martes, octubre 18, 2005

La paella campera

En el último post del blog un pequeño experimento de mi amiga virtual María comenta que para el fin de semana se le avecina una paella en barbacoa. Esto me ha traído a la memoria algo que escribí hace tiempo y al releerlo me ha dado la risa tonta y he pensado que a vosotros también os podría hacer gracia.


Todos tenemos en lo más profundo de nuestro ser cierta querencia por las costumbres domingueras, entre las que destaca con luz propia "La paella campera". Nadie se resiste a una invitación a semejante evento cuando la propone un grupo de amigos divertidos, entre los que se encuentra al menos uno que sabe hacerla con maestría.

Organizaron unos compañeros de trabajo de mi marido, de la noble casta de funcionarios, una paella en Alpedrete. En este caso, la experta cocinera además de su trabajo culinario aportaba el recinto campero, un chalet con parcela rústica propiedad de su familia. Nos juntamos cinco parejas con abundante prole de distintas edades, que rápidamente soltamos por la finca para su esparcimiento, de forma que los mayores pudiéramos concentrarnos para realizar el ritual de la preparación de tan barroco plato.

Dado que el chalet sólo lo usaban como segunda vivienda, todo el mobiliario del jardín lo tenían guardado en un cuarto trastero con un cierre metálico de esos que se abren de abajo hacia arriba. Por este motivo lo primero que se abordó fue intentar abrir el cierre para sacar las sillas y mesas, pero el primero que lo intentó fracasó de plano. A su auxilio fueron los compañeros masculinos, diciendo, ¡quita, quita!, déjame a mí. Varios negociados de esforzados funcionarios, por más que se empeñaron al unísono en empujar hacia arriba, no consiguieron mover el cierre ni un milímetro.

Resignados, pasamos al plan B de mínimos, sacamos una mesa de la casa para poner los útiles de cocina, renunciando a la comodidad de las sillas y las mesas. Con un espíritu entre hippie y bucólico cada uno buscó su trocito de monte donde aposentarse cómodamente. Se preparó el fuego de leña sobre el que se depositaría la paella de hierro que mágicamente transformaría el pollo, el marisco, las verduras y el arroz en un plato multicolor y sabroso.

A punto de finalizar la paella, el sector técnico de los funcionarios, capitaneados por el "perito Gallardo", intentó in extremis abrir el cierre con un gato mecánico. Este alarde de esfuerzo atrajo la atención de todos los comensales, dejando la paella abandonada a su suerte para que reposase. En esto, un gato, en este caso de carne y hueso, atraído por el aroma de tan exquisito plato y viéndolo tan abandonado, se dispuso a meter su zarpa para catarlo. Al grito de ¡el gato! todos lo mirones se fueron hacia la paella, dejando al perito haciendo vanos esfuerzos en solitario.

El perito, persona de gran corazón, le salió su lado más negro y corrió a coger el gato, para practicar el tiro al gato ante los gritos de los niños que decían ¡no! ¡no!. Gracias a Dios eso de que los gatos tienen siete vidas algo de verdad tiene y el gato aterrizó sin mayores problemas, para alivio de los asistentes.

La anfitriona estaba muy preocupada por el cierre bloqueado, temiendo que su madre, por la que sentía un gran respeto, la responsabilizase de la rotura. Cuando caía la tarde y nos disponíamos a partir, aparecieron su madre y su hermano. Cuando vimos a la madre, viuda de militar y de carácter adusto, comprendimos el temor de nuestra amiga. Pero más nos preocupó el tamaño súper-king-size del hermano, un auténtico armario de luna.

Lo primero que hizo el hermano fue dirigirse al trastero para abrir el cierre. En ese momento todos temblamos y hasta los niños se quedaron callados. El mocetón, con una mano, agarró el cierre y lo subió hasta arriba de un solo golpe. De repente, todos empezamos a reírnos de una forma compulsiva, algunos hasta se doblaban de la risa. La madre nos dirigió una mirada gélida que no consiguió parar nuestra hilaridad. Lo peor de todo es que no podíamos comentarlo, por eso, si se cruzaban dos miradas empezaba de nuevo la risa. Los niños estuvieron muy prudentes y no dijeron ni pío.

Así terminó nuestra paella campera bucólica, entre risas y sin que llegara la sangre al río.

Sección-Expedientes-X

¡¡Ni me menees!!

17 comentarios:

Anónimo dijo...

Por si te habías olvidado:

Mariluz, yo diría que es un 100 % seguro.

Con respecto al Cuco's, que te voy a decir, si pagas tú, eso está hecho.
Supongo que no te irás a arruinar, no? jaja

Agur.

Lula Towanda dijo...

¿Vale el viernes 28 a las 10:00 en cuco's?

¿cómo te reconoceré?

Por supuesto pago yo.

Anónimo dijo...

Pues también fué grande la paella. La nuestra la hacemos porque la "italiana" de mi adolescente le dijo que si podía probarla y aprovechando que tengo unos expertos, la haremos. Tuvo que ser memorable el tema del trastero, no me extraña que os diera la risa floja. Casi me da a mí al leerlo. Besos

Anónimo dijo...

Me he reído mucho. Sobre todo al imaginar a todos ante el "armario" de hermano.
Por cierto la paella tiene una pinta buenísima.

Unknown dijo...

Lula, me he reido tanto y leyendote me he metido tanto en la historia que hasta se me ha hecho la boca agua.
¡Eres genial!

Briseida dijo...

jajaja oye, la modalidad del "tiro al gato"... :-))

cerise dijo...

Una paella al campo o cualquier otra comida informal si no tiene sus pequeños momentos de suspenses , caidas o lo que sea no es una comida completa.

Zifnab dijo...

Y que tal salió la paella? Porque yo hombre materialista donde los haya creo que España debería ser imperio por la paella. Y en cuanto a la viuda seguro que era una mala persona, porque alguien que no se enternece ante el aroma del sofrito y del marisco todo junto en un excelso totum revolutum...


Me estoy poniendo malísimo


Se feliz

Anónimo dijo...

Mariluz, me reconocerás inmediatamente, no hay otro como yo...

Ahora, si eres tan amable de indicarme donde se encuentra el tan mentado CUCO'S, te lo agaradeceré..

Agur.

Anónimo dijo...

esas cosas si que se recuerdan para toda la vida..
por lo menos la paella estaría rica :)

Lula Towanda dijo...

Para Anonymous

Mejor quedamos en el centro comercial de Arturo Soria Plaza (parking gratuito 1 hora) en la cafetería Vait (1º planta).
Supongo que sabes dónde está o sabrás encontralo.
No sé si te reconoceré inmediatamente o desyunaré sola.

cris dijo...

Suerte la del gato,que con semejante grupo de amigos tenía muchas posibilidades de acabar en la paella, y no como invitado precisamente.

Anónimo dijo...

Me apunto a lo que dice Zifnab, si hay algo que nos une a todos en este país es la devoción por la paella campestre, auténtica seña de identidad colectiva. Deberíamos hacer un fotoblog colectivo donde colgar nuestras mejores fotos de paellas, seguro que funcionaría.

chousas dijo...

Si es que el que sabe... sabe XD
(El otro día le desatasqué un cajón a mi abuela :P )

Anónimo dijo...

Mariluz, eso ya me suena de algo...

En fin, te aseguro que me reconocerás, soy inconfundible...

Por cierto, se me ocurre otra pregunta...cómo te reconoceré yo a tí????

Agur.

Unknown dijo...

Lula, viernes 28 10:00, centro comercial de Arturo Soria Plaza (parking gratuito 1 hora) en la cafetería Vait (1º planta).

Que lástima no vivir en Madrid sino me presentaba yo también para conocerte en persona. Seguro que sería capaz de reconocerte.

A ver si se va a presentar en la cafetería medio Madrid.

Lula Towanda dijo...

María Espero que os riáis tanto como en mi paella campera y luego lo puedan contar las Italianas por Venecia. Seguro que hace bueno.

mapashita La paella estaba buenísima y nunca le llevaría la contraria al hermano armario de luna.

Telémaco5 Me alegro que te rieras, lástima que no probaras la paella. Por cierto si vienes a Madrid avisa y nos tomamos unas cañas o un cafetito según la hora. Como desconozco tus coordenadas geográficas, no te podré avisar si paso cerca de tu zona. No creo que el "medio Madrid" tenga otra cosa mejor que hacer que contemplar el encuentro en la tercera fase con Anonymous.

almena Tengo una foto del perito Gallardo en el tiro al gato. Esta en papel y tengo que rebuscar, pero si la encuentro la digitalizo y la cuelgo en el blog.

cerise Pues si, las comidas camperas dan mucho juego para la anécdota. Si no pasa algo parece que has comido en la cocina de casa.

Zifnab La paella salió buenísima y la madre de la cocinera, la viuda adusta, llegó cuando habíamos terminado de comerla. Aunque parecía la madrastra de Blancanieves, no creo que fuera tan mala, mas bien era muy seria.

pablo la paella buenísima, pero la parafernalia mucho más interesante.

cris Pues la paella llevaba conejo, no se si el gato reconoció algo familiar...la verdad es que me sorprendió el perito Gallardo, una persona muy tierna y solidaria, pero poco amigo de los gatos por lo que pude ver. Luego juraba que lo tiró sabiendo que no le pasaba nada, pero disimulaba muy bien.

mint La paella lo tiene todo, su elaboración es un acto de colaboración: todos ayudan a su realización, todos miran como se hace mientras lo jugos gástricos se pasean arriba y abajo, todos se la comen con deleite mientras la conversación fluye y salvo algunos que se escaquean, casi todos recogen los restos de la comilona. Es una buena idea tener un fotoblog con el motivo ?paella?. Ceo que el sector Valenciano arrasaría.

chousas Se dice que más vale maña que fuerza, pero al muchachote fuerza no le faltaba, se debió caer de niño a la misma marmita que Obleix. Que contenta estará tu abuela con su nieto, que se lo arregla todo, todo, todo...

Anonymous Me reconocerás porque llevaré colgado del cuello una cinta de la que penderá el gadget que puse a remojo y cuya historia cuento en el post del viernes 21.