jueves, enero 22, 2009

Interneeeeeeet!

Año nuevo, vida nueva. Adiós Saturno S.A ., hola Universidad


Martes y trece, 9:30 a.m.

Con un frío glacial, con la nieve aún presente en las zonas umbrías del Campus, me dispuse a tomar posesión del despacho de asociada que comparto con tropecientos profesores.

Me encontré dentro de un despacho espacioso, con grandes ventanales protegidos por una reja monacal que deja ver la vida que transcurre en el Campus. El mobiliario, consistente en unas mesas negras y estanterías de madera, está dispuesto contra la pared salvo una mesa de reuniones situada junto a los ventanales. El despacho estaba vacío, no se veían signos de vida laboral, no había libros en los estantes, ni papeles, ni elementos de escritorio sobre las mesas, ni bolígrafos, estaba por estrenar. El equipamiento de telecomunicaciones era minimal: un ordenador de cierta edad sin conectar a la red y un teléfono domo de número desconocido.

Entré decidida a instalarme con mi portátil Towando, elegí la mesa de reuniones por ser la más grande y desplegué mis gadgets sobre ella. Encendí a Towando y me dispuse a buscar un punto de acceso Wi-Fi. El primer tropiezo fue que la Wi-Fi del Departamento no funcionaba. Como segunda alternativa me conecté a la Wi-Fi general de la Universidad, pero, ¡Oh, sorpresa! no entraba a mi correo de gmail, ni en el de la Universidad. Llamé al soporte del Departamento y no me cogieron el teléfono, subí a su despacho pero encontré la puerta cerrada. Me sentí aislada y a punto de emitir el grito Mojamuto : Interneeeeeeet!

Me fui a desayunar con un profesor que conocía y le conté mis cuitas de conexión. Me sugirió que me conectase por la Wi-Fi eduroam, y me pasó el enlace con el procedimiento de configuración del servicio. Pude acceder a las instrucciones pero ¡Maldición! para que me funcionase el servicio tenía que cambiar mi contraseña del correo y no me dejaba entrar. Para más INRI durante estos intentos de conexión se fue la luz por dos veces y por supuesto mi portátil no tenía puesta la batería(1). Ante este deadlock me marché a mi casa para poder poner un correo a los de soporte.

Ya en casa, tras meterme en el papel de Calimero, envié un e-mail lastimero de petición de ayuda y al día siguiente me sacaron de mi aislamiento, desde el que pude darme de alta en eduroam. Al final todo tenía su explicación, me contaron la idiosincrasia de la Wi-Fi general (1) y que encontré la puerta del despacho de soporte cerrada porque la confundí con la sala de ordenadores(3).

En mi nueva vida, por las mañanas habito el despacho, antes vacío e incomunicando, y ahora con un germen de vida doctoral.


Actualizado el 23 de enero de 2009 después de leer el comentario de Julen: he encontrado en el blog de Antonio Fumero un vídeo sobre de la historia de Internet. No siempre hubo Internet y sin embargo se trabajaba. Yo aún lo recuerdo y algún día lo contaré.

(1) Soy miserable con el uso de la batería para que me dure más tiempo. Cuando se va la luz tomo conciencia de mis miserias.
(2) Es difícil conocer la mente del administrador de la Wi-Fi general de la Universidad. Tiene filtrado el acceso al https, lo que impide acceder a cualquier aplicación que requiera autentificación segura. Se puede acceder a las páginas webs abiertas pero no se puede leer el correo de la Universidad. ¿Para qué sirve entonces este Wi-Fi? ¿para leer El País?
(3) Esto de ser nueva tiene estos inconvenientes

¡¡Ni me menees!!

9 comentarios:

Julen Iturbe-Ormaetxe dijo...

¿Te acuerdas cuando no existía esto de Internet? Tremendo escalofrío.

Lula Towanda dijo...

Julen: Sin ir más lejos en 1995 y se trabajaba tan a gusto.
Da miedo la dependencia.
Tengo que escribir mis memorias a.i. (Antes de Internet)

Rrío dijo...

¿Os imagináis que un buen día dejase de funcionar la red? ¿que ni el correo ni el navegador se pudiesen conectar con parte alguna?

Hasta incluso los jueces se quedarían sin poder organizar sus huelgas por falta de sistema para organizarse.

Creo que los departamentos de sistemas han acumulado mucho poder, y lo saben. Cualquier día formarán una logia similar a la de los masones, en la que se entrará tras haber superado las correspondientes pruebas de lealtad, y entonces ¡tiembla, mundo!.

Anónimo dijo...

Lula, parece que has encontrado la sede general de Murphy y Asociados ;-)

¿Antes de Internet?¿Esos qué tiempos eran?Misa no recordar...

Fernando García Pañeda dijo...

En peores plazas habrás toreado.
Me ha gustado el relato, con final feliz (todo tiene su explicación) y todo.
Hala, a crecer, germen.

Lula Towanda dijo...

Rio: Tu y yo sabemos que es posible trabajar y muy bien sin la red, lo que pasa es que estamos enganchados y tenemos el síndrome de abstinencia. Un día de estos nos dará el delirium tremens.
Los Departamentos de Sistemas que debieran ser un arma cargada de futuro son en realidad una apisonadora de ilusiones de los usuarios.

M@k: Bueno, es que era martes y trece. Al final quedó en susto.
Te podría contar lo que es la innovación sin Internet, que existió. Tal vez lo escriba.

Fernando: Al final no hay mal que un día dure. A ver si empiezo de una vez a germinar que aún no me he puesto en serio.

almena dijo...

Ya, pero es menos amargo luchar contra los elementos que luchar contra la fauna laboral de Saturno ¿no?

:)

Un abrazo!

Antonio dijo...

Saturnales... Curioso que las niegue un Capricornio.

Lula Towanda dijo...

Almena: Menos cornás dan los elementos. Dejo en Saturno mucha fauna depredadora pero también muchos amigos.

Nyo: Mis carencias de mitología son muchas. Lo poco que sé lo encontré rebuscando.
En las saturnales liberaban a los esclavos temporalmente. En mi caso la liberación ha sido definitiva cuando el sol ha entrado este año por capricornio. Yo no lo niego, lo cuento