domingo, octubre 16, 2005

Crueldad infantil

Tengo poca fe en el género humano y pienso que todos nacemos con una dosis de crueldad que manifestamos de forma transparente en la infancia y que practicamos, escondemos, olvidamos o superamos con la madurez.

En mis tiempos de la infancia, cuando se terminaba la primaria se realizaba el curso para el ingreso en el Bachillerato. Las alumnas del curso rondaríamos los nueve o diez años, por lo que se puede decir que éramos tiernas infantas. Empezábamos a sentir el espíritu gregario, por lo que aplicábamos la marginación social a las niñas que por algún motivo no encajaban en el rebaño. Una de estas niñas era Milagritos, que había cometido el terrible delito de ser tartamuda, siendo frecuentemente objeto de burla por las niñas bovinas, entre las que me encontraba cómodamente integrada.

La tutora de este curso era Sor Asunción, una monja muy bajita, con una dentadura perfecta -creo que era postiza- y una dicción más admirable que su dentadura. Se jactaba Sor Asunción de que nadie que hubiera pasado por su curso había salido sin pronunciar correctamente y aunque tenía sus logros en varios casos de frenillo(1), el caso de Milagritos era todo un reto para ella ya que además de ser tartamuda era sevillana.

Sor Asunción aplicó la terapia de Demóstenes, quien, según ella, era un magnífico orador que superó su tartamudez poniéndose pequeñas piedras debajo de la lengua que le forzaban a hablar más despacio venciendo de este modo su defecto. Como mujer innovadora, sustituyó las piedras por aceitunas con hueso que le daba a Milagritos para que se las comiera y dejara el hueso en la boca para practicar el método.

Milagritos no debía de tener mucha fe en el sistema, se comía las aceitunas y en cuanto podía escupía el hueso. Sor Asunción empezó a perder la paciencia al ver que no conseguía ningún progreso y que la niña iba camino de agotar las existencias de aceitunas del experimento. Empezó a ser una rutina que nada más entrar en la clase espetara la siguiente frase: ¡Milagros, enséñanos el hueso de aceituna!, contestando la aludida con gran esfuerzo me me... me... me lo... lo... lo he comido. Nos reíamos toda la clase de ella sin ningún disimulo, a pesar de que sus mejillas se teñían de rojo y su mirada se hundía,más que en el suelo, en el sótano o tal vez en el infierno. La monja, furiosa, además de perder la paciencia casi perdía la dentadura cuando le decía: ¡Anda rrrrrrrrrrica, rrrrrrrrrrrica, rrrrrrrrrrrica, estorrrrrrrrrrbo!.

Un día Milagritos se escapó del colegio, harta de tanta humillación inútil y de tanta soledad. No preparó bien la fuga y la Guardia Civil la encontró en la carretera haciendo autostop hacia Sevilla. Cuando volvió escoltada entre los dos guardias como si fuese una delincuente, no pude sino sentir admiración por ella y pena por mí. Nunca más me reí de Milagros; creo que ese día me hice mayor.


(1) El frenillo lingual se trata de un repliegue de la mucosa que va desde la base de la boca hasta la lengua que puede causar problemas en la pronunciación de ciertas consonantes.

Sección-Reflexiones

¡¡Ni me menees!!

14 comentarios:

Unknown dijo...

Es triste pero no somos más que primitivos mamiferos. Sobrevivimos agrupandonos en rígidas estructuras sociales que expulsan de su seno a aquellos que consideran menos dotados y que podrían poner en peligro la subsistencia del grupo.

Yo consigo comprender que los niños actuen así, pues precisamente por eso el ser humano civilizado inventó la "educación".
Pero los adultos son aún peores. Esta claro que el sistema no funciona y que la educación no cumple sus objetivos. O peor aún, hemos olvidado cuales eran los objetivos de la educación.

almena dijo...

me has recordado aquella canción de Alberto Cortez...
"... aunque inocentes a veces
qué malos somos de niños,
nos burlábamos, me acuerdo,
de Rosa Leyes el indio"

Besos de domingo

Anónimo dijo...

Creo que tienes razón en cuanto a la crueldad de los niños, quizá yo también lo fui un tiempo. Lo que me ocurrió es que yo era muy charlatana, así que a las dos semanas de clase me sentaban con la niña "marginada" de turno, con lo que acababa conociéndola y respetándola.

Mar dijo...

Los niños siempre han sido crueles!
Todos hemos pasado por ese tipo de etapas, aunque nunca he pasado por ser de mí, de la que se rieran. Quizas también deberíamos hacerlo, para aprender una lección!!

Anónimo dijo...

la verdad que de pequeños mucha gente no tiene ninguna consideración tambien porque no se tiene en cuenta que las consecuencias que se pueden crear.

Anónimo dijo...

Creo que todos hemos sido "malos" de niños, a veces no sabíamos el daño que podíamos hacer, incluso aunque lo sufriéramos nosotros, seguíamos devolviendo sin pensar. Ahora que esa tutora colaboró mucho en que lo pasase tan mal Milagritos. No fué capaz de frenar a los demás niños y creo que fué la que más daño le hizo.

Zifnab dijo...

Yo no creo q los adultos sean peores. Si acaso más hipócritas más conscientes. Aunque yo de nano era muy consciente y sabía muy bien cuando me comportaba en condiciones y cuando era un bicho venenoso con los demás. Los niños son más tiernos y también más crueles, lo que no creo que sean es más inocentes.

En todo caso, la realidad supera a la ficción, que es un tópico, pero que mola, como el post del fotofrafo ese más majo que las pesetas que escribiste hace poco. Creo que Milagritos también merece una parcelita en el Olimpo de la mitología de tus recuerdos. A mi al menos me ha enamorado y la monja bruja madrastra me ha parecido una...
en fin que no me ha gustado.

Se feliz lula

chousas dijo...

Pues a la pobre niña esa le hicisteis mucho daño.
Sé bien lo que es aguantar a cierto tipo de borregos... Hasta que revientas y empiezas a hacerles ver que a lo mejor se llevan unas hostias de las de verdad, que pa chulo tú, y que los gallitos me los paso por...
En fin, que lo superé más o menos bien XD
Y esto se puede trasladar a la vida adulta. Veo con más simpatía que el resto a los que no hablan mucho o son más retraídos o se ponen fácil a la defensiva, porque pienso en la posibilidad de que detrás, en el pasado, hubiese todo eso.

cerise dijo...

Todos en nuestra infancia hemos sido crueles, despiadados, pero la gran mayoria nos hemos dado cuenta a tiempo ,y hemos rectificado, algunos por desgracia han seguido con esta crueldad.

la-de-marbella dijo...

De niña me parecia imposible que conscientemente se pudiera ser cruel con los demas. Nunca lo fuí ni consentí que se humillara a nadie. Esto me costó más de un problema con compañeros de clase menos humanitarios.Nunca me he arrepentido de mi actitud belicosa ante la injusticia ni de los castigos que sufrí por ella.

cris dijo...

Pues sí, los niños son crueles, pero es sólo porque tienen unos mágnificos maestros en todos los que les educamos. Aprendizaje vicario, creo que se llama.
Y si lo dudais, echad un vistazo a cualquier informativo.

Anónimo dijo...

Yo a mi edad sigo creyendo en la humanidad, que se le va hacer¡¡, sera que aun conservo la amistad con mi compañero de 2º de bachillerato, que era y es tartamudo

burtonbk dijo...

Yo también tuve experiencias traumáticas en la niñez debido a profesores poco pedagógicos, que nos golpeaban y nos ridiculizaban sin más. Actualmente hago clases en la universidad y siempre procuro no ridiculizar a nadie. El jemplo de Milagritos es fantástico.

Lula Towanda dijo...

Telémaco5 El objetivo de la educación nunca ha sido el respeto a los demás. La educación que me dieron fue para fomentar el gregarismo con un toque de competitividad. El objetivo era formar un rebaño de borreguitas muy dóciles y obedientes, pero debidamente ordenado por criterios absurdos. Las niñas que las monjas decidían que no debían formar parte del grupo sufrían un aislamiento social sibilino, algunas con la humillación otras llamándolas manzanas podridas que había que aislar por el bien de las sanas. En este entorno se daba rienda suelta a la crueldad infantil.
Cuando lo ves con ojos de adulto te haces cruces.

almena Mira que me gusta Alberto Cortez y no conozco esta canción. Quién diría que él también tropezó en esa piedra.

mapashita A ti te salvó las ganas de hablar, yo la tuve que ver entre dos tricornios para darme cuenta..

Mar Al final unos nos hemos reído y otros lo han padecido. Habría que dar la vuelta al mundo como dice el poema de Goytisolo: Érase una vez un lobito bueno al que maltrataban todos los corderos......


pablo Es la única disculpa, que no saben el daño que hacen.

María Pues si, la tutora no nos enseñaba nada bueno. No entraba en la materia del curso enseñar a respetar a los demás y hacernos un poco mejores a nuestra naturaleza cruel.

Zifnab Milagritos forma parte de mis recuerdos más tiernos, los que me han hecho mejorar. Ella me abrió los ojos, con su fuga me mostró que no hay que aguantar las humillaciones y que hay que ser valientes para salir de esta situación. Cuando la trajeron entre dos uniformes verdes, supe que yo vivía en una cárcel y no me había dado cuenta. Milagritos era mucho más lista y valiente que yo.

chousas Pues si, mi etapa de borreguita no es de lo más me llena de orgullo. Pero aprendí la lección y nunca máis.

cerise Algunos son niños eternos, con lo que eso conlleva

la-de-marbella Me alegro de tu vena justiciera y que no pese sobre ti un pasado borreguil.

cris No mejora la educación que les damos a su natural cruel

xodo Que suerte conservar un amigo desde el inicio del bachillerato y que seas de natural bueno. Unos nacen buenos y otros nos tenemos que ir haciendo mejores por el camino.

burton Me alegro que tus malas experiencias didácticas no te hayan desviado del recto camino del respeto por los demás. Yo también doy clases en la Universidad además de trabajar en una empresa privada (aquí se llaman profesores asociados), así que somos colegas.