Exorcizando fantasmas (2)... por el Día del Libro
Yo quería ser pirata, Ernest Hemingway y azafata.
La cosa es que logré primero lo tercero porque a los diecisiete años decidí dejar temporalmente los estudios y mi madre me mandó a Alemania de au-pair , y cuando regresé decidí empezar a ganarme la vida y pagarme la universidad y todo eso y casi sin proponérmelo conseguí un puesto de trabajo en una línea aérea de esas de vuelos charter.
En el fondo fue una faena para mí lograrlo tan pronto, porque antes de cuatro años ya estaba hasta las narices de estar todo el día con la maletita en la mano y perdiéndome todas las juergas de mi pandilla, pero claro, ganaba una pasta para la época y la edad que yo tenía y en fin, con mi sueldo era un apoyo bastante grande en mi familia.
Como iba de un archipiélago a otro cada semana (de Canarias a Baleares y viceversa), pasaba más tiempo sola que yo qué sé y retomé la sana costumbre de leer; cuando yo tenía unos 14 años, allá en mi pueblo asturiano junto al Cantábrico, la biblioteca era mi segunda casa. Yo fui una cría muy acomplejada y retraída y mientras todas mis amigas empezaban a salir en tropita y quedar con chicos, yo me metía en la biblioteca y me quedaba hasta que Rosina, la bibliotecaria, cerraba las puertas a las tantas de la noche.
Por norma, entre semana, Rosina no te dejaba llevarte a casa más de un libro, y los viernes dos, pero a mí me dejaba llevarme los que quisiera, porque sabía que con dos libros a mí no me daba más que para empezar el fin de semana, así que cuando terminé todas las colecciones escritas para adolescentes (los Hollister, Puck , las mellizas de Santa Clara y Torres de Mallory , los gemelos Bobsey , los cinco de Enyd Blyton ) que te metían en la cabeza ganas de ser detective de andar por casa, empecé con Julio Verne y Emilio Salgari y hubiera dado mi vida por ser chico y convertirme en pirata, porque ser chica a los 14 era un tostón.
Así que a los 15 años más o menos, por descarte, descubrí a Mark Twain , a John Steinbeck y a Hemingway , y me enamoré de este último porque encarnaba todo lo que yo hubiera querido ser en la vida, excepto, claro, el tiro final. No me preguntes por qué no quise ser García Lorca o Miguel Hernández , o maestra o enfermera, los dos primeros porque, a riesgo de recibir un palo, en aquellos días me parecían un poco? agonías, y las dos segundas opciones, pues porque ni los niños ni los enfermos eran lo mío, para qué voy a mentir.
Yo quería ir a una guerra, escribir lo que sentía, vivir pasiones y aventuras que me dejaran cicatrices en el cuerpo y en el alma, aunque visto desde la perspectiva del tiempo, lo que sucedía era que yo no quería vivir la vida que me había tocado, al menos en aquella época.
Pero la vida de azafata me obligó a desprenderme de la coraza con la que escondía mi timidez, porque es muy chungo eso de ponerte de pie en medio un pasillito y hacer el ridículo delante de tropecientas personas que se están cachondeando de ti mientras tratas de explicarles cómo salvar su vida en caso de emergencia; eso te quita hasta el complejo de Electra si te aplicas. Así que poco a poco fui perdiendo las capas de cebolla que me cubrían, y en el camino también fui perdiendo las ganas de ser pirata, de vivir una guerra, de dormir en una tienda de campaña en el Serengeti , porque ya bastantes tumbos daba mi vida a los veintidós años como para meterme en esos berenjenales.
Por esa época fue cuando volví a leer a Lorca y a todos los que en el instituto se me habían atragantado; no me dejaron de parecer un tanto agonías, soy sincera, pero al menos empecé a poner los pies en el suelo y dejar de evadirme en historias que no me iban ni venían, así que entonces decidí escribirlas yo; inventarme esas vidas que me hubiera gustado vivir o simplemente convertir en un cuento cualquier pequeña anécdota de mi vida.
Con los años caí en la Página Definitiva y de rebote en La Sección Femenina , así que supongo que en último lugar conseguí mi segundo deseo de la niñez, el de emular a Hemingway, porque lo de pirata ? je, je, ¡¡Internet da mucho juego !!
Sección-Reflexiones
lecturas, sueños, libros, escribir
7 comentarios:
Hay unas cuantas formas de pirateo. Y no sólo por internet ;)
Acabarás yendo al abordaje. Siempre volvemos a los principios.
Buena cacería.
Fernando, por ahora la de Internet es la alternativa más cómoda y segura, aunque quién sabe???
Gracias por leerme, estuve echándole un vistazo al enlace que dejaste en el comentario a mi último post, tu novela tiene MUY buena pinta, espero echarle el guante lo antes posible.
Besos.
La verdad, la imagen de la azafata explicando cómo ponerse el chaleco siempre me ha parecido muy incómoda.
Acabo pensando en qué estará pensando la azafata.
Sigue escribiendo así, me encanta.
Besos
Me ha gustado tu abordaje pirata
salu2
Lula: lo de los estudiantes sigue mal y con perspectivas de volverse cada día peor
hay veces que dan ganas de coger un barco y salir a la mar, que tanta gente en tierra ya cansa :)
Rebecuqui Lo primero que quise ser de pequeña fue ¡AZAFATA! Pero cuando empecé con los idiomas me di cuenta que lo mío era lo de las matemáticas y la física ¡lastima! Con los años descubría que me daba pánico volar. En fin, que el sueño me duró un suspiro. Me encantaría ser pirata versión informática, pero sería una hacker buena, solo para hacer el bien. Lo de bajarse música no lo puedo considerar piratería sino compartir cosas con todos los amigos del mundo mundial
Respecto a las lecturas, empecé por lo mismo que tú pero seguí en vez de tus escritores aventureros por los rusos, el Quijote y el Siglo de Oro. Poco espíritu aventurero (salvo el Quijote) y mucha reflexión por la vida y un gustillo por la ironía.
Creo que, con escasas diferencias, todos empezamos por las mismas lecturas y a las mismas edades. Y, según seguimos leyendo, a todos (los que leemos) se nos pasa por la cabeza lo del pirateo. Aunque yo recomiendo el corso, que viene a ser lo mismo, sólo que después de hacerte rico (compartiendo el tesoro con el Tesoro) te condecoran y te queda un retirito con pensión de lo más mono.
Muchas gracias por tu interés, Rebecuqui.
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