miércoles, abril 25, 2007

Risas


Hubo un proyecto en el que me divertía trabajando y en el que siempre teníamos motivos para reírnos. El bajo índice de incompetencia nos hacía muy productivos y el buen humor general limaba muchas tensiones. La mayoría de las crisis terminaban en risas y no dejaban rastro. Cuando nuestro proyecto terminó con gran éxito técnico sufrimos el castigo que se aplica en estos casos y comenzó la diáspora hacia otros proyectos.

Afortunadamente esta diáspora no afectó del todo a nuestros despachos y algunos permanecimos en la misma zona que ocupó nuestro anterior proyecto. Esto nos permitió mantener nuestra relación viva y crear un ecosistema laboral de irreductibles librepensadores. Todas las mañanas tenemos la oportunidad de saludarnos e intercambiar información antes de ponernos a trabajar.

Pero las cosas cambiaron para mal y cada vez se oyen menos risas por nuestro pasillo. En los nuevos proyectos no nos divertimos trabajando y el buen humor, aunque no ha desaparecido, encuentra pocos motivos para manifestarse. Atrás quedaron las bromas del hombre del Calibra diseñadas especialmente para las chicas del proyecto.

Una de las bromas consistía en andar sigilosamente a cuatro patas hasta una mesa de laboratorio en la que alguna chica estaba muy concentrada siguiendo la traza de un proceso y ponerse a ladrar igual que un perro. La víctima pegaba un gran respingo ante las risas del can humano.

Otra broma, de dudoso gusto, consistía en encontrase encima de la mesa un trozo de papel higiénico manchado de una sospechosa sustancia de color marrón. La víctima no sabía a que atenerse y tan solo era capaz de pronunciar epítetos mal sonantes. El hombre del calibra se reía sin decir el secreto de su broma hasta que confesó que la sustancia marrón era nicotina de varias bocanadas de Marlboro expulsadas contra el papel higiénico.

El martes pasado el hombre del Calibra volvió a las andadas y me gastó una broma, pesada, pero broma al fin. Todo empezó cuando a primera hora de la mañana una cucaracha se paseaba por el pasillo, justo en la puerta de mi despacho. El bromista que pasaba por allí me quiso asustar diciéndome ¡Mira, mira tenemos compañía! Como yo no le presté la atención que él esperaba, la cogió de las antenas y la depositó con vida en mi mesa de trabajo. Salí despavorida al pasillo llamándole de todo.

Una vez que se me pasó el susto me dio por reírme. No puedo negar que me agradó ese retorno al espíritu de patio de colegio. Hacía tiempo que no nos reíamos con tantas ganas en el pasillo hacker .

Podrían tomar nota los de Navactiva que van a impartir en breve un Curso de risoterapia .

¡¡Ni me menees!!

13 comentarios:

Unknown dijo...

Es curioso comprobar como la evolución de los ecosistemas (aparentemente no conectados) sigue caminos tan paralelos.

También yo hecho de menos el buen rollo con los compañeros :(

Pero está mal visto, y por eso los ecosistemas laborales se están transformando, pasan de ser círculos virtuosos a ser círculos viciosos. Disminuyen las risas -> disminuye la sinergia -> aumenta la incompetencia -> disminuye la fortaleza de las redes sociales internas -> aumenta el número de "compañeros" patógenos oportunistas -> disminuyen las risas

Anónimo dijo...

Pues hay trabajos que si no te los tomas con un poco de guasa de vez en cuando, son para tirarse a las vías del tren.

Si no nos riéramos (entre nosotros) de las barbaridades que dicen y escriben los niños, la alternativa sería llorar y desesperarse. Es simplemente un mecanismo de defensa.

Anónimo dijo...

Me ha encantado... imaginando como saldrias del despacho, jajajajajaja.

Telémaco, a esa rueda le hace falta un buen pinchazo.... jejejeje... has probado con una chincheta en la silla?

Galufante dijo...

La risa es la mejor terapia para los males del alma...y del cuerpo...
Ríe, ríe, aunque seas la última..

Agur.

Enrique Sabaté dijo...

Yo que soy un incompetente redomado. Menos mal que no trabajo, ni tengo compañeros. Por eso tengo que gastarme yo a mí mismo las bromas y soy de un soso que ni pesadas me las gasto.

Lula Towanda dijo...

Telémaco Triste circulo vicioso que está destruyendo la risa.
Creo que todos los ecosistemas están enlazados por hilos invisibles.


Kitunussa Aparte de las risas de los profes, están las de los niños/adolescentes. No está mal el balance

jofegafer Yo que soy de sillón-ball casi bato el record de los 100 metros lisos

Paisano Ya lo dice el Peret: Es preferible reír que llorar...

Enrique Cuando quieras te presento al hombre del calibra y verás lo que son bromas heavy metal. Además, así nos repartimos los sustos.

almena dijo...

No sé qué ocurre, que es general esa pérdida del buen humor en las empresas. Ahora es más común lo áspero y es "esquinado" en las relaciones.
¿No se darán cuenta de que un buen ambiente mejora la productividad?
mmm
besos, guapa!

Julen Iturbe-Ormaetxe dijo...

Y a mí que más que la risa me gusta la sonrisa. Si te organizas, dura más.

chousas dijo...

Reir mientras se produce está bien, pero reir mientras no se produce en absoluto tampoco está mal del todo :P
Total, siempre habrá un incompetente que eche por tierra tu trabajo...

Zifnab dijo...

Y yo que creía que ya había comentado

Pues eso que bastante es que hubo un tiempo de risas. Y más si retorna. Conste que a mi ese tipo de bromas no me hacen gracia, pero lo importante es que te hagan gracia a tí

Me doy un garbeo un tiempo Lula. Vuelvo en breve

Se muy feliz

mint dijo...

Mi penúltimo trabajo consistía en gestionar desgracias. Cuando llegué era lo más parecido a un velatorio, cuando me fui éramos conocidos por el volumen de las risas. Es de las cosas que más orgulloso me siento. Si demasiadas veces nos tratan como críos, es de esperar que devolvamos la moneda comportándonos como tal. Viva el espíritu del patio y reivindiquemos de nuevo la Liga de los sin bata.

Anónimo dijo...

He tardado en venir, pero he llegado. A mí me gustan las risas. Esas bromas tan pesadas no, pero sí reír. Hace bastantes años llegué a trabajar a un sitio en el que parecía que todo era triste (hasta la decoración). Una compañera y yo eramos las que primero solíamos llegar por la mañana y compartíamos despacho. Según iban llegando nos encontraban a las dos hablando y hablando y riéndonos. Nos dijeron que al jefe no le gustaba mucho. Nos dió igual, yo decía que si no le gustaba que nos lo dijera él, pero él nos veía y oía cuando pasaba a primera hora y después y nunca dijo nada. Creo que aunque era muy serio, en el fondo le gustaba. Luego trabajé con él directamente y cuando llegaba nos encontraba en la antesada de su despacho, igual. Tampoco dijo nada. Y es que, no es nada incompatible con la risa y se crea un mejor ambiente que lleva a un mejor trabajo (porque trabajar hay que trabajar, aunque te rías). Besos

Lula Towanda dijo...

Almena Pues seamos guardianas del buen humor que es contagioso. Por muchas penalidades que pase es lo último que perdería.

Julen Yo me organizo mal y soy muy extrema en todo, soy más de risa. Lo de la sonrisa es muy agradable. Acabo de llegar de un país donde nadie sonríe y es terrorífico.

Chousas También nos podemos reír del incompetente y ponerle motes.

Zifnab Hubo diversión y eso queda. Las bromas pesadas proceden de los de Hardware que tienen esa naturaleza heavy metal. Al final te haces a sus bromas.

Mint Ya me gustaría trabajar contigo. Bien te puedes sentir orgulloso de llevar la alegría a ese velatorio.

María El entorno da el nivel de las bromas y mi entorno ha sido bastante durillo con mayoría de testosterona. La suerte que tendría tu jefe con vuestras risas.