domingo, mayo 31, 2009

Currando con rojos

Me rondaba en la cabeza escribir las memorias de los dos años de mi vida que trabajé con “rojos” y la lectura en el diario de un director de Sistemas del post He visto todas las nóminas (o he podido verlo), me ha recordado el final de esta etapa y me he decidido a desempolvar estos recuerdos.


Estando trabajando en Almería y deseando volver a Madrid, recibí una llamada telefónica que me ofrecía un trabajo en una empresa de electrónica industrial. Habían contactado conmigo por medio de una amiga con la que había trabajado unos años antes. Ella había militado en el partido comunista y había pertenecido a la misma célula que uno de los propietarios de la empresa.

Me pareció tan providencial esta oferta que abrí una ronda de consultas con mis amigos para obtener referencias de la empresa (entonces no había Internet). Como las pesquisas me devolvieron una opinión general favorable, volví a contactar con la compañía para mostrar mi interés. Aproveché un viaje de trabajo a Madrid para una primera cita que resultó satisfactoria para ambas partes y terminó en acuerdo. Pasado un mes estaba trabajando allí.

La empresa era propiedad de siete ingenieros, seis procedían de las filas del PCE y el séptimo, que era el director general, de las del PSOE. Los actuales propietarios se habían hecho cargo de la empresa después de una quiebra fraudulenta de los anteriores dueños. En vez de cobrar una indemnización y buscarse otro trabajo se pusieron al frente de la empresa y mantuvieron la plantilla formada en gran parte por militantes del PCE. De esta manera pasaron de formar parte del comité de empresa a ser el comité de dirección.

La empresa salió a delante e inició su expansión. Durante este tiempo habían ido bajado las vocaciones políticas de los ingenieros para militar en el partido y el mercado solo ofrecía tecnólogos sin interés por la política como yo. Cuando me incorporé a la compañía el color rojo de la plantilla había empezado a desteñirse con los nuevos fichajes.

La primera alegría del nuevo trabajo fue reencontrarme con Carmela, una muy querida ex compañera de COU. Mi jefe era "el número uno" de su promoción y me integré rápidamente en el equipo. Hice amistad con las chicas de producción, los de Hardware y los delineantes. Conocí a personajes tan curiosos como el Legías, El Bengo, Paco Lenin o las mofetas.

Me parecía mentira trabajar en este extraño ecosistema laboral, rayando con la utopía. Había un horizontalidad en el trato entre dueños y trabajadores insólita. En los dos años que estuve allí pude vivir la transformación de la utopía a la realidad de la mano del nuevo edificio de la empresa que puso en evidencia que todos somos iguales pero unos eran más iguales que otros.

En las siguientes entregas iré contando, no sé en qué orden, estos años en los que curré con rojos.

¡¡Ni me menees!!

sábado, mayo 23, 2009

El traje café con leche

Llevo años pensando en escribir sobre el traje café con leche y esta semana taurina, tan aciaga, tengo la suficiente bilis(1) para soltarme la lengua, digo la pluma.



En primavera vienen los primeros calores de la mano de la Feria de San Isidro. Los "caballeros del todo Madrid" sacan una vez más del armario ese traje café con leche para lucirlo en los toros. Pocos hombres son capaces de lucir este tipo de trajes con elegancia y los pocos que hay suelen ser de nacionalidad italiana. Por este motivo los ejemplares masculinos que se ven por Las Ventas están años luz de la percha que ilustra este post y el taje les queda tan reventón como ese clavel que lucen en la solapa.

Durante el invierno, las comilonas, los güisquis y esa dejadez deliberada en el cuidado de su aspecto van ensanchando cada año su cintura. Cuando llega el momento de ponerse el traje tienen que sacar pecho y esconder tripa para abrocharlo, con el consiguiente riesgo de que los botones sean lanzados en propulsión como una bala ante la más mínima relajación.

En las tardes que vienen las figuras del toreo hacen su aparición en los tendidos de sombra embutidos su traje, con un clavel en la solapa que hace compañía a un puro tamaño XXL que sobresale del bolsillo superior de la chaqueta. No es un público entendido, simplemente cumplen con el trámite social de dejarse ver por los toros porque el que no tiene abono o alguien que le invite está socialmente muerto en Madrid.

Son la perdición de la Feria de San Isidro porque contribuyen a que las entradas de los toros sean un recurso comercial. Unos lo utilizan para obsequiar a los clientes y otros para dejarse agasajar. Ellos lo aplauden todo a pesar de los toros cadavéricos que salen cada tarde y los carteles cada vez más mediocres. No en vano sienten cierta empatía por los empresarios de la plaza porque tienen el misma preocupación por los beneficios.

Vaya para ellos todo mi desprecio, que según dice Eduardo Punset, es lo peor que se puede sentir por alguien.


(1) Más bien mala leche pero resultaría un poco cacofónico y mi amiga Pi desaprobaría el exabrupto

¡¡Ni me menees!!

domingo, mayo 17, 2009

Tragaderas


Cuando era pequeña atravesé una mala racha de salud y perdí prácticamente el apetito. Mi madre preocupada por mi delgadez intentaba sobrealimentarme con mil trucos. Uno de ellos consistía en poner una yema de huevo en mi leche con colacao que era una de las pocas cosas que tomaba sin mostrar aversión.

Cuando la leche con colacao venía con compañía, veía con animosidad las amarillas briznas de yema flotando en la superficie de la leche chocolateada y a la boca del estómago se me cerraba por completo. Imploraba a mi madre que no me diera tal brebaje pero ella, con firmeza, aseguraba que la leche no llevaba más que colacao. Con lágrimas en los ojos y entre arcadas me tragaba la leche y la mentira de mi madre.

Aquello potenció la estrechez de mis tragaderas y me quedó un aborrecimiento total a todo tipo de grumos físicos y psíquicos. En la cocina me convirtió en un obsesa del colador y el chino y en la relaciones una actitud escapista de las personas o situaciones poco claras.

Tengo muchas dificultades en de tragarme una bola y sufro enormemente al hacerlo. Pero la vida es cruel y a veces te pone en situaciones en la que no tienes más remedio que tragar. Hace poco en un torneo de golf tuve que marcar a un jugador que estaba recuperándose de un derrame cerebral. Tenía mucho mérito que con su limitación jugase un torneo y más merito hubiera tenido si no se contara golpes de menos. Me vi en la tesitura de llamarle la atención como su marcadora o hacerme la tonta y dadas las circunstancias, opté por lo segundo. Lo pasé muy mal, recordé ese vaso de leche con yema y sentí la misma náusea.

Esta dificultad para tragar limita la vida social y laboral ya que unas buenas tragaderas (algunos le llaman flexibilidad) abren muchas puertas. Sin embargo, he conseguido sobrevivir sin tragar demasiada quina y espero poder seguir haciéndolo.

¡¡Ni me menees!!

viernes, mayo 08, 2009

El ojo que todo lo ve



Cámaras de videovigilancia, cámaras ocultas, videosupervisión remota, televigilancia, robots de vigilancia, etc., son algunos de los modernos sistemas que estratégicamente situados en los espacios públicos vigilan a los representantes de la fauna humana de nuestros días.

Lo que inicialmente comenzó a realizarse, por problemas de seguridad, en entidades financieras, oficinas de la Administración y Juzgados ha ido extendiéndose, a los medios de transporte, carreteras, grandes superficies comerciales, aeropuertos, espacios ciudadanos, etc.

Iguales medidas de seguridad han aconsejado a los ayuntamientos de grandes y pequeñas ciudades la puesta en marcha de campañas de vigilancia, a través de cámaras, de las calles más conflictivas, en los autobuses urbanos nocturnos que recorren zonas peligrosas y algunas de las grandes ciudades vigilan los aviones que sobrevuelan su área metropolitana.

Hace unos días un medio de comunicación informaba que las autoridades municipales de la ciudad de Bath habían puesto en marcha un plan por el que los habitantes de la "apacible ciudad inglesa" eran vigilados por Bluetooth. Algo que ya venía sucediendo en grandes urbes de todo el mundo como San Diego, Sydney, Singapur, Toronto y Berlín, entre otras.

La utilización de las nuevas tecnologías en esta labor de vigilancia era denunciada por Vicente Verdú (2006) en un magnífico artículo titulado Estamos vigilados, en el que escribía:

"miles de cámaras "web" controlan en todos los rincones del mundo nuestros movimientos y nos exponen a través de Internet"

Estos programas de vigilancia recuerdan dos famosos precedentes: el Panopticón de Jeremy Bentham y la novela 1984 de George Orwell.

Jeremy Bentham (1748-1832) el llamado padre del utilitarismo recibió a finales del siglo XVIII el encargo de Jorge III de idear un modelo de establecimiento penitenciario que permitiese a sus autoridades la vigilancia de todos los reos desde un punto central.

La respuesta la daría Bentham al monarca inglés en los tres tomos de su obra Panopticon, o casa de inspección: contiene la idea de un nuevo principio de construcción aplicable a cualquier clase de establecimiento en el que personas de la clase que sea deban ser tenidas bajo inspección (1791).

Con el sistema ideado por Bentham aplicable no sólo a prisiones sino a psiquiátricos, correccionales y a fábricas, un único vigilante localizado en el centro del edificio podía vigilar a la vez a internados o trabajadores.

El otro precedente lo marca la famosa novela 1984 que Eric Arthur Blair publicara en 1949 bajo el pseudónimo de George Orwell y en la que el autor realiza una rigurosa crítica a los modernos sistemas de vigilancia.

En sus páginas Orwell-Blair, introduce el concepto -tan popularizado- de "Gran Hermano" (Big Brother) en la forma de un personaje todopoderoso que vigila incansablemente a la sociedad.

Hoy el Panopticon -el "ojo que todo lo ve"-, y el "Gran Hermano -el omnipresente vigilante- se han universalizado. Quizá estemos, por motivos de seguridad, adentrándonos en la antesala de esa sociedad orweliana de la que nos alerta el autor inglés.

¡¡Ni me menees!!

sábado, mayo 02, 2009

Molinos de Viento

Que trata de la desigual batalla que sostiene el bloguero de la triste figura contra las aspas poderosas de Windows Live.


En una plataforma de blogs, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que publicaba un informático de los de tweets abundantes, blog antiguo y gran posteador. Entregose con vehemencia a la Red por poner en práctica sus conocimientos técnicos y de paso vencer a la melancolía de los muchos disgustos que le proporcionaba su equipo colchonero.

Diole a nuestro bloguero por dar amparo tecnológico a aquellos que, bien por ser muy inexpertos o poco hábiles en las lides de los recursos web, precisaban de ayuda para personalizar su espacio virtual. Fueron tantos, tan grandes y tan buenos sus consejos que su fama fue extendiéndose por la faz de Internet, llegando a alcanzar, años ha, la élite de los TOP 10 de technorati, mientras que algunos A-list bloguers de su lugar, verdes de envidia, le negaban el mérito por publicar en aquellos espacios.

A sabiendas de que publicaba en una plataforma de blogs que no gozaba de fama en la más rancia blogosfera, mantúvose firme en sus convicciones defendiendo su espacio de publicación contra los malandrines que pretendían enturbiarlo. Sucedió que los barros no vinieron de fuera, sino de dentro. Fueron los propios los amos de la plataforma de blogs los que empezaron a cometer tropelías al amparo de defender el orden y la decencia en los contenidos.

Moviendo sus enormes y torpes aspas tecnológicas, los amos de la plataforma de blogs iniciaron una campaña para cerrar los blogs que alojasen imágenes en las que se apreciase la desnudez en formas humanas. En su soberbia innovadora lo fiaron todo a la tecnología y detectaron como concupiscentes inocentes angelitos y cupidos que adornaban los blogs de las adolescentes. Nuestro bloguero envistió contra estos gigantes para amparar a indefensas jovencitas.

Andando más los tiempos y creciendo más la malicia, nuestro bloguero siguió el camino de la orden de los caballeros navegantes de Internet, para defender a las doncellas de las garras miserables de los pedófilos. Esta vez las aspas de los molinos le han arrebatado su lanza y de han dejado sin armas para ejercer el noble oficio de de bloguero andante.

Muchos e importantes blogueros se han hecho eco de tan gran tropelía sin que hasta el momento el gigante sin corazón (y también sin cabeza) le devuelva su blog a Marcelino Madrigal .

Enlaces relacionados:

Tíscar Lara - Rosa Jiménez Cano - M@K, el busca imposibles -Mangas verdes

Referencias de Technorati

La historia del cierre del blog contada por Marcelino Madrigal

¡¡Ni me menees!!