerse el traje tienen que sacar pecho y esconder tripa para abrocharlo, con el consiguiente riesgo de que los botones sean lanzados en propulsión como una bala ante la más mínima relajación.

En las tardes que vienen las figuras del toreo hacen su aparición en los tendidos de sombra embutidos su traje, con un clavel en la solapa que hace compañía a un puro tamaño XXL que sobresale del bolsillo superior de la chaqueta. No es un público entendido, simplemente cumplen con el trámite social de dejarse ver por los toros porque el que no tiene abono o alguien que le invite está socialmente muerto en Madrid.

Son la perdición de la Feria de San Isidro porque contribuyen a que las entradas de los toros sean un recurso comercial. Unos lo utilizan para obsequiar a los clientes y otros para dejarse agasajar. Ellos lo aplauden todo a pesar de los toros cadavéricos que salen cada tarde y los carteles cada vez más mediocres. No en vano sienten cierta empatía por los empresarios de la plaza porque tienen el misma preocupación por los beneficios.

Vaya para ellos todo mi desprecio, que según dice Eduardo Punset, es lo peor que se puede sentir por alguien.


(1) Más bien mala leche pero resultaría un poco cacofónico y mi amiga Pi desaprobaría el exabrupto

¡¡Ni me menees!!

18 comentarios:

ALyCie dijo...

Ese chico, está bien le pongas lo que le pongas o le quites lo que le quites, ya sea un café con leche o una leche manchada ... en un partido de fútbol o en una corrida.
Lo peor no es lo que se dice en la lengua de Cervantes, sino lo que se recibe y se entiende en la lengua de Cerdespués de haberlo escrito.

ALyCie dijo...

Je ne suis pas gay, absolutemant

Antonio dijo...

¿Café con leche o leche con Café? Porque es diferente el café para todos de la II República, al de la Transición, creo.
Puede ser como los coches, que te acabas cansando de ellos y del café con leche de los 70, al coche Blanco o Negro de los 80, el Verde en los 90 y ahora el Blue Onyx, seguimos siempre los mismos .

Y cuidado con lo feminista que rima con fascista, aunque ya sé que no se estila..

A sus pies, desde la otra orilla.

Noemí Pastor dijo...

¡Y lo bien que está una socialmente muerta? Qué tranquilidad, pardiez.

Lula Towanda dijo...

ALyCie: Deberían normalizar en la ISOxxxx a los chicos como el de la ilustración y quedar fuera de norma los del traje reventón.
Me parece estupendo que un hombre reconozca la belleza de los de su género. No se por qué existe esa reserva en manifestar opiniones de ese tipo.

Antonio: Son los de toda la vida, los que viven de la corte y entran en el juego. Antes vestían de negro, ahora de café con leche en primavera. Antes se ponían una pluma en el sombrero ahora un clavel en la solapa

Noemí Hay vida además de la vida social de la corte, una vida muy inteligente.

Unknown dijo...

Si es que no se puede ir a los toros sin tener un mínimo de cultura tauromáquica.

Habría que exigir un cursillo para poder entrar.

Lula Towanda dijo...

Telémaco: Ya sabes que la ignorancia campea a sus anchas, en las empresas, en las plazas de toros, en todos los lados y que tiene mala solución.

Si pusieran un cursillo montarían una empresa y se llevarían la subvención. Mejor que no hagan más bisnes.

Enrique Sabaté dijo...

Hace diez años que no voy a las ventas,comparto un abono de los baratos con algunos amigos, creo que tenemos seis abonos, no voy a los toros, no volveré, me hastía el espectáculo sangriento y no abomino de ello por amistad y no soy antitaurino por lo mismo, pero cada vez me parece más execrable eso de creerse que se puede hacer arte a costa del sufrimiento de otro ser vivo.

No seré antitaurino militante, quizá también por los muchos años que he sido aficionado, me iba a vista alegre y a las ventas con el poco dinero que tenía los domingos e incluso e dado alguna conferencia en una peña taurina de la que todavía soy socio por amistad. Espero que un día, no muy lejano, deje el público de asistir a los toros.

¿Por cierto que culpa tenía el caballo, qué gana con ser caballo de rejoneo?

Enrique Sabaté dijo...

Guauuuuuuuuuu, con la rapidez cometí faltas de ortografía, espero que me las disculpes.

Miguel Arribas dijo...

He asistido a dos corridas de toros en toda mi ya larga vida. Con tan escaso curriculum creo una osadía hablar del mundo del toro o lo que le rodea.No se, no opino, no contesto.

Fernando García Pañeda dijo...

Vente pa Bilbao, Lula. En Vista Alegre se llevan trajes gris marengo o azul marino, como Dios manda; el que no, es de fuera. Ahora bien: entendidos, no demasiados.

Joseph Cartaphilus dijo...

Me temo que a los hombres que describes no les sienta bien ningún traje. Y al hombre que pones en la foto, mal tampoco le queda ninguno Alycie dixit.

Y de todas las cosas que se deducen, pues si, pues si y pues si.

Y por cierto, y con el único ánimo de impulsar un sano debate. Cómo se puede ser abonado a las Ventas y tachar a los toros de espectáculo sangriento?. Es cómo ser abonado del atleti (siempre recuerdo a su sufrida parentela) y hablar de la frivolidad del deporte de masas.

No es una crítica. Es una curiosidad. Al fin y al cabo algunos dicen que el hombre cambia.

Dichoso debate lo poco que constuye en entos tiempos

Enrique Sabaté dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Enrique Sabaté dijo...

Quedaba muy latgo el comentario.

Se derrama sangre, es sangriento.

Mi contradicción es personal e intransferible.

Lula Towanda dijo...

Enrique: No se puede negar que es un espectáculo sangriento como tantos espectáculos. Es la lucha entre un hombre y una fiera adornada con mucha liturgia. Cada uno tiene su forma de verlo, en mi caso la primera corrida de toros que vi en una plaza fue la de los 6 toros de Joselito y me dejo una honda impresión. Se puede sentir mucha emoción viendo cómo un hombre llega a mandar sobre un toro. Últimamente más que emoción siento un verdadero aburrimiento y si las cosas no mejoran me plantearé dedicarle a los toros las tardes de Mayo. En estos 10 años te has perdido a Jose Tomás que haciendo un pareado es y ha sido lo más.
Miguel: Aún estás a tiempo de mejorar tu curriculum aunque no son buenos tiempos para crear aficiones.
Fernando Los tonos oscuros llaman menos la atención y disimulan más los estragos de la gastronomía. Entendidos siempre hay pocos en todas las áreas de la vida. Yo no soy entendida de toros, soy aficionada. Ayer se colaron en el 7, dos yogurines de traje oscuro que no hacían más que buscar conocidos por la plaza y saludarlos con grandes aspavientos, tantos, que uno de los ellos se cayó encima de mía. Le obsequié con una mirada asesina. Menos mal que se fueron en el quinto toro para ver la final de la “copa de champiñones”. Con un público así, las plazas de toros degeneran.
Joseph: Ya te ha contestado Enrique. Es una pena que haya borrado la entrada donde lo explicaba con más detalle. Creo que Enrique está en un estado de desencanto de la fiesta y lo ve de otra manera. Ayer vi una de las peores cornadas de las que he visto en mi vida taurina y aunque es parte del riesgo que corre el toreo, me cuesta mucho asimilarlo.

Antonio dijo...

¿Lo harán a pro-pósito?. Al menos así, seguro que nos libramos de "Un mundo feliz", aunque Murakami haya reescrito 1984.

Pilar Jericó dijo...

El otro día fue a Las Ventas, acompañando a unos amigos americanos (mi segunda vez en toda mi vida) y reconozco que vi muchos trajes café con leche. Pero creo que lo que dices es de aplicación a otros ámbitos, porque a no ser que se sea como el modelo que has puesto, la mayor parte no están demasiado agraciados... Al menos, en las Ventas le dan un toque de color.

Lula Towanda dijo...

Antonio: jajajaja ¡muy bueno!

Pilar: Espero que no te aburrieras en los toros. Este año han sido especialmente malos.

Evidentemente el traje café con leche sacado del contexto de las Ventas sienta igual de mal al español medio. Es un problema de percha no de donde se luce. Lo que pasa que a los toros se atreven a ponérselo y se ven más.
A mi más que color a la plaza me da acaloramiento por su comportamiento.