sábado, julio 16, 2005

Confusión de sexos

Todos sabemos por La Biblia que la confusión de lenguas fue en Babel, pero la que aquí escribe descubrió lo que es la confusión de sexos por experiencia real en Simancas. Esta villa, situada a diez kilómetros de Valladolid, en el punto donde se encuentran los ríos Duero y Pisuerga, este último atravesado por un magnífico puente romano(1) y en cuyas orillas se alza un majestuoso castillo(2) del siglo XV, sede del Archivo General del Reino desde Carlos I. Allí se guardan todo tipo de legajos atados con balduque y es un lugar de culto donde los investigadores, entre ellos mi amiga Mayte, escudriñan su contenido para sacar a la luz trozos de historia. Gracias a Mayte conozco una peculiar leyenda que explica el origen del nombre de la localidad y que se escenifica todos los años el seis de agosto a las puertas del castillo. En ella se relata como a Simancas le correspondía la cuota de siete de las cien doncellas del vergonzoso tributo de los cristianos a Abderraman II. Las mujeres de esta villa, con más valor que sus hombres, se cortaron una mano para así provocar el rechazo del rey moro. Parece ser que el rey musulmán al verlas exclamó: "Si mancas me las dais, mancas no las quiero".

Pero no fue en el Castillo de Simancas donde descubrí la confusión de sexos, desgraciadamente no está abierto al público profano, solo se permite la entrada a los privilegiados que tienen un carnet de investigador. Nos tuvimos que conformar con visitar los bares y sitios de copas donde la entrada es libre y la salida también, siempre y cuando hayas abonado la consumición. El lugar donde tuvo lugar la revelación fue en el Café del Artés, una solariega casona convertida en un café/lugar de copas. La decoración era muy original, una mezcla de museo de escultura y de pintura al servicio de las copas. Todos los elementos decorativos y funcionales le hacían un guiño al arte. Por ejemplo, los veladores tenían forma de paleta de pintor y se sustentaban por pinceles o por lapiceros que asomaban por el hueco de la paleta. La barra del local tenía un diseño muy elaborado compuesto de madera que se fundía con el hierro en un abrazo. Alguna de las paredes estaba decorada en forma de mural y por todos los lados había esculturas de hierro forjado.

Estábamos acodados en la barra, mirando en derredor, cuando descubrimos que en el mural que teníamos enfrente estaban camufladas las puertas que daban acceso a los servicios. Observamos reacciones extrañas de la gente que abría la puerta y la cerraba de golpe con una exclamación ente el ¡ay! y el ¡anda!.

Afinamos más la vista y observamos la señalización del género del servicio que estaba en el tirador de las puertas. Una puerta tenía unas "braguitas" y otra un "slip". Al momento iniciamos una discusión sobre cual era el aseo de caballeros y el de señoras. Mi lógica informática, dedujo aquello de "cada oveja con su pareja" y determiné que las "braguitas" eran la señalización que indicaba sexo femenino y el "slip" del masculino. Cual no fue mi sorpresa cuando mi marido, de lógica de ingeniero de Caminos , dedujo lo contrario, basándose en el razonamiento que un hombre prefiere tocar unas "braguitas" y a las mujeres les ocurre lo mismo con el "slip".

Pasamos a la prueba empírica contrastando el resultado de los que se equivocaban y vimos que el que colocó los tiradores o los puso al tun-tun o bajo las instrucciones del arquitecto, hombre del gremio del ladrillo como mi marido.

Aún me cuesta reconocer que me fallara la lógica y sigo pensando que estos del ladrillo no sé si tienen la lógica inversa o perversa.

(1) Precioso puente que tenemos fotografiado por todos los costados (pasión por los puentes romanos que tiene mi marido). En este entorno parece que el tiempo se ha detenido y que de un momento a otro lo va atravesar a caballo Carlos I galopando tras una pieza de caza.
(2) El castillo actual fue construido en el siglo XV por el Almirante de Castilla Don Fadrique Enríquez, en un lugar estratégico a orillas del río Pisuerga, donde se situó desde los tiempos de la invasión musulmana un antiguo castillo que fue sucesivamente de árabes y cristianos. Más tarde fue cedido a la corona. Carlos I, Felipe II y sucesivos monarcas decidieron ubicar en el castillo el Archivo General del Reino, uso que todavía tiene actualmente. Con tal motivo se hicieron importantes reformas durante los siglos XVI y XVII bajo la dirección de los arquitectos Juan de Herrera y Francisco de Mora. También fue usado como prisión del Estado. (fuente http://www.castillosnet.org/valladolid/VA-CAS-001.shtml)


Sección-Expedientes-X


¡¡Ni me menees!!

8 comentarios:

Antonio Latorre Jimenez dijo...

Yo creo, que el que puso las señales se esta quedando con el personal, o mas bien frecuenta el local y suele "equivocarse" a ver que pilla.

Lula Towanda dijo...

La verdad es que da mucho juego la señalización de los servicios.

Unknown dijo...

Mira que he pasado veces por Simancas y no conocía esa curiosa historia. A partir de ahora cuando pase por allí me acordaré de tí.

Anónimo dijo...

Leyendo tu relato da ganas de dar una vueltecita por estos parajes.
Y es verdad que muchas veces los letreros , señales etc... algunas veces nos confunden...

JeP (por poner algo) dijo...

Me encanto el post y la anecdota. Por cierto soy "varon" (que no casto) y utilice una lógica igual a la tuya ¿Debo preocuparme? Ahora mismo llamo al consultorio de la Dra Francis.

Anónimo dijo...

Bonita historia. Yo también pensé en tu lógica. Me hubiese equivocado de puerta. ¿Habría que buscar al arquitecto para saber el por qué?

Lula Towanda dijo...

Un matrimonio amigo que ha estado este año de vacaciones en Polonia se encontró con una señalización para los aseos confusa e igual en todos ellos: un triangulo con el vértice para abajo y un circulo ¿cuál era el de chicas y cual el de los chicos?
Aproveché para preguntar por lo de las braguitas/slip y ella eligió como yo y él como mi marido. En este caso ambos son matemáticos.
Creo que a pesar de esta coincidencia de los maridos, JeP se preocupa sin motivo ya que las probabilidades son del 50%
¿O será que son los casados a los que tienen la lógica perversa?

Hazelindio dijo...

Yo me decanto por algo mucho más sencillo: preguntarle al camarero/a que hay en ese momento.
Rapido, eficaz, y sin comerse la cabeza.