sábado, septiembre 17, 2005

La cocina

A las mujeres de mi generación nos dio por estudiar, por trabajar y por ser independientes. Nos engañaron o nos engañamos nosotras mismas con eso de tener una carrera profesional, llevar una familia y ser una superwoman. He enterrado los mejores años de mi vida en la vacuidad de la vida laboral, y ahora que me doy cuenta del error: no puedo recuperar el tiempo perdido.

Soy una persona bastante atareada que para poco por casa; pero en mi hogar tengo un territorio propio del que soy dueña: la cocina. Esta querencia me viene desde la infancia, cuando las casas no tenían calefacción y el único sitio en el que podías hacer los deberes sin morir congelada era la mesa de la cocina. Además, la luz fluorescente te iba preparando para el entorno de trabajo que te deparaba el futuro, cuatro paredes iluminadas con luz blanca. El único inconveniente eran los lamparones de grasa que adornaban el cuaderno de matemáticas.

Allí olía a gloria, a puchero, a pollo asado, a conejo al ajillo, a besugo al horno, a hogar sin avecrem. En tan reducido espacio se podía condensar el bienestar de la familia: calor, comida y conversación. La cocina era el sitio habitual donde se comía, salvo en las ocasiones señaladas. Ni siquiera los platos de duralex ni el hule que oficiaba de mantel, le hacían sombra a este rincón tan entrañable para nuestra existencia.

De este espacio de ensueño solo tengo buenos recuerdos, por eso, he querido que mis hijos la vean con mis mismos ojos. Afortunadamente dispongo de una cocina amplia donde tengo una zona para comer, tanto para las comidas diarias como para las extraordinarias. En casa no hay comidas de compromiso. Los que vienen a comer pasan directamente a la cocina, donde además de comer, se bebe y se tapea.

Los domingos amontono los periódicos y los dominicales por las encimeras(1). De esta forma, conforme va amaneciendo la familia, quedan atrapados en la cocina entre los efluvios de los pucheros y la prensa.

El advenimiento del wi-fi le ha dado una nueva dimensión. Ahora es posible ubicar el portátil(2) en la mesa de la cocina, lo que me permite navegar por Internet mientras guiso a los cuatro fuegos y al horno, y quién sabe si en un futuro próximo, tendré la oportunidad de teletrabajar entre cacerolas y sartenes.

Cuando los conductores machistas me increpan porque se me ha olvidado poner el intermitente al girar con el coche(3), suelen utilizar el tópico "vete a la cocina, que es donde tenías que estar". No saben los muy merluzos la razón que tienen.

(1) El mismo problema que con el cuaderno de matemáticas
(2) El laptop como dice mi amiga mexicana Paty
(3) Es que no se puede estar en todo

Sección-Reflexiones


¡¡Ni me menees!!

13 comentarios:

indah dijo...

¡Hay que realizarse!, dicen: !tanchán, tachán, tachán! Siempre me he preguntado qué tiene de realización trabajar ocho horas -y luego otras ocho en la casa- delante de una infernal máquina de éstas (los que tengan suerte)

Puff, yo tendría que hacer un cursillo de cocina, pero reivindico el lugar porque es en el que mi güelina, o mi madre, nos contaba cuentos, en el que, de pequeñina, cuando veía la luz reflejarse sobre el cobre que brillaba casi hasta dejarte ciega, yo pensaba en que si era buena, quizá una aureola como la de santa Margarita rodearía mi cabeza, y porque olía a natillas, magdalenas, flan, a leche cuajada, a borona y tortos de maíz fritos, y a mazorcas asadas. Y porque mi güelín (bueno, yo era su preferida, aunque negaré haberlo dicho, me llevaba a verle jugar a bolos :)))

Magníficas reflexiones, Lula.

chousas dijo...

Quizá no es que es tú tengas que trabajar menos o no trabajar, sino que otros ocupen más espacio en la cocina.
Mi cocina aquí en la ciudad es muy pequeña, echo de menos la del pueblo, que viene a ser como la que describes.

Anónimo dijo...

Bueno, es que me duele decir que,
la cocina es una pesadilla para mi, asi que, la verdad,sigo buscando el hombre perfecto, el que hace todo en casa,limpiar, cocinar y el resto!
Y yo,por supuesto, trabanjando a la oficina

Mar dijo...

Mi cocina es más pequeña, pero de todos modos, y por muy grande que fuera...no tengo ese "don"!!

Anónimo dijo...

Dan ganas de irse a tu cocina. La mía no es tan grande y no la disfruto tanto, aunque hago lo que puedo porque creo que también es mi territorio. Besos.

Unknown dijo...

Pues no había pensado yo en esa aplicación de la wi-fi. Cuando pensaba en wifi, pensaba en salón, habitaciones, baño, pero no en la cocina. Voy a replantearme si ponerla en casa.

De todas formas como dice María, nuestras cocinas no son acogedoras como la tuya.

Zifnab dijo...

Talmente de acuerdo con Maria. Apetece meterse en tu cocina y contemplarte en tu reino. No imagino un sitio mejor para reinar...

Debería declarse patrimonio de la humanidad a la palabra puchero.

Se feliz

la-de-marbella dijo...

No soy tan buena cocinera como pareces tú, sin embargo tambien usamos mucho la cocina y comemos directamente en ella. Parece cosa de duentes pero acabo de subir a mi blog la foto de un bizcocho que he hecho a la hora de comer, ya me diras que te parece. Saludos Marbellis.

Anónimo dijo...

Me encanta la cocina....he dicho cocina no cocinar.... Lo que me gusta son los experimentos... probar cosas nuevas, inventar platos, tomar un cafe, leer un libro...hasta dibujar.....y mas cosas... hago de todo en mi cocina.......Tengo que reconocer que no es muy grande ..pero es agradable.

Anónimo dijo...

Aprendí a cocinar de jovencito por necesidad (mis padres trabajaban y los tres teníamos horarios incompatibles) y de las cosas de las que estoy más orgulloso. También me gustaría tener una cocina como la tuya, pero creo que lo importante es saber reproducir el ambiente que describes de un domingo familiar en cualquiera que sea el lugar de la casa.

Carmen dijo...

Me cuelo en tu cocina, cerca del horno, donde me gustaría ver subir los bizcochos que yo nunca (o casi nunca) preparo. Vivo en eso que ahora se llama "loft" así que por no tener no tengo ni verdadera cocina aunque ya descubriré como crear mi rinconcito, esa habitación propia que todos necesitamos.

De paso me cuelo en tu blog, para seguir leyéndote y sentirme como en casa

Anónimo dijo...

Benditos sean los que son capaces de recordar la hiperestesia infantil. Yo también estudiaba en la cocina, y el aroma de la manta de la plancha me hacía sentirme seguro. Gracias por incluir vínculos a mis blogs.

Lula Towanda dijo...

indah A veces buscas realizarte fuera de tu entorno, y tras una lucha a brazo partido empiezas a sospechar que ese no es el camino. Como el libro del alquimista en el que un pastor tras recorrer inmensas distancias pasando mil penalidades en busca de un tesoro, descubre al final que el tesoro estaba en su pueblo. De todo ello queda el viaje y la experiencia, y al final la sabiduría de descubrir cual es nuestro sitio.
Veo que conservas tus recuerdos de infancia vinculados a los olores de la cocina, no estaría de más que visitaras el blog Directo al paladar

chousas Lo de trabajar es una maldición bíblica, aunque he pasado muchos años pensando que yo me burlaba de ella porque disfrutaba trabajando. Desde hace cinco años no disfruto en absoluto. Antes el trabajo me llenaba la vida, ahora me llena la nevera. Justo cuando me caí del guindo empecé a ver esas pequeñas cosas que te hacen sentir bien y esos espacios que te gusta compartir con tus seres queridos y se me han cambiado bastante las prioridades.

Angelina Busca a ese hombre con habilidades culinarias, que ahora no es imposible encontrarlo. ¿La oficina o la cocina? Pues dónde mejor te lo pases.

Mar Como se suele decir "el tamaño no importa" La cocina no es cuestión de un Don, el comer y el rascar todo es empezar.

María Me imaginaba que también te gustaría. Se siente una a gusto cuando entra en su territorio. Cualquier cocina es acogedora cuando crea un ambiente protector.

Telémaco5 Pues ya ves que en el caso de la cocina la tecnología no está de más. Con una cocina conectada podemos incluso hablar con la lavadora y el horno mientras el frígorífico puede llamar directamente al Super para que le repongan lo que le falte. Vamos que hay que instalarse el wi-fi mañana mismo.

Zifnab En un reino que huele a puchero solo puede haber libertad, igualdad y fraternidad

marbellí Ya he visto lo bien que te ha salido tu bizcocho. Pongo pocos bizcochos en el horno porque nunca me quedan de libro, aunque huele que resucita a los muertos. Soy más de salado que de dulce. De pequeña en vez de caramelos compraba anchoas sueltas.

cerise Por las fotos de tu blog experimentas muy bien en tu laboratorio culinario. Te imagino con los pinceles en la cocina junto al café de la primera hora.

mint Lo de saber cocinar es tan bueno para el que sabe como para los que le rodean. Lo de crear ambiente familiar con finísimos hilos que unan sin atar es la base de la armonía del hogar. El lugar da igual, pero a mí me resulta más fácil en la cocina.

Carmen Bienvenida al blog y a mi cocina. No encontrarás bizcochos, pero sí todo tipo de guisotes donde se puedan hundir barquitos de pan. Siempre podrás encontrar tu rinconcito especial en tu Loft.

bernardinas Nunca me acostaré sin haber aprendido algo. No conocía la palabra hiperestesia y ahora veo que me define totalmente. Tengo mi infancia muy viva y mis primeros años han sido los más decisivos. A mi también me gustaba el olor a plancha, solo o en compañía de otros.