sábado, diciembre 10, 2005

Torneo de golf

Hace un par de años en el puente de la Constitución se organizó un torneo de golf en una zona del sur de España. Los participantes eran empleados de una gran Corporación y sus familiares directos. Asistí como acompañante a título de esposa y esto es lo que aconteció...

Los torneos de golf que organizan algunas Corporaciones son reuniones dignas de estudio sociológico porque cada persona tiene dos componentes: su nivel jerárquico y su handicap personal, siendo normal que estos valores estén descompensados. En este caso concreto, el secretario del consejo, máxima autoridad(1), era el que tenía peor nivel de juego(2) .

Uno de los puntos más conflictivos de un torneo es organizar los grupos de salida. Normalmente los jugadores quieren jugar con otros de nivel de juego superior. Como no es posible satisfacer a todos, siempre hay alguno que protesta cuando le incluyen en el pelotón de los torpes, salvo que le toque con el secretario del consejo en cuyo caso no podrá disimular su satisfacción.

Otro efecto que se manifiesta es el efecto coronela, que consiste en que la esposa hereda la jerarquía de su marido y establece relaciones jerárquicas con otras esposas. En este caso, el nivel de juego del marido no puntúa en el plano de la relación. Este tipo de relaciones se manifiesta sobre todo a la hora de la comida cuando se agrupan por mesas y en los asientos del autobús.

La competitividad de juego se complementa con la pugna por los recursos escasos, tales como proveerse de bocadillos en una parada del autobús, la lucha por encontrar mesa en el comedor, la aventura de llenar tu plato trinchero con el buffet del hotel, un asiento delantero en el autobús... En estos comportamientos puedes entrever la vileza del ser humano en todo su esplendor.

Inicié el viaje con mi mejor predisposición y respeto a los participantes, pero tras tres días de sufrir la marginación social de las coronelas, de quedarme sin nada que poner en mi plato trinchero, ni mesa en que sentarme, harta de ver hacer trampas al secretario del consejo(3) y escuchar como le adulaban sin el menor recato, se me despertó lo peor de mí misma y haciendo gala de la frase de Mae West: Cuando soy buena, soy muy buena, pero cuando soy mala, soy mejor, tracé un plan y en el viaje de vuelta pude ejecutar mi venganza.

Primero trinqué el mejor sitio del autobús en el que solía sentarse una coronela por la que sentía especial inquina. Cuando llegó la presunta usufructuaría del asiento, empezó a hacer comentarios sobre la falta de respeto a los mayores. Me hice la tonta -que se me da muy bien- y seguí sentada en mi sito como si nada. La muy bruja, le quitó el sitio a su mejor amiga y cuando ésta llegó se excusó acusándome, pero yo tenía la conciencia muy tranquila.

En la primera parada del autobús, dada mi situación estratégica, pude salir de los primeros y pillar un pedacito de mostrador. Para reservar el sitio hasta que viniera mi marido me coloqué de espaldas al mostrador apoyando los codos en la barra. No era una postura muy femenina pero era estratégicamente acertada. Estando de esta guisa vi acercarse al secretario del consejo, que acostumbrado a todo tipo de deferencias esperaba que le cediese parte de mi sitio. Craso error de cálculo por su parte; con una mirada cargada de intención y una sonrisa maligna separé aun más los codos de mis costillas y no dejé resquicio alguno para el jerarca que, con la mirada baja, se fue a buscar otro sitio.

En el próximo torneo, que tiemblen las coronelas y los jerarcas

(1) Mi subconsciente me traiciona, cuando digo autoridad me sale la palabra incompetente y tengo que reprimirme.
(2) Para los que no estén familiarizados con los términos del golf: con un peor nivel de juego el handicap es más alto. En el relato el golfista hay un mini glosario de términos
(3) El fedatario, le daba patadas disimuladas a la bola para sacarla de zonas difíciles. Actitud totalmente reprobable en un caballero.

sección-Handicap 43


technorati

¡¡Ni me menees!!

13 comentarios:

almena dijo...

cómo me ha regocijado la "versión Lula" de Mae West.
ún olé por tus "amígdalas" :-)

y un besazo

Unknown dijo...

Lula recibe mi más sincero aplauso. Como odio a las jerarquías y a los pelotas que las alimentan. Y como admiro a los seres libres y con personalidad fuera de la manada.
De todas modas me ha quedado una duda: ¿Y tú marido que te dijo cuando se enteró?. ¿o no se enteró?.

Anónimo dijo...

Muy bueno Lula! jeje. Mae West a tu lado no tiene nada que hacer. Espero que nos relates el próximo torneo porque creo que puede ser muy divertido. Besos.

Anónimo dijo...

Cuando la gente dice que el golf es perfecto para establecer buenas relaciones de negocios, yo siempre pienso en cosas como las que tu cuentas.
Afortunadamente, cuando leo post como éste, me alegro de tener una miniempresa en la que el jefe (osea, yo) no juega al golf. Y los empleados, tampoco...jugar al golf es un handicap para ser entrar a trabajar conmigo :P

Lula Towanda dijo...

almena Es que a veces no queda más remedio que ser un poco mala. Me encanta Mae West y sus frases geniales (las chicas buenas van al cielo, la otras a todos lados, etc..). Una mujer muy por delante de su tiempo y que desmonta el mito de la rubia tonta.

Telémaco Tengo múltiples virtudes laborales pero entre ellas no se encuentra la facilidad para el peloteo. Soy muy crítica (eso antes estaba bien visto en el i+d) y con el tiempo he aprendido a ser mucho más prudente y a callar para no crear conflictos (ahora no está de moda tener opinión), pero me paro al punto en que tengo que mentir para adular o para engañar. Esto me ha cerrado muchas puertas pero no me importa, puedo sobrevivir siendo un espíritu libre y siempre hay trabajo para el que sabe trabajar.
Mi marido es un espíritu más libre que yo (mis tres hijos llevan el mismo camino) y aunque no le anticipé mis planes malévolos, cuando le conté el corte que le di al Secre se rió mucho.

Lula Towanda dijo...

María .Veremos como saboteamos a las coronelas y nos saltamos las jerarquías. Desde luego que no será porque juegue yo mejor al golf , porque soy un espanto, tendré que recurrir a otras tretas.

aitor Creo que hay empresas en las que te pagan las clases de golf para que juegues con los clientes. Luego pasa lo que pasa, que le tienes que dejar ganar al cliente que como sabes siempre tiene la razón. Para mi el golf forma parte de mi ocio y no lo mezclo con los negocios, si me invitan a un torneo no lo rechazo pero para nada hablo de trabajo.
El golf te enseña a conocerte a ti mismo pero requiere mucho tiempo para mejorar el juego. Yo me enganché para no ser viuda de golfista y aunque juego de pena y no le dedico mucho tiempo, tengo la ilusión de que algún día seré capaz de controlar mis emociones en el campo de golf (en la vida sé que es imposible).
No subestimes a los golfistas, un handicap bueno indica que aparte de tener mucho tiempo libre, saben lo que es perseguir un objetivo sin cometer errores ni perder los papeles. Una perfecta alineación con la orientación a resultados.

chousas dijo...

¡Eres la mejor! XD
La regresión a la jerarquía primitiva... Tienes lo que obtienes y eres capaz de defender. Seguro que ni te pidieron que cedieras el sitio ¡Tú eras realmente la que estaba por encima para sus paleolíticas cabecitas! XD

Karolina dijo...

jajaja ya te imagino con los codos apoyados de espaldas sobre el mostrador y haciendole el quite a todo lo que se acercara. ¿Quién no ha guardado un lugar adoptando las más extrañas posiciones?... jjajaja
Genial como siempre!!!.
Ah! y la historia del bolso también me ha gustado mucho. Me ha hecho recordar la locura que cometí también al comprar una vez un bolso que, lamentablemente, jamás bajó de precio.
Saludos Lula!! y por si no nos posteamos antes de Navidad (que los examenes finales me traen loca!), te deseo que pases unas lindas fiestas junto a tu familia.

cerise dijo...

¿¿¿ Pero ??????
entre miradas asesinas , codos vengativos,etc..etc... has podido acercarte a algun hoyo?

Anónimo dijo...

muy bien hecho, la gente tiene por costumbre creer que tienen a los demás por debajo y cuando alguien les hace ver que no es así pues se mosquean, pero si les pica..

Anónimo dijo...

Me he divertido mucho imaginándote en la barra y la cara de la "coronela" cuando le quitaste el sitio.
Yo creo que los peores son los pelotas que "malacostumbran" a los jefes. A mí ese rollo no me ha ido nunca, aunque cada vez (como tú) procuro ser más prudente.

Anónimo dijo...

Emepecé a jugar al golf hace unos años tras engancharme a jugar en el PC. Pero siempre he mantenido que era algo personal y separado del trabajo.

Gracias por confirmarme que he hecho bien renunciando a esas invitaciones de clientes y proveedores. Cuando vuelva a tener dudas de si asistir o no, volveré a este post.

Lula Towanda dijo...

chousas Pues si, para la defensa me sale mi parte más negra. El reparto justo de los recursos y la igualdad de oportunidades no deben ser patrimonio de los de siempre y a veces es bueno recordárselo a los acaparadores. Me salió el lado Towanda.

La Revolución de las Costillas Tal como un vaquero del Oeste, en este caso sin vaso de güisqui para no despistarme ni perder reflejos. Desde luego nada femenino pero muy eficaz.

cerise Me acerqué a todos los hoyos lentamente, a pequeños golpes, para darle más emoción y saborear mejor el campo de golf. Juro que la venganza no era por despecho de lo mal que jugué.

pablo Pues sí, se mosquearon un poco, tenían mal perder. No creo que se dieran a la reflexión, más bien a autoafirmarse en sus privilegios.


mapashita .Tanto las coronelas como los pelotas me parecen que están fuera de lugar y que no tienen ?dignidad?. En cuanto a los jefes que se dejan regalar lo oídos, es muy humano pero deberían tener los pies en el suelo.

Rafa El golf es una magnifica herramienta de diversión y de perfeccionamiento personal, si se contamina con los negocios pierde su significado y es otra cosa.