sábado, septiembre 24, 2005

Las puertas del noveno

En el rellano del noveno, las cuatro puertas, ofrecen grandes oportunidades de negocio para los cerrajeros. Se cierne sobre él la maldición de la puerta cerrada sin posibilidad de abrirla con su llave.
En la letra A se aloja un matrimonio octogenario, a su lado, en la letra B, vive un señor mayor, solo. El Piso C está habitado por una mujer recién divorciada y sus dos hijos. En la puerta D se encuentra la casa de una pareja de recién casados que conozco y que me contó los muchos y extraños sucesos que han provocado que la visita del cerrajero sea algo habitual en la planta novena.

Mis amigos de la letra D paran poco por casa, ambos trabajan y cuando llegan a su vivienda es para cenar. Suelen utilizar de forma alternativa el telechino o la telepizza. Estas costumbres tan poco enraizadas en la tradición culinaria española han despertado la curiosidad de los vecinos octogenarios que viven enfrente de ellos. La señora no aprueba esos métodos alimenticios y de vez en cuando les hace una cena "como Dios manda". El señor tampoco se queda al margen y a veces les compra verduras para que su alimentación sea más sana. Pero estos vecinos son muy prudentes y nunca traspasan el umbral de la puerta para no inmiscuirse en la intimidad de la pareja.

Al poco de instalarse allí, un fin de semana golpeó en su puerta el vecino de abajo para advertirles de que su vecina de la letra C estaba pidiendo socorro y que le dejaran entrar para ver qué se oía a través de la pared colindante. Los recién casados estaban durmiendo y no habían oído nada. Al abrir la puerta se encontraron con que venían más vecinos al oído de la llamada de auxilio y que se colaban en la casa. Todos pensaban que la tragedia estaba servida porque la mujer en apuros estaba recién divorciada y se la imaginaban al borde de la muerte. De esta manera, con el pijama aún puesto se encontraron con la casa llena de curiosos y, lo que son las cosas, se interesaban más por las reformas de la vivienda que por la suerte de la vecina que pedía ayuda. La cosa fue más leve de lo que se pensaba, simplemente se había quedado encerrada en la terraza y pedía ayuda para salir. Todo se arregló con la visita del cerrajero.

Después de este incidente mis amigos de la letra D tuvieron que llamar dos veces al cerrajero porque la puerta no se podía abrir, pero ambas ocasiones estaban exentas de parafernalia anecdótica. Ha sido la última visita del cerrajero, que paso a describir, la que goza de todos los elementos de una puesta en escena teatral que va desde el vodevil al drama.

Detrás de la puerta D había reunión familiar; se celebraba el cumpleaños de la joven esposa. Era una reunión muy íntima, se habían reunido a comer tan solo con sus padres. A la hora de servir el café, la madre de ella propuso invitar a los vecinos octogenarios ya que eran tan amables con la pareja. Cuando llamaron a la puerta A para invitarles a tomar el café, los vecinos se resistían bajo la excusa de que ellos no querían turbar la intimidad de la celebración. Después de la consabida discusión con sus tira y afloja, finalmente accedieron a la propuesta.

No sé si la falta de costumbre o lo imprevisto de la invitación, puso al matrimonio octogenario nervioso y salieron dejando las llaves puestas en la cerradura interior. La puerta se cerró y no se podía abrir desde fuera. Lo que en principio era una celebración, se tornó en otra cosa. Una vez dentro de la puerta D, en vez de tomar café se pusieron a buscar el teléfono del seguro para que enviase a un cerrajero. Sin embargo, el señor mayor se resistía a una solución tan drástica y buscó otra alternativa para abrir su puerta.

En la Letra B ya no se encontraba el señor que vivía solo, había fallecido hacía dos días, pero estaba su la familia. El abuelo de la puerta A vislumbró una solución: el truco de la radiografía para abrir el resbalón de la cerradura. Ni corto ni perezoso de dirigió a la letra B y tras dar el pésame a la familia les pidió que buscasen una radiografía, que él sabía que hacía poco se había hecho el difunto. Los deudos del muerto abandonaron sus duelos para buscar la radiografía y cuando la encontraron se la entregaron al octogenario.

Cada vez había más gente en el descansillo, los que llegaban le daban el pésame a la familia que estaba en duelo y se unían al coro de mirones que observaban el intento de abrir la puerta con la radiografía. En un momento dado, el octogenario le preguntó a la familia del fallecido si no les importaba que doblase la radiografía, a fin de cuentas ya no les hacía falta. Pero tras muchos intentos, aunque movieron el resbalón no pudieron abrir la puerta y al final vino el cerrajero a hacer caja.

Me imagino que desde el cielo el difunto estaría tronchándose de risa viendo a sus vecinos luchar contra la maldición de la puerta.

Sección-Expedientes-X

¡¡Ni me menees!!

14 comentarios:

Anónimo dijo...

Y a todo esto que dice Mauri, y Belén, y Vicenta... porque no avisasteis a Emilio y con un poquito de por favor os lo solucionaba. La realidad siempre es mucho más increíble que la ficción. Un beso.

Anónimo dijo...

Surrealista (o debería decir dantesco).

Unknown dijo...

Pero ¿tienes amigos viviendo en "La comunidad"?.

Me encanta la historia,digna de Kafka.

Zifnab dijo...

Me jode no ser original (antes muerto que mediocre) pero si que parece cosa de mezclar al divino Franz, Aqui no hay quien viva y la Comunidad. En la mía más allá de un par de asesinatos (no es broma) no ha pasado nada. Y de los asesinatos no te puedes reir. De los corrillos de vecinos para cotillear acerca de las causas de los decesos y de las cosas que ellos sabían "de muy buena tinta", tampoco, porque son muy odiosos.

En fin, creo que un día tendré que hablar de eso.

Se feliz

P.D - Mis condolencias por el señor del B...

chousas dijo...

Vaya comunidad de vecinos O_o
Por aquí estas cosas ya es raro verlas...

Anónimo dijo...

no pedirian la cartera del difunto para pagar la factura, no? con eso de que ya no le iba a hacer falta
;)

Anónimo dijo...

Me gusto el post.En cada rellano si dejamos ir la imaginación o la curiosidad pueden succeder cosas increibles...

Anónimo dijo...

hola tocaya! (no se si asi se le dira tambien alla a dos personas con el mismo nombre). Creoque es fantasticopoder compartir vivencias de mujeres desde tan lejos. Te seguiremos, somos 5 amigas que queremos hablar de las cosas que contamos en nuestras reuniones, las cosas que compartimos y que los demas no saben. En verdad que de la mnayoria de nosotras no se deben imaginar las cosas que hemos contado y vivido. Aca en Chile aun no somos tan liberales y si contaramos estas cosas abiertamiente nos mirarian muy mal.
Estaremos en contacto.

Besitos, besos

Luzita

Anónimo dijo...

Muy bueno lo que escribiste sobre Chile, lo hiciste hasta mejorqueun propio chileno. Te quise dejar un comentario en esos post pero no tenia comoasi esque volvi aca. Super buenos!

Anónimo dijo...

Me reitero en lo que ya han comentado, parece una mezcla de varias "comunidades". jeje. Yo también he pasado por el tener que llamar al cerrajero y más de una vez, aunque no he tenido nunca tanta expectación. La abren con tal facilidad que se te queda una cada de "idiota" pesando en que has gastado un buen dinerito en una puerta de ¿seguridad?. En fin...

Anónimo dijo...

Muy bueno el post, y creo que hoy todavia suceden cosas de ese tipo en muchas comunidades, aun sigue existiendo cierta relacion de vecindad que no seria bueno perderlo, a mi ya me paso alguna, incendio incluido, y me alegra que alguien escriba sobre ello.

la-de-marbella dijo...

Me encanta Lula!!!!. Yo hasta hubiera pagado por estar en el relleno de esa comunidad. Lo de la radiografia buenisimo ademas me alegra saber que a ti tambien te psan cosas como esta. Nosotros somos seis vecinos en la comunidad y nos llevamos muy bien. Alguna navidad hemos montado sesiones de puertas abiertas y era como una gran casa a portal cerrado. De vez en cuando tambien surguen malos rollitos, pero todo queda en nada. Jajajajaja, me ha encantado. Saludos Marbellis

almena dijo...

Muy bueno tu post para leer a mi vuelta de un pequeño viaje de 6 días.
Surrealista comunidad! jajajaja
sí, siempre es el cerrajero el que gana...

¡Saludos!

Lula Towanda dijo...

mint Pues encaja como capítulo en "aquí no hay quién viva". Si lo vemos por la tele les acusaré de plagio. Cuento con vuestros testimonios.

mapashita Más bien Surrealista, la realidad supera a la ficción.

Telémaco5 Mis amigos viven en una ?comunidad? de Santa Eugenia, que como ves conserva las esencias de los barrios más castizos

Zifnab Eso de los asesinatos nos lo tendrás que contar. ¿se descubrió al asesinos?

chousas En Madrid es difícil ver esas comunidades tan cotillas, pero haberlas haylas.

pablo jajaja, No llegaba a tanto el atrevimiento del abuelete de la letra A. Pero la paciencia de la familia del difunto era encomiable.

cerise La verdad es que vivimos tan deprisa y tan a nuestro aire que no nos enteramos de la misa la media. La de cosas que se esconden detrás de cada puerta. Me acuerdo de la novela del Diablo cojuelo que se metía en las casas por las chimeneas para cotillear.

LuZita Aquí también se llama tocaya a las del mismo nombre. Ahorita mismo me cuelo en vuestro blog por si hay novedades. Es bonito ver la vida con ojos de mujer desde distintos continentes. Tan lejos y seguramente tan iguales. Los enlaces que te envíe de relatos sobre Chile son de una página web estática en la que no se pueden poner comentarios. Los publicaré en el blog para que puedan opinar acá y allá.

María El relato es verídico, me lo contaron hace una semana tomado una coca-light con la joven de la letra D y su madre. Me tronchaba de risa y nada más contármelo me decidí a escribirlo.
Respecto a lo de abrir puertas, la mía es la única de la comunidad que no está blindada, por eso nos la reventaron mientras estábamos de vacaciones. Parece que mis vecinos son poco curiosos y no oyeron nada. Tengo algo escrito sobre ello que un día de estos lo colgaré en el blog.

xodo Pues tienes razón, es bueno que haya un sentido de comunidad y la gente se preocupe por los que pasa en otras casas sin llegar a ser entrometidos. Como le comento a María nos reventaron la puerta de mi casa y ningún vecino oyó nada.

la-de-marbella Muy interesante los de puertas abiertas. Pasas años compartiendo portal, escalera y ascensor y no sabes ni como es el recibidor de tus vecinos.

almena Pues sí, gana el cerrajero, el fontanero, el electricista, el pintor... Estamos dispuestos a pagar los que sea para volver al estado de normalidad de la casa que a fin de cuentas es nuestro último reducto